Ricardo Del Muro / Austral
La administración Biden interpuso el lunes una demanda legal contra el gobernador republicano de Texas, Gregg Abbott, por interferir con la política migratoria federal por su controvertida decisión de desplegar boyas en la sección del río Bravo correspondiente a Texas para frenar el ingreso de inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo.
“Nos vemos en la Corte, señor presidente”, respondió Abbott a Biden, tras reiterar que seguirá adelante con su política antimigrante que ha dejado un saldo de 387 personas fallecidas en su intento de cruzar la frontera entre Texas y México.
El Departamento de Justicia notificó a Abbott que el emplazamiento de las boyas era ilegal, toda vez que violaba los compromisos internacionales de Estados Unidos, específicamente con México, e interfiere con la capacidad del gobierno federal para cumplir con sus “deberes oficiales”; es decir, la implementación de la política migratoria de Estados Unidos.
“La barrera flotante en cuestión aquí es una estructura que obstruye la capacidad navagable del río Grande…que es un río navegable de Estados Unidos dentro de la Ley de Ríos y Puertos. Texas no tiene autorización del Cuerpo (de Ingenieros) para instalar la barrera flotante y no buscó dicha autorización antes de hacerlo”, estableció el Departamento de Justicia.
Abbott es uno de los precandidatos del Partido Repúblicano que aspira a la presidencia de Estados Unidos, donde también compiten el expresidente Donald Trump y el gobernador de Florida, Ron de Santis, quienes también están utilizando la política antiinmigrante como bandera política.
El gobernador de Texas ha creado una unidad de helicopteros tipo Black Hawk y C-130, denominada Fuerza Fronteriza Táctica, para vigilar la frontera de Texas y además ha enviado a miles de migrantes en autobuses hacia Washington, Denver, Chicago, Filadelfia y California y Nueva York, como una forma de crear problemas en las ciudades santuario de los estados gobernados por democrátas.
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador al señalar que las acciones de Abbott son “politiquería”, además de ser desplantes ilegales, autoritarios, prepotentes e inhumanos, pero también son un ejemplo de la política antiinmigrante que caracteriza a los partidos de extrema derecha.
Este nacionalismo excluyente también es característico de los partidos europeos de extrema derecha que han revivido características del fascismo y el nazismo, lo que ha generado graves conflictos y manifestaciones contra el racismo en esos países
En Europa Occidental, el principal grupo objetivo del nacionalismo han sido los inmigrantes y los partidos de extrema derecha han señalado en particular a los inmigrantes procedentes de países muslmanes. Medidas como la prohibición del hiyab o el burka, así como evitar la construcción de mezquitas y la lectura del Corán ocupan un lugar destacado en los programas políticos de estos partidos, ya que consideran el Islam como la mayor amenaza para la seguridad y la identidad nacional.
En Europa del Este, en cambio, al haber existido pocas comunidades musulmanas, los partidos de extrema derecha se habían centrado tradicionalmente en las minorías establecidas (los romaníes y los judíos, principalmente) como la mayor amenaza para la nación. Sin embargo, cuando la crisis de los refugiados de 2015 trajo a miles de personas a sus fronteras, estos partidos de extrema derecha fueron cambiando, cada vez más, hacia una retórica antiinmigración que, al igual que sus homólogos de Europa Occidental, también señalaba al Islam.
En un momento, donde algunos políticos dicen no distinguir entre la izquierda y la derecha, el ejemplo del gobernador de Texas permite mostrar cómo piensa y qué hace un político de derecha.
Abbott ha hecho de su discurso antiinmigrante su principal bandera política. Abbott es gobernador de Texas desde 2015 y pertenece al Tea Party, una de las alas más conservadoras del Partido Repúblicano.
Antes de ser gobernador, se desempeñó como fiscal general de Texas (2003 – 2014) y como juez de la Corte Suprema de Texas. En ese puesto, se convirtió en enemigo del presidente Barak Obama (2009 – 2017). Durante su mandato como fiscal, Texas demandó al gobierno de Obama al menos 44 veces. Entre las causas, había algunas sobre el Obamacare y las reformas sanitarias promovidas por el presidente demócrata. Además, como gobernador, es uno de los políticos que están ligados estrechamente a la Asociación Nacional del Rifle, el principal grupo de cabildeo a favor de las armas de fuego en Estados Unidos. RDM