Héctor Calderón Hallal
La exigencia de atributos de independencia para esa que ha sido instancia del Poder Ejecutivo toda la vida, aunque depositaria de la histórica función del Ministerio Público… la multicitada y célebre ‘representación social’ del ciudadano, ha dado lugar a cambios de todo tipo: superficiales, de fachada; aunque también de fondo; profundos, al centro mismo del fundamento legal… no solo en las formalidades.
Instancia que por cierto, se llamó muchos años Procuraduría General , hoy Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
Tal exigencia de actualización y modernización, ha dado lugar entre otras cosas, a una mayor transparencia en las acciones de todos y cada uno de los funcionarios que intervienen en los protocolos de actuación policial, de control de detenciones y de la propia cadena de custodia, imprescindibles para sustentar acusaciones sólidas contra cualquier responsable o causante del delito en la entidad y, por tanto, para la preservación de la legalidad en la materia penal.
Pero al mismo tiempo, ha desencadenado un afán de mayor exigencia ciudadana, al desarrollo personal, profesional y humano de todos y cada uno de los servidores públicos que intervienen en el procedimiento penal, como seres con necesidades de toda índole que son, expuestos a los riesgos de la violencia y la inseguridad pública a cada momento de su actuación.
Individuos que han sido subestimados en sus necesidades laborales y afectivas, que han resentido la crudeza de todo un proceso de modernización y eficientización por competencia… como en muchas áreas laborales a nivel mundial.
Hoy, por ejemplo, debido a las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública local y del propio ordenamiento que da origen a la nueva figura, la llamada Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la profesionalización del servicio y los criterios para la selección como para la permanencia del personal de esa Fiscalía General, se han vuelto más exigentes y congruentes con la nueva realidad que afrontan tanto el estado como el país en general: De los 4 mil 053 aspirantes a integrar el cuerpo de Agentes del Ministerio Público, sólo 180 serán los elegidos derivado de los filtros aplicados. No obstante, aún con estas nuevas plazas, falta más personal.
Y es que en los últimos años hemos atestiguado con cierta resiliencia, que la capital de la república y su zona conurbada, ya no están exentas de la presencia del narcotráfico y la delincuencia organizada, como durante décadas sí lo estuvieron y solo eran algunas regiones del país las azotadas por ese flagelo… las cosas han cambiado; por lo que se hace necesaria la inversión en ese rubro presupuestal; se necesita más personal y mayormente capacitado.
Hoy, por lo que toca al Estado de México, se cuenta con ese gran instrumento que es el marco jurídico y la consecuente actualización para su desempeño legal, de la Fiscalía General de Justicia del Estado.
La urgencia por contar con funcionarios y autoridades preparadas para asumir las grandes acciones de Gobierno y de la vida cívica o colectiva en la entidad mexiquense en los rubros de la seguridad pública y la procuración de justicia, se ha vuelto indispensable.
En ese marco referencial se inscribe la llegada a la dependencia del Fiscal General José Luis Cervantes Martínez, desde marzo pasado.
Un servidor público con amplia preparación en el ámbito penal y constitucional, que tiene además, algo que ha faltado en los últimos procuradores y fiscales, tanto del Estado de México como, incluso, a nivel nacional: es un funcionario que además de ser innatamente hábil para la investigación y el liderazgo en las tareas de campo, se ha preparado y ha recibido la capacitación necesaria para volverse competente, en base a sus habilidades.
Se dice fácil y pudiera aparentar ser esta frase una simple lisonja… pero no la es: Habilidad es la capacidad que tiene un individuo para realizar una tarea; la Competencia es la forma de realizar esa misma tarea pero con notable destreza, experiencia o maestranza. Esta última se desarrolla con el adiestramiento… la práctica especializada.
José Luis Cervantes trae ese perfil en la genética; es imposible que lo niegue o lo esconda… “lo que se hereda no se hurta”. Es hijo del General Enrique Cervantes Aguirre, un soldado de pies a cabeza; disciplinado, ordenado, respetuoso de la legalidad y fiel a las instituciones del país, durante su alta responsabilidad en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000).
Pero Cervantes Martínez ha construido en base a su propia experiencia, su diagnóstico para la dependencia.
Una experiencia de muchos años a su paso por diferentes instancias de la propia dependencia que hoy encabeza, donde ha ocupado en el organigrama, desde los puestos más modestos hasta los más delicados y comprometidos:
En 2010 fue nombrado como subprocurador regional de Justicia en Tlalnepantla y muy rápido ascendió al cargo de subprocurador general de la entidad, hasta 2013.
Esto ocurrió durante el último tramo del sexenio de Enrique Peña Nieto. Con la llegada de Eruviel Ávila Villegas fue propuesto por el Ejecutivo como magistrado penal, con sede en Tlalnepantla en junio de 2016 por un plazo de 15 años que vencen en 2031. En 2019 fue cambiado de adscripción al distrito de Texcoco.
La competencia adquirida por el Fiscal José Luis Cervantes, es producto de muchas de sus habilidades y también de la combinación con numerosos adiestramientos para el trabajo de campo: Hábil para la resolución de conflictos, porque posee cierta habilidad innata para la crítica y la autocrítica; posee esa inteligencia emocional para motivar al trabajo en equipo; ha desarrollado la creatividad a lo largo de su carrera, gracias a esa habilidad cultivada de la orientación al logro; entre otras.
Cervantes Martínez, según lo que comentan colaboradores cercanos que le conocen desde sus inicios en las dependencias de seguridad pública a inicios de los noventa, tiene la costumbre de apersonarse de madrugada en las llamadas “guardias”, para supervisar personalmente en las agencias del Ministerio Público y en las bases de Policía Ministerial o invstigadora del Estado de México; sabe “desvelarse” en las guardias trabajando y, en algunos casos, sabe la hora a la que llega y el nombre del muchacho que vende pan y café instantáneo en un triciclo… porque es de los que sale de la agencia a tomarse un café con pan en la madrugada con su gente, para compartir y acordar incluso asuntos.
Sostiene que todo aquel servidor público de la Fiscalía o de la Policía Investigadora que no sabe lo que es desvelarse trabajando en una guardia, atendiendo al público y enfrentando los incontables problemas, de tipo jurídico y de falta de condiciones e instrumental para realizar el trabajo de investigación… no sabe lo que es trabajar en la Fiscalía.
Es un jefe que conoce a su personal y conoce las necesidades y los riesgos del trabajador. Que conoce perfectamente la naturaleza de riesgo y la circunstancia delictiva de cada una de las 16 regiones en que se divide la geografía del Estado de México y sus 125 municipios.
Lo mismo en Chiconautla que en Sultepec o en alguna apartada agencia en Amecameca.
Y es todo un transformador, crítico jurídico del propio Sistema Justicia Penal actualmente implementado en nuestro país; considera que no obstante su funcionalidad y beneficios, el sitema puede y debe reformarse en aspectos como la consideración como figura del “Primer Respondiente” también, a los operadores telefonistas y de vídeocámaras adscritos a los centros de atención a emergencias de los C5 y C4, en caso de que las circunstancias, así lo ameriten, pues hay delitos, por demás onerosos y graves, en los que se tiene que modernizar y dignificar la atención a las víctimas del delito; se debe ser empáticos con ellos, “nuestra función también es de acompañamiento y solidaridad con todos ellos también, sin dejar de ser contundentes en la lucha y persecución deldelito”, ha enfatizado numerosas veces. Por ejemplo:
Hay delitos graves y que inciden en la paz y el orden público, como el homicidio doloso, cuya perpetración se da por lo regular en el ámbito del facrtor sorpresa o al amparo de la convivencia social… de noche por lo regular.
Así entonces, cuando tenemos noticias de un hecho de esa naturaleza, por lo regular a través del servicio de emergencia telefónica 911, adscritos a los C4 y los C5, estos elementos (oficiales telefonistas) son los primeros en tener noticia de este delito y su posición es privilegiada para la obtención de noticias. La complicación viene cuando por razón de la hora y de la distancia territorial, trasladar a médicos legistas y peritos al lugar donde está tendido el cuerpo, se vuelve materialmente imposible de haver con inmediatez, máxime si hay una zona de conflicto deliberada en esa zona, por lo que el acta correspondiente (que es un trámite que debiese simplificarse o resolverse mediante el uso de tecnologías de la información, en los C5 mismos) que es un prerrequisito para que se levante y atienda el cuerpo, pues puede durar muchas horas en elaborarse; hasta el mediodía del día siguiente, como ha habido casos en que los familiares y allegados a las víctimas se revictimizan o hasta corren el riesgo de que los cuerpos de sus fallecidos sean sustraídos por la delincuencia organizada, pues no hay suficiente estado de fuerza municipal o preventivo en algunas regiones o municipios de la entidad.
Este es un asunto que podría resolverse con una mínima reforma o adecuación a la ley vigente, a fin de que haya una guardia de telefonistas especializados o certificado en cada subcentro C4 o C5, a fin de asumir la responsabilidad del “primer respondiente” y coordinarse vía TI con una guardia itinerante de peritos y médicos legistas, a fin de solventar con celeridad el trámite del acta de defunción y el acta pericial correspondiente… aún que fueran de carácter preliminar. Para poder levantar y atender los cuerpos y empezar a la brevedad con la cadena de custodia.
Una idea que denota el conocimiento pleno sobre su materia de este fiscal mexiquense, quien sin duda ha puesto el dedo en la llaga en apenas uno de tantos pendientes por adecuar que tiene la actual legislación en materia de nuevo sistema de justicia penal… a fin de que sea plenamente funcional.
Vaya el genuino reconocimiento desde este humilde espacio, para el Fiscal José Luis Cervantes Martínez, un auténtico servidor público que conoce su profesión dada su preparación y que muestra un auténtico compromiso con la ciudadanía y con los usuarios de los servicios que prsta por ley, la Fiscalía General de Justicia del Edomex, dependencia que encabeza con decoro.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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