Pablo Gato
Tanto Trump como varios miembros de su gabinete (en especial el “zar” de inmigración, Stephen Miller), repiten incesantemente la palabra “insurrección” cuando describen las manifestaciones en Los Ángeles.
Trump afirma que el desorden y la destrucción han sido tales que puede calificar como insurrección.
Declarar una insurrección abre las puertas a que el gobierno federal pueda usar las fuerzas armadas dentro de EE.UU., algo que está prohibido por ley excepto en situaciones extraordinarias.
Los demócratas responden que:
1- la violencia se ha registrado en lugares muy concretos de la ciudad y no es para nada generalizada. Según ellos, fue Trump el que echo gasolina al fuego cuando las manifestaciones eran pacíficas.
2- que Trump está haciendo experimentos para en el futuro usar la ley de insurrección para acallar protestas en otras partes del país. Y
3- Agregan que insurrección es actuar para básicamente derrocar un gobierno.
Según los demócratas eso es exactamente lo que hicieron los que asaltaron el capitolio y que Trump perdono.
Añaden el mismo Trump declaro que está considerando perdonar a las personas que prepararon un secuestro de la gobernadora demócrata de Michigan porque no estaban de acuerdo con sus ideas.
Los demócratas dicen que eso si también califica para insurrección, pero, según ellos, Trump manipula el sistema de justicia como quiere porque la fiscal general que nombro jamás llevara la contraria a Trump en nada.
Trump y Gavin Newsom ganan políticamente con su marcado enfrentamiento verbal.
Trump afirma que el gobernador de California no sabe administrar su estado y que la ciudad de Los Ángeles estaría ardiendo si él no hubiese tomado la decisión de enviar a la Guardia Nacional y a los infantes de Marina.
Newson responde que la decisión de Trump es desquiciada, realizada para satisfacer a su base política y le reta a que lo arreste, tal y como ha amenazado Trump.
En esta pelea política, ambos ganan. Por un lado, Newsom ha visto como su perfil se ha elevado notoriamente entre los demócratas.
Muchos demócratas quieren a líderes que se enfrenten directamente contra Trump. Esto le ayuda a quizás convertirse en un potencial nominado para la presidencia en las próximas elecciones.
Pero Trump también está más que contento en esta pelea política.
¿El motivo?
Trump ganó las elecciones en gran medida por el tema migratorio y ve esto como un factor para movilizar y contentar a sus votantes.
Por otro lado, lo que sucede estos días en California ocupa todos los titulares, con lo cual no se escucha nada sobre la ley que Trump quiere aprobar lo antes posible que aumenta la deuda nacional entre 3 y 5 billones de dólares (trillion en inglés) y recorta unos 800 mil millones de dólares en asistencia a las familias que más lo necesitan.