Eduardo Sadot
En los últimos días, la relación entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la Internacional Socialista (IS) ha sido objeto de atención pública, a raíz del anuncio de que el partido mexicano dejó de formar parte de dicho organismo internacional. La dirigencia del PRI, encabezada por Alejandro Moreno Cárdenas, ha sostenido que esta salida fue una decisión voluntaria, mientras que la Internacional Socialista la ha presentado como una desafiliación derivada de conductas incompatibles con sus principios. Esta divergencia de versiones ha abierto un debate que trasciende el hecho inmediato y remite a cuestiones de mayor alcance sobre la identidad política y la proyección internacional del PRI.
La Internacional Socialista es una organización que agrupa a partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas de distintas regiones del mundo, y ha funcionado históricamente como un espacio de coordinación política y afinidad ideológica. El PRI se incorporó a este organismo en la década de 1990, en un contexto de transformación política interna y de búsqueda de legitimidad internacional, en el umbral de su etapa hegemónica en México y coincidente con la penetración al PRI del neoliberalismo. Durante varios años, esta afiliación fue interpretada como un componente relevante de su identidad socialdemócrata priísta.
Sin embargo, el escenario político actual difiere sustancialmente del que dio origen a dicha vinculación. Bajo la dirigencia de Alejandro Moreno, el PRI ha atravesado un proceso de redefinición estratégica en un contexto de reducción de su peso electoral, fragmentación interna y reconfiguración del sistema de partidos en México.
En este marco, la relación con organismos internacionales se ha intensificado bajo el liderazgo de Alejandro Moreno, particularmente desde la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), ello no ha sido bien visto por los gobiernos populistas de izquierda latinoamericanos, no obstante que La Internacional Socialista y el Foro de São Paulo (FDS) no tienen vínculo institucional. Ambos agrupan fuerzas de izquierda, pero la primera es una organización formal socialdemócrata, mientras el Foro es un espacio informal latinoamericano con mayor diversidad ideológica, es evidente que al interior de la IS ha habido cabildeo de los miembros del FDS para hacer ruido con la expulsión del PRI, favoreciendo la retórica de MORENA.
La separación del PRI de la Internacional Socialista puede interpretarse como un hecho de carácter simbólico más que operativo que beneficia a la narrativa de MORENA. No implica consecuencias directas en términos de participación electoral o de capacidad legislativa, pero sí incide en la dimensión de la representación internacional y en la narrativa ideológica del partido. Asimismo, pone de relieve las dificultades que enfrentan los partidos tradicionales para mantener vínculos estables con organizaciones transnacionales en contextos de cambio político acelerado.
En suma, el episodio refleja un momento de transición en la trayectoria del PRI y plantea interrogantes sobre su posicionamiento futuro, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Más allá de las versiones contrapuestas, el análisis del caso sugiere la necesidad de comprender la relación entre liderazgo partidista, identidad ideológica y adaptación institucional en un entorno político cada vez más competitivo y complejo.
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