Para los aficionados al cine de gangsters, la calle 42 de Nueva York siempre fue icónica . Era el escenario natural tratándose de la filmación de las escenas más realistas de Scorcese, Ford, Coppola, Pollack y tantos otros que inmortalizaron el “cine negro”.
La vida nocturna con juncales meretrices, sex-shops, cabarets, vendedores ambulantes de droga fina, videotecas del placer, taxistas traumados, lances de las vendettas y arrebatos emocionales de las estrellas del cine ‘gore’ tenían lugar allí. Muy cerca del corazón de Times Square. “El centro de ninguna parte”, como dicen los verdaderos neoyorkinos.
Hasta que llegó el gran impostor Rudolph Giuliani. El nuevo alcalde que se había tomado en serio la designación que anteriormente le hizo Reagan para ser el juez federal ejecutor de las venganzas contra los miembros de la familia siciliana Gambino, valedores del sur de Nueva York.
Fueron sentenciados a prisión perpetua por el hechizo juez Giuliani: Paulie Castellano, John Gotti, Edward Neil y socios, dejando en la orfandad a sindicatos de la construcción y del transporte, afiliados al Partido Demócrata y a la legendaria AFL-CIO.
Giuliani, pudibundo, pacato…
El mundo ya no volvería a ser testigo de los viejos controles ejercidos por los pezzonovantes (peces gordos o “padrinos”) rodeados de intrincados sistemas de lealtades, herederos de tradiciones medievales de omertá y de la cosa nostra.
Pasaría a ser historia el poder que Lucky Luciano ejercía en los hipódromos californianos, concedidos al gangster por los güeros, a cambio de haberles conseguido “facilidades” para invadir Italia e iniciar la reconquista europea en la Segunda Guerra.
Pero, como decía Napoleón, “de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso”…
Porque cuando el cretino Procurador federal para el distrito sur de NY, se sentó en la silla de Alcalde de la Gran Manzana, de inmediato enfocó sus pudibundas baterías a borrar del mapa a la vieja calle 42 y la convirtió en una sucursal de Disneylandia.
Payasos, tiendas infantiles, juguetes, racimos de dulces, botargas, disfraces de Halloween y todos los anodinos encantos del american way of life, sustituyeron las mansiones de placer y los establecimientos orgiásticos que atentaban contra el pudor del pacato Giuliani.
Gazmoños de aquí, en pleito por Giuliani
Desgraciadamente, los republicanos tenían grandes planes para el antiguo juez federal. La presidencia en el 2008. Los sucesos del auto atentado de Bush II contra las Torres Gemelas hicieron de Giuliani un héroe civil, por el simple hecho de ayudar en el rescate de víctimas, lo que era su obligación.
La descremada canción de Isaiah Berlin, “God Bless America” se convirtió en el himno de batalla contra el eje del terror, localizado convenientemente en las sociedades pastoriles del paralelo 38, desde Afganistán hasta Corea del Norte.
Pacatos y gazmoños de nuestra pobre geografía ideológica, como Carlos Slim y Marcelo Ebrard, se pelearon la titularidad de su amistad, así como la primicia para poner en práctica esa franquicia en sus atrevidos planteamientos. Usted sabe, aquí se cuelgan de cualquier gancho.
Leonel Godoy, alumno de Giuliani
La idea de Slim, financiero de Giuliani en México, nunca fue otra que la de “privatizar Tepito”, como el neoyorquino había hecho con la 42nd. Para entonces, el mexicano-libanés casi se había comido el Centro Histórico de la CDMX. Desafortunadamente, los sucesos violentos recurrentes en el barrio bravo y el control implacable de “El Tanque” y “Beto Pelotas” desembocó en los sucesos del after hours “Haven”… ¡y se los llevó Pifas!
Ya antes, al tomar posesión como Jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas quiso hacer una gambeta neoyorkina y juró que en cien días barrería con todo vestigio de corrupción priísta e impondría con toda la fuerza del Estado la “tolerancia cero” en el empeño. Gozaba de la confianza de Slim.
Envió a Leonel Godoy, su jefe de policía, a tomar un curso “charter” de cuatro noches y tres días, todo pagado, a Nueva York para empaparse del tema con el maestro Giuliani. Hay quien opina que en esa aventura aprendió toooodo lo que sabe sobre los bajos fondos.
El favor de El Tata a la mafia gringa
Por su parte el “perspicaz” Ingeniero ya había dado suficientes ejemplos de intolerancia rupestre en Michoacán. Desde que llegó a gobernador arrasó con todos los centros de diversión, desde casas de asignación, bares, pulcatas, hasta palenques, por consejo de doña Amalia, la viuda del General.
Quisieron imitar al Tata, que prohibió los casinos para hacerle la gran balona a los italianos del otro lado de la frontera, y éstos en agradecimiento le construyeron cientos de primarias ¡con aire acondicionado!, y todos contentos. Sólo faltó el monumento de los mafiosos al de Jiquilpan a la entrada del Strip de Las Vegas.
Pero como a Cuauhtémoc todo le salió al revés en Michoacán, tuvo que conformarse por crear sus propias empresas madereras para talar todos los bosques y las sierras michoacanas. No volvieron a pararse ahí ni las mariposas monarca canadienses. ¡Ahora dice que ya no quiere cargos políticos!
El neoyorkino, gurú del alcoholímetro
De Cuauhtémoc y Godoy no se volvió a saber. Pero el viejo juez federal, financiado por Slim, volvió por sus fueros al lado de Marcelo Ebrard como el gurú del alcoholímetro que con tanta pasión utilizara el nefasto Manuel Mondragón para seguir pegado a la ubre presupuestal, ahora con el cuento de las adicciones, aprovechando los desvalimientos de los caballeros del sector.
Nuevos reglamentos de la construcción, de tránsito, de estacionamientos, de establecimientos mercantiles. Todos los nuevos manuales a favor de los atracadores. Infames “operativos” día y noche para saquear los bolsillos citadinos, para enriquecer los negocios del hermano, del primo o del cubano.
Negocios millonarios para el truculento Marcelo –ahora radicado en las cercanías de la Riviera francesa– en la compra y riguroso “moche” de cientos de miles de inservibles camaritas, todo disfrazado con los cuentos de las “ventanas rotas” y “tolerancia cero”. Se demostró que el Ingeniero no había sido confiable para los planes de Slim.
En cambio Ebrard…
Los panistas y su propia “tolerancia cero”
Al ver que era productiva, la cantaleta de la absurda “tolerancia cero” fue abrazada con frenesí también por los “gobiernos del cambio” panista, que igual la usaron como escudo en su nefasta guerra contra el narco, que en innobles afanes.
Cualquier simpática tapatía o regiomontana que osara despachar en una oficina burocrática blanquiazul con minifalda; cualquier niña violada que quisiera abortar un producto no deseado; cualquiera que no pensara como los detractores de “Aura”… debía pasar por la guillotina panista. También compraron millones de camaritas para la “seguridad”.
Los operativo$ de Manuel Mondragón
La intolerancia razonada subió de tono, igual que cuando los amarillos decidieron poner el alcoholímetro hasta en la sopa. Miles de abusos generados por prepotentes policías y fruncionarios de tercer talón han llevado ese aparatito y esa desenfrenada hipocresía hasta el absurdo.
El alcoholímetro, que sirvió para hacer indispensable al nefasto pentatleta- medico-almirante-general-alto consejero de seguridad-experto en escapes de prisiones de alta seguridad-masajista deportivo Manuel Mondragón es ahora un aparato peligroso.
Los “operativos” en su nombre, que están a punto de ser aplicados al interior de los antros, atentan contra la convivencia civilizada de los parroquianos y contra el empleo de meseras y cantineros que hoy pueden ser acusados de estupro, violación y hasta de trata de blancas.
Ahora llaman intolerante a la sociedad
Hay una gran diferencia entre la “tolerancia cero” que decretaron los carabinieri contra la camorra napolitana, los grupos de Palermo, Messina y Catania que alteraban la convivencia y la tranquilidad italiana y este bodrio mexicano que no tiene más enemigos que los ciudadanos de este sufrido país. ¡El ridículo en todo su esplendor!
La “tolerancia cero” se ha convertido en un auténtico bumerang. De ser aplicada como una pose excesiva, sobrada, de gobierno, ha pasado a ser un reclamo permanente e incómodo del pueblo. Ahora, llaman intolerante a la sociedad, que no está dispuesta a consentir ningún abuso.
Así lo hace saber todos los días. La prueba evidente de su falta de paciencia es la ridícula calificación que la ha concedido al desempeño de los Atracomulcas en Los Pinos: 18 por ciento. Esta cifra debe interpretarse como un garrotazo en la nuca para cualquiera que desee gobernar.
La gente decretó: intolerancia razonada
La intolerancia pública sobre todos los pronunciamientos oficiales que tengan que ver con que “se están instrumentado recomendaciones de políticas para mejorar la justicia…” ¡A otro perro con ese hueso! Esta sociedad tiene derecho a no ser sujeta de promesas vagas, ni engaños ni ocurrencias.
El gobierno o como sea que quieran llamarse, debe entender que no es el momento para aparecerse con la batea de mondongo que propondrán “para incrementar nuestra seguridad” dizque por los ataques de ISIS a París. No, porque ahí volverán a estar en juego nuestras cada vez más menguadas libertades.
La indignación de esta sociedad “intolerante” puede consistir en que no acusan recibo de su planteamiento original desde que empezó a detectar los gazapos de los Atracomulcas. Aquel cambio de baraja del gabinete. La repulsa a la incompetencia y a la miseria administrativa. El hartazgo a la corrupción y a las “maromas” de los incompetentes del “gobierno”.
El ridículo se ha instalado. La corrupción lastima a la sociedad. La gente ha decretado ya una intolerancia razonada.
Índice Flamígero: El titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), “El Chiquito” Renato Sales, informó que las fronteras de México y zonas estratégicas fueron “blindadas” para evitar ataques terroristas como los que ocurrieron el pasado viernes 13 en París. Que las áreas de inteligencia activaron un protocolo de blindaje en esas áreas… ¡Dios nos agarre confesados!, si esa “seguridad” depende del ineficiente campechano. + + + ¡Vive la différence! En París, las fuerzas de seguridad del Estado francés tardaron escasas horas en encontrar a los terroristas. Aquí, han pasado ya dos semanas desde el incendio de autobuses en Tabasco, dos de los bombazos en el Mexibus, meses desde que tumbaron un helicóptero del Ejército en Jalisco… ¿Sabe usted el porqué de la tardanza? Pues, ¡porque quienes “buscan” son los mismos que no encontraban a la asesinada niña Paulette debajo de un colchón! Los mismos, sí. Los que están en sus “búsquedas”.
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— el alcoholimetro lo implantó AMLO, se lo comían vivo, como 2os pisos, metrobus, etc. q ahora son norma en TODO el pais.
Podran pasar diferentes gobiernos de todos los colores,,,, nunca pero nunca va cambiar nuestra sociedad,,, asi le gusta vivir,,,!!!! asi somos,,,,!!! ,,,, no nos interesa entrar al orden,,,,!!!! el gobierno no sabe implant
tarlo,,,,, y la gente no lo desea,,, asi como vivimos es mejor y mas “efeciente” ,,,,,,, sociedad civil y politica; MADE IN MEXICO