Yo Campesino / 4T sin dinero
• Inversión privada desaparece; obras públicas malas, sin futuro y con cargo a presupuesto
*Miguel A. Rocha Valencia*
Poco a poco la 4T se ahorca financieramente y en vez de estimular o dar seguridad a la inversión privada la espanta con políticas dictadas desde el hígado presidencial y no por Hacienda o Economía. Este es ya un sexenio de retroceso.
Aunque lo niegue el Ganso, a raíz de la cancelación del NAIM, disminuyó la inversión privada nacional y extranjera fija y especulativa, se aceleró la salida de capitales mexicanos y la cancelación de bonos de deuda en manos de extranjeros. En tres años, se calcula que se fueron cerca de 180 mil millones de dólares.
El desglose de esa cantidad es: 125 mil millones de capitales de mexicanos a instituciones foráneas, 34 mil millones de inversiones privadas y el resto, cancelación o cobro de documentos de deuda en manos extranjeras.
De hecho, en la Cumbre Capital Privado 2022 organizada por la Asociación Mexicana de Capital Privado, (Amexcap) precisa como parteaguas del fenómeno la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, pues no se encontró ningún fundamento técnico para ello, sólo la decisión del mesías tropical, es decir, una decisión unipersonal del Ejecutivo federal.
Señala que la inversión privada se detuvo desde 2018. Expertos advirtieron que desde entonces los dueños del dinero mantienen, pese a discursos políticos en contrario, una real brecha con las autoridades y ven poco probable que esta situación se revierta en lo que resta del sexenio.
Concretamente el analista del banco de inversión BTG Pactual, Gordon Lee, plantea que “pese a que los inversionistas extranjeros contemplan ahora un panorama más alentador sobre México, los mercados no ven mayor optimismo, sino hasta 2024, cuando culmine la gestión del presidente López Obrador”.
Coincide con José Carlos Sánchez, economista en jefe de HSBC México y Tessy Rivera, socia y directora ejecutiva de Finanzas en AINDA Energía & Infraestructura en que es necesaria mayor certidumbre. Este argumento es el mismo que sostienen bancos internacionales en que la inversión no llega a México “por las políticas” del actual jefe del Ejecutivo, tomadas desde Palacio Nacional y ejecutadas por Hacienda y demás dependencias federales sin oponer ningún argumento técnico-financiero.
De hecho, plantean que la poca inversión federal, es tan mala que no genera empleo y se da a “los de siempre” que, además, no ponen capitales, solo empresas constructoras y se sujetan a los criterios políticos del machuchón.
Tan es así que, en el Tren Maya, no hay un solo peso de inversión privada y las empresas participantes, sólo construyen si hay dinero de Banobras, sobre todo para los tramos uno y cuatro. Y no la hay porque los inversionistas no le ven negocio. Pero como es capricho presidencial…
En esta aventura, el gasto presupuestal está tan disparado que de los 120 mil millones iniciales a “precio alzado”, es decir sin proyecto ejecutivo –como se hizo con la Línea 12 del Metro- ya casi se duplica y alcanza hasta el momento 230 mil millones de pesos.
Los expertos del propio banco plantean que si la inversión privada no entra a ese proyecto es porque no le ven beneficio financiero. El caso más emblemático de este hecho es el tramo uno de Palenque a Escárcega con 228 kilómetros donde Banobras y Nafin aportaron dinero hasta por un monto inicial de 13 mil 500 millones de pesos (sin IVA) para financiar un contrato con el consorcio Lamat y Mota Engil México, no obstante, el estatus a noviembre pasado era de un avance del 19 por ciento frente a un estimado del 71 por ciento, es decir, observó un desfase del 52 por ciento. Lo peor de todo es que el presupuesto se ejerció en su totalidad.
En el tramo cuatro donde la inversión pública inicial fue de 26 mil millones de pesos (sin IVA) están metidos ICACI, ICA y Mayab como concesionaria de la autopista Mérida-Cancún por cuyo DDV pasará una parte del tren. Ahí se comprometió para el financiamiento de Banobras, el presupuesto de Fonatur.
Aquí se tiene un atraso del 35 por ciento, por lo que, respecto a lo programado, por lo que la constructora ICA solicitó a finales del 2021 una reprogramación y ampliación de los plazos de entrega de la obra. ICACI informó a Banobras que Fonatur está revisando dicha petición, lo mismo que una ampliación de mil 500 millones financiamiento.
Lo peor es que no se le ve una viabilidad financiera real, “un capricho presidencial muy caro para los mexicanos”, más allá de los daños ecológicos y a las comunidades indígenas.
Igual sucedió con el aeropuerto de Santa Lucía, la inversión privada no le ve mucho futuro como se veía en NAIM, ya que el de Texcoco se veía como sustituto del AICM y su ampliación de operaciones a futuro, mientras que el de Zumpango sólo será complementario a través del Sistema Aeroportuario Metropolitano (SAS) del de la Ciudad de México junto con el de Toluca.
Por eso se construye con dinero público, con todo y los sobre costos, sin que la inversión privada metiera dinero, sólo empresas que reciben contratos de la Sedena a costa del presupuesto con sus 120 mil millones de pesos ejercidos hasta el momento.
NO a la Revocación de Mandato…
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