Fuera de todo
Denise Díaz Ricárdez
Un privilegio la presencia de la filóloga y escritora española Irene Vallejo, quien, el jueves anterior, recibió en la ciudad de Monterrey nada más ni nada menos que el gran premio Nuevo León, Alfonso Reyes e hizo un gran reconocimiento al manifestar desde lo más profundo de su ser su admiración por México.
Esta mujer es además de sus letras que ahora ya son universales –su novela El Infinito en un junco se encuentra en casi 50 idiomas- una gran defensora de las artes y en particular de la novela, el cuento y la poesía en español que son a su juicio a pulso universales.
Al recibir el galardón exhortó a las naciones de habla hispana a revindicar la importancia del ensayo en el conocimiento, la reflexión y el saber.
De suaves modales y de una intensidad inusitada hizo en su discurso exaltaciones que como ella misma son deslumbrantes.
“Nuestra poesía y novela ya tienen una habitación propia en la literatura universal, pero siento que el ensayo permanece todavía al este del Edén, injustamente postergado”.
Unas breves aportaciones:
De Alfonso Reyes, en homenaje: Como si él me diera consejos afectuosos desde la distancia, pese a la imposibilidad de encontrarnos. Pero si hay alguna esperanza de abolir esas imposibilidades y distancias, radica precisamente en el sortilegio de la literatura, que nos permite conversar con los muertos y con los ausentes.
De México: Aquí quisiera detenerme a expresar una profunda gratitud a México. No solo abrieron los brazos y fronteras a los exiliados españoles, sino que alentaron sus carreras intelectuales.
Aquella bienvenida refundó nuestra historia con un nuevo hito acogedor y humanista. En estos tiempos de guerras y migraciones, quisiera evocar ese historial generoso hacia los refugiados de guerra.”
De sus antecesoras en este premio: “Pienso ahora mismo en todas las voces fulgurantes que tanto admiro en las letras de su país. Soy consciente de una inmensa deuda literaria y creativa. Al recorrer los nombres de mis predecesoras en este premio: Margo Glantz, Donna Haraway, Cristina Rivera Garza, Luisa Valenzuela y Rosa Beltrán, me veo como una aprendiz entre gigantas, entre titanas”.
De Rosario Castellanos: “’Aspirante al conocimiento lúcido’, como ella misma escribió, y que tanto me ha marcado a lo largo de los años por su rebeldía frente a todas las dominaciones. Ella me enseñó que el inconformismo ante el lenguaje brota de la insumisión frente a las injusticias. Rosario Castellanos, mujer que sabe latín, escribió ‘ese deseo, esa necesidad, esa manía de buscar lo que está más allá, del otro lado del velo, detrás del telón’. Hoy más que nunca necesitamos tomarnos en serio las palabras de Rosario y darnos a la tarea de crear con otros ese otro modo humano y libre de ser”.
Sus palabras finales en la ceremonia de premiación: “Para finalizar estas reflexiones que se han convertido en una declaración de amor a la literatura mexicana, no puedo creer hasta hoy, tras haber lanzado al mundo más de 10 libros, que mis palabras puedan vibrar en el interior de otro ser humano, alguien tal vez por completo desconocido. Me sorprende, me conmueve en lo más hondo y me llena de perplejidad. Decía un poeta malagueño que la lectura es la mejor parte de nuestra soledad. También es el pasadizo más misterioso para ir al encuentro del otro. A veces el nacimiento de una amistad verbal… eso es lo que hoy celebramos”.
Y me despido con la personalidad de Irene Vallejo, luz en primavera y abrigo en el invierno, si la conocen, excelente y si no, a buscarla, es imperdible.




