homopolíticus
Pastel de Bart Simpson
Durante los tiempos de Cuauhtémoc Blanco en Morelos la escasa prensa libre —libre además de subvenciones— se instituyó como la real oposición política-ideológica-periodística al PES-gobierno que terminó la obra de Graco Ramírez, del PRD-gobierno.
A ambos, por cierto, López Obrador les levantó la mano en señal de victoria anticipada, sin equivocarse, aunque ese gesto electorerista fue en realidad una maldición contra la entidad.
El exfutbolista que se graduó con honores de tercero de primaria en la escuela Maestro José Vasconcelos de Tlatilco, sólo dio una rueda de prensa, que no conferencia a medios, inexistentes estas: cuando el tiroteo de madrugada en una cantina de la avenida Domingo Diez, hace cinco años.
El resto en seis años fueron entrevistas banqueteras con preguntas fáciles por sugeridas y respuestas difícilmente memorizadas —«Dejé la escuela para ser uno de los mejores futbolistas de México»—.
Con el hijo del teniente Ramírez fue otra cosa, al conceder un espacio sólo los días miércoles en Palacio de Gobierno para preguntar de todo y responder lo que se le pegaba la gana, la mayoría de las veces no siendo publicado lo que se consideraba contrario a su admirado narcisismo.
En los tiempos que corren, el asomo de censura contra la prensa en Morelos no existe y, por lo tanto, no lo es. Se ha dispuesto de un día, los lunes, para comparecer ante la opinión pública que representan los medios, en alguna municipalidad para empolvarse el calzado, con temas abiertos, incluso extendiendo un día más en Cuernavaca, para entratar temas de seguridad y justicia, sin dictado como otrora tiempos.
Se llama avance. El que diga que le piden o exijan tema específico como antaño, que tire la primera línea ágata. Quienes integran los gabinetes legal y ampliado, expuestos al escrutinio público, deben cuidar la imagen de su superior jerárquica, incluso en días de asueto, sabiéndose comportar y siendo eficaces.
Incluso, contra prueba irrebatible que contradiga, hay libertad hasta para insultar y respeto por lo que la prensa piensa que es de importancia para las familias interesadas en la cosa pública —el derecho a la información es baluarte—, como la actividad casi industrial delincuencial, que tendrá como nunca antes, un día exclusivo para preguntar con entera libertad.
letraschiquitas
El número 3 del gobierno margarista, Juan Salgado, dice no estar de «brazos cruzados», pero el día del ataque de Jiutepec que dejó nueve personas asesinadas comió pastel con la figura de Bart Simpson en una fiesta de cumpleaños, por cierto, en día y horario laboral***. El jefe Urrutia —Miguel Ángel, se llama— dará información pormenorizada, porque a él corresponde, sobre grupos delincuenciales y sus actividades, sin censura alguna, esta misma semana en Palacio de Gobierno***. «Nada más que haya más calor», como dijo, Clara Brugada promete recrear La Quebrada de Acapulco, con todo y clavadistas, y desde luego, mucha agua, en la Ciudad de México que gobierna. Ya de paso, sólo de paso, sería bueno que cantara Si nos dejan Evelyn Salgado, que lo hace muuuy bien.