El contrato del ISSSTE con SILODISA –la empresa creada por Miguel Yunes Linares para realizar tareas que el Instituto es capaz de llevar a cabo– es, en realidad, un fraude monumental… a costa de la salud, la vida y los recursos de los derechohabientes. Incluso de los contribuyentes, quienes también sostenemos a esa gran cueva de Alí Babá.
Otro caso, aunado a los que le he expuesto en las dos entregas anteriores, es la criminal redistribución de medicamentos biológicos, en cuya descuidada distribución inicial se perdió la cadena de red fría. De ello tuvieron conocimiento las altas autoridades administrativas y médicas de la muy sufrida institución.
Si el biológico sufre la pérdida de la cadena de red de frio –refrigeración– se inutiliza –me explican–, luego entonces debe ser desechado.
Tales “accidentes” fueron frecuentes. Así consta en los registros de las unidades médicas de destino y su posterior reporte a oficinas centrales, específicamente a la Subdirección de Prevención y Protección a la Salud, de acuerdo a los archivos en mi poder.
¿Y qué pasó? Pues que tales productos fueron resurtidos. Y, claro, cobrados otra vez a las arcas del ISSSTE.
Para verificarlo sólo hay que pedir un reporte a las unidades médicas de destino sobre el número y fecha de los eventos y la cuantía en el número de dosis dañadas contra las restituidas al ISSSTE por SILODISA.
Aun hay más sobre la entrega de biológicos: un vacío en el contrato permite facturar amañadamente las entregas por dosis contenidas en el producto, cuando debiera ser por frasco o empaque, lo que multiplica hasta en 20 veces el cobro que debiera legítimamente ejercerse.
Esto no es poca cosa si consideramos entregas que fácilmente superan el millón de dosis a entregar, particularmente en los periodos identificados como “Semana Nacional de Salud” que se celebran al menos tres veces al año ¿Fácil de identificar o no?
Por otro lado, el contrato ofrece Inventarios de Seguridad en almacenes alternos situados en puntos estratégicos del país (Acapulco, Pachuca, Cancún, Puebla, Culiacán, Saltillo, Durango, San Luis Potosí, Guadalajara, Tampico, La Paz, Tijuana, Mexicali, Torreón, Morelia, Tuxtla Gutiérrez, Nogales, Veracruz y Oaxaca) para supuestamente garantizar la llegada de los insumos a cualquier destino solicitado en un plazo no mayor al ofrecido (hasta de 8 horas para atender los requerimientos catalogados como soporte de vida).
Pero, para no variar, tales almacenes nunca existieron. En los hechos sólo opera el CeNaDi, sito en Carretera al Lago de Guadalupe, Km. 27.5, Colonia San Pedro Barrientos, Tlalnepantla de Baz en el Estado de México.
Enorme fraude, otro más.
NO A LA VIDA
En relación a los insumos solicitados bajo el contexto de “soporte de vida”, además de la localización geográfica que hace nugatorio el cumplimiento de entrega en solo 8 horas a partir del conocimiento del requerimiento, esto sin discriminar ninguna población del país, los criterios siempre de rentabilidad económica en la entrega dictados de manera dictatorial por la empresa –de manera particular por el director de Ventas y Servicio al Cliente José Manuel Gutiérrez Montelongo– se traducen en negativa rotunda en el despacho de insumos sin considerar el riesgo real de pérdida de la vida del derechohabiente.
Eventualmente se cumple con las entregas locales –en el área metropolitana de la Ciudad de México y su entorno–, sin embargo por método se niega el servicio cuestionando incluso el dictamen médico en la urgencia.
Los extremos en esta negativa lo significan el propio Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, lugar al que se ha negado la entrega de insumos urgentes. De tal es testigo, además del médico solicitante, el propio director del Centro Médico, los encargados de farmacia, los ANS de SILODISA asignados al centro hospitalario y hasta los funcionarios de oficinas centrales. Pero, simple y llanamente, no pasa nada.
En este mismo orden de ideas debió haber sido motivo de la recisión del contrato el deplorable nivel de cumplimiento de entrega a Unidades Médicas Usuarias que ni remotamente corresponde al formalmente comprometido en el convenio: 99.85 % Porcentaje Mínimo de cumplimiento para el año 2009, 99.90% Porcentaje Mínimo de cumplimiento para el año 2010; 99.92% Porcentaje Mínimo de cumplimiento para el año 2011 y 99.95 % Porcentaje Mínimo de cumplimiento para el año 2012.
La distribución de insumos catalogados como programa no son excepción, aún los medicamentos para las indicaciones más sensibles como lo son todas las enfermedades degenerativas invariablemente escasean.
Inaceptable resulta que los destinados a padecimientos como el SIDA y aquellos que mitigan los riesgos y efectos indeseables inherentes a trasplantes son regularmente distribuidos a destiempo, con frecuencia respondiendo a verdaderos motines realizados por pacientes que lamentablemente padecen estos males y para quienes estos fármacos les significan al menos calidad de vida y en no pocos casos son la diferencia entre vida y muerte.
Como queda claramente evidenciado, en este contrato ISSSTE-SILODISA lo único que se ha cumplido es la erogación mensual de recursos públicos a un tercero que brinda un pésimo servicio y que, día a día, pone en riesgo la vida de millares de mexicanos.
Índice Flamígero: La oscuridad, la tranza, son sellos de la casa. Leo en veracruzanos.info la página que coordina la querida colega Billie J. Parker que “el panista Miguel Ángel Yunes Márquez enfrenta siete denuncias que el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI) presentó en su contra por negarse a entregar información sobre los salarios, prestaciones, deducciones y presupuestos manejados durante su periodo como Presidente Municipal de Boca del Río del 2008 al 2010”. El “hijo de papi” –que abandonó una trayectoria financiera en Florida para dedicarse al más lucrativo “negocio de la política”–, fue electo en julio para regresar al mismo cargo.