RELATO
“¡Esta noche en Des-hechos! Le tendremos la noticia de un hombre de rasgos más o menos africanos, a quien no le permiten ser el conductor de las noticias de las diez de la noche, que porque no es lo suficiente guapo y mucho menos lo suficiente “clarito” como para poder salir en cadena nacional… ¡Siga con nosotros y no le cambie de canal! ¡Enseguida estamos de vuelta…!”
“¡Esta noche en Des-hechos!” Ya estamos de vuelta. Como les decía antes de irme a cortes comerciales, les tengo una noticia que está causando sensación y revoltijo en todo el orbe, y también en twerto, feisful y demás redes dis-sociales. Vayamos ahora con la nota. (La pantalla cambia de color y de nuevo vuelve a encenderse. Todo esto sucede sin que el ojo humano lo perciba) (La nota entonces empieza a pasar)
“Jabier Dado Enlatorre nació en un país llamado “México”, un país en donde los prejuicios raciales son la orden del día. Jabier Dado Enlatorre ahora demanda y alega que el dueño de la televisora a la que fue a pedir el puesto de conductor de noticias, ¡no le quiere dar el puesto! Aquel individuo, de nombre Ricarrón Sal-incas Pliegos, como debe de ser con alguien que es riquillo, sí tiene la piel lo suficiente clarita como para ostentar el puesto que tiene. Y Jabier Dado Enlatorre ha dicho que él mismo ha sido quien le ha dicho que NO PUEDE TENER EL PUESTO, que porque es “feíto”, y nada bien parecido. Es decir que hay feos que tienen la piel clarita, pero que al menos no tienen la desgracia de también tener los rasgos faciales que él sí tiene. Jabier Dado Enlatorre está muy desesperado, porque él más que nadie sabe que su más grande sueño en la vida es ser el conductor de los noticieros de T.V. Az-Manteca. Pero su propietario ya le ha dicho la respuesta: No y no.
“¿Qué puedo hacer entonces?”, le ha preguntado Jabier Dado Enlatorre. “Si quieres”, le ha respondido el otro. “Puedes ir y blanquearte…” Fin de la conversación.
El tiempo va pasando. Aviones van y aviones vienen. Satélites suben y satélites bajan, y Jabier Dado Enlatorre solamente observa desde el techo de su casa. Él mismo se pregunta si acaso su imagen jamás pasará por aquellos mismos satélites, para así entrar en el hogar de miles… Satélites van y satélites vienen. El tiempo continúa su curso inevitable.
Todas las noches al quedar muy oscuro, Jabier Dado Enlatorre se encierra en su cuarto, se tira en su cama para solamente llorar y llorar de manera desconsolada. “¡¿Por qué no nací blanquito y bonito?!”, se pregunta, entre hipos y sollozos. “De ser así, ahora mismo, en vez de estar llorando, ¡estaría dando las noticias de las diez!” “¡Esta noche en DES-HECHOS!”, imagina que anuncia, vestido con su trajecito de cachemira y su corbata de payasitos.
Pasa la noche y llega el día. Las sabanas de su cama están muy húmedas. Sin duda es por las lágrimas que sus ojos han derramado. Jabier Dado Enlatorre no quiere levantarse. Porque entonces se da cuenta de que su destino está roto, ¡roto! ¡Muy roto y quebrado!
Pronto pasa el día y se vuelve a hacer de noche. Jabier Dado Enlatorre no se ha levantado para nada durante todo el día. Ahora él, además de estar triste, también está un tanto deprimido. La radio vieja de su abuela ahora suena a bajo volumen. “¡Esta noche en DES-HECHOS!” Jabier Dado Enlatorre ¡no puede dejar de escuchar estas palabras! Siente como que todo lo que le pasa es una pesadilla, una pesadilla muy horrible y cruel.
“¿Qué hago?”, se pregunta él, con un lado de su cara pegada a su colchón. “¿Blanquearme?” “¿Y cómo será eso?” Para salir de dudas, Jabier Dado Enlatorre decide que necesita saberlo. Entonces se levanta, se calza sus chanclas y… sale corriendo de su pequeña casa.
Las pocas gentes que lo ven pasar corriendo, enseguida piensan que Jabier Dado Enlatorre se ha vuelto loco. ¿A dónde irá con esas prisas? Corre tan rápido que lo confunden con Ana La Huevos de Pava, aquella atleta quien destruyó el sueño de millones de mexicanos al no ganar la medalla de oro.
“¡Corre, hijito, corre!”, le grita una viejita, sentada en la puerta de su casa en su silla de ruedas. “Recuerdo que así solía yo correr cuando los muchachos me asediaban”, suspira.
Unos minutos después Jabier Dado Enlatorre hace su entrada en aquel lugar, un local que renta computadoras. Todavía jadeando por el esfuerzo hecho, Jabier mira a la muchacha que se ha puesto de pie para preguntarle qué es lo que desea.
“Quisiera…”, empieza a decir. Pero la falta de aire no le permite continuar. Entonces doblega su cuerpo, en busca de recuperación. “Espera”, parece decirle a la joven alzando una de sus manos.
Uno, dos… Jabier respira hondamente. Después de unos segundos, finalmente puede decir lo que quiere. Todavía jadeando un poco, pide a la muchacha.
“Quisiera saber qué es blanquearse”
“¿Cómo?”, pregunta la otra.
“Sí. Blanquearse. B-L-A…, empieza a deletrear la palabra completa.
La muchacha, que no es blanquita ni negrita, sino que de muchos colores, lo mira con el rostro desencajado. Jabier, al ver que ella no entiende, enseguida añade:
“Alguien me dijo que Internet lo sabe todo, así que estoy seguro de que también ha de saber lo que yo ando buscando”.
“Adelante”, responde la muchacha de muchos colores. “Puedes usar cualquier máquina”.
Jabier se adentra y busca la máquina que está más apartada de la entrada. “¡Esta noche en DES-HECHOS!”, vuelve a escuchar en su imaginación, mientras se sienta.
Jabier presiona el botón de encendido. La pantalla parpadea, mientras el sistema se empieza a iniciar. Segundos después la máquina ya está lista para usarse. Los dedos de Jabier presionan el mouse… Uno, dos veces. Luego teclea sobre el buscador la palabra “Blanquearse”. El buscador enseguida hace su trabajo y le arroja un millón de resultados. “Debo ser más específico”, piensa enseguida Jabier al ver que no encuentra lo que busca. Entonces se le ocurre buscar con la frase: “Ponerse bonito, blanqueamiento…” Vuelve a dar click sobre el icono “buscar”, y, esta vez sí, el buscador le arroja algunos resultados específicos.
“Blanquearse” “Método por el cual una persona puede modificar el tono de su piel por otro. Para lograrlo puede recurrir a la cal, pintura blanca (Ojo. Que sea de buena calidad), o… Hasta ahora no se han encontrado otros métodos para lograrlo”.
Jabier se siente un tanto desilusionado. No ha encontrado ninguna respuesta respecto a cómo modificar sus rasgos toscos. “Jamás seré el conductor de DES-HECHOS”, piensa con pesar. ¡Qué triste se siente Jabier Dado Enlatorre! Su sueño se mira muy imposible.
Pasan satélites y aviones sobre la atmosfera del planeta Tierra. También el tiempo pasa, y Jabier solamente no sabe qué hacer. Pasa el tiempo otra vez. Los años vuelan y… los tiempos por fin cambian.
No son tiempos mejores, sino que solamente todo se ha vuelto pura hipocresía. Todo el mundo idiota habla de tolerancia, inclusión e igualdad de géneros, transgéneros y demás.
Jabier, para este entonces ya tiene más de ochenta años. “¡Qué tarde han llegado los tiempos mejores!”, piensa él, cuando mira en la televisión a una persona de raza negra decir las noticias en un canal de Gringolandia. “De haber llegado cuando yo tenía cuarenta años, tal vez y… tal vez y sí habría sido aceptado por el dueño de T.V. Az-Manteca. Y entonces habría anunciado todas las noches, en cadena nacional: ¡Esta noche en DES-HECHOS!”
Llorando como un niño, después de unos segundos, Jabier el anciano se reclinó sobre su sillón y… a los pocos instantes se durmió. Mientras tanto, en la tele idiota seguían escuchándose las noticias de todo el día.
Una persona albina, calva, gorda y homosexual decía las noticias por el canal de T.V. Az-Manteca. Jabier Dado Enlatorre, en su sueño, miró por una última vez hacia la pantalla, suspiró y… después exhaló su último respiro.
FIN
Anthony Smart
Agosto/20/2018