Emilio Trinidad Zaldívar
Bastaron dos horas de discurso apoyado en videos para despejar las dudas o rumores de su renuncia al cargo de gobernador, que él mismo -y sus colaboradores-, habían provocado luego de fracasar en su intento por extender su mandato, que iban y venían desde que Jaime Bonilla Valdez sería el candidato a alcalde de Tijuana, hasta irse al gabinete de Lopez Obrador, o convertirse en coordinador de la zona norte de los aspirantes a cargos de elección popular del partido Morena.
El polémico gobernador de Baja California, que ha sido señalado hasta por cercanos de tener nexos con el narcotráfico y de ahí haber financiado durante más de doce años las campañas de Andrés Manuel López Obrador, viene haciendo un gobierno que afirma él más que cercano al sentir del pueblo, pendiente de sus carencias y necesidades de las que dice ya no se pueden aplazar más porque la hambruna que encontró de malos gobiernos es, además de dolorosa, sumamente ofensiva, por lo que de 100 compromisos que hizo ya ha cumplido 93.
El Ejecutivo local apuesta a la transformación de la entidad de la que dice le cambiará el rostro de la injusticia, de los contrastes, de la opulencia de unos cuantos frente a la indigencia de cientos, de miles de bajacalifornianos y ahora de migrantes centroamericanos que pululan por las calles de todas las ciudades que integran el estado, pidiendo limosna, trabajo o robando para tener algo que comer.
Jaime Bonilla afirma que ha puesto en marcha a una entidad que estaba plagada de ineptitudes y estatismo, adormecido por las promesas que nunca se hicieron realidad. Un Baja California descompuesto por la corrupción que sometió y olvidó a la gente por tres décadas.
Ahora dice, se acabaron los privilegios y los gastos suntuosos o innecesarios de los que gozaban a mansalva los ineptos gobernantes de ayer, y asegura que “fiscalizamos y hacemos pagar a los grandes deudores, que antes se sentían protegidos, para que ya no haya evasión fiscal”.
Asegura el prominente empresario convertido a político, que hace esfuerzos importantes y sin precedentes por pacificar a Baja California, para lograr la concordia, el progreso y el desarrollo que merecen los mexicanos de aquel lado del país.
En su Informe de Gobierno, asegura que ya no habrá más hambre para los marginados, que los niños de todas las escuelas de la entidad, contarán con desayunos aportados por su gobierno, libros de texto y útiles escolares; que están generando energías limpias y promoviendo la inversión y el crecimiento de sus zonas turísticas; que el tema de la salud -derecho de todos y no privilegio de unos cuantos- será para los que no cuenten con seguridad social por lo que tendrán derecho gratuito a los servicios médicos.
Jaime Bonilla Valdez confía en que cuando concluya su gobierno, Baja California será otro estado al que encontró en ruinas y saqueado, en el que se acabarán la impunidad, los abusos, las extorsiones, el fuero para corruptos, y que llegará la honestidad y la transparencia en la rendición de cuentas.
El funcionario mexicano, que dicen cuenta también con nacionalidad norteamericana, tiene frente a él el mayor reto de su vida. Sabe que si aplica la estrategia, habilidad, experiencia y talento que lo llevaron a convertirse en un hombre multimillonario en los negocios, Baja California podría convertirse en uno de los estados más ricos de México.
Ojalá y así sea.
Baja California Sur también estará en disputa
En el sur de la península de Baja California se disputarán todos los cargos de elección popular para renovar la gubernatura, los ayuntamientos, el Congreso local y los diputados federales, en una elección que para muchos será sumamente reñida, mientras que otros afirman que Morena se levantará con el triunfo en la mayoría de puestos por los que se van a competir.
Hay quienes aseguran que el partido del Presidente será vencido luego de tantos errores en materia de seguridad, de salud y de finanzas, por lo que le van a cobrar la factura.
Por el PRI Ricardo Barroso Agramont pretende volver a aparecer en la boleta para la gubernatura; por el PAN estarán peleando por abanderar su causa Francisco Pelayo Covarrubias y Lupita Saldaña Cisneros, y por el partido marrón, la buscan a gritos y sombrerazos Víctor Manuel Castro Cosío, Armida Castro Guzmán y Rubén Muñoz Álvarez, que se han dado con todo y han declarado abiertamente ser aspirantes a despachar en Palacio de Gobierno, sin esperar a que les den luz verde para ello.
Eso quizás no le agrade mucho al que verdaderamente manda en Morena y por ello busque una figura nueva, joven, de su entera confianza y con experiencia político-administrativa, para que se haga de la representación de ellos por la gubernatura.
Quizás ese joven sudcaliforniano podría ser Alejandro Javier Lage Suárez, brillante economista que ha venido trabajando con López Obrador desde que presidió el PRD, siendo su coordinador administrativo en la campaña presidencial del 2006 y 2012; lo mismo con el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, con Marcelo Ebrard Casaubón, con Amalia García en Zacatecas y con Yeidkol Polensky Gurwitz como su administrativo en la campaña del Estado de México.
También fue parte del equipo de Ricardo Monreal como representante del órgano de fiscalización del PRD en 2005, y de Porfirio Muñoz Ledo en aquel lejano 1996 hasta el 99, en el proyecto que encabezó llamado Nueva República.
Visto bien por todos ellos y participando activamente hoy como asesor y promotor de inversiones en el desarrollo de Proyectos Estratégicos de la Presidencia de la República, Lage Suárez no sólo tiene cercanía con el tabasqueño, sino toda su confianza para convertirse en el caballo que alcance y gane para disputar la gubernatura por el partido que hoy representa Mario Delgado.
Baja California Sur es y será sumamente importante para Andrés Manuel López Obrador en el proyecto que tiene de gobernar toda la península y Sonora que estarán en disputa, por lo que tendrá que apoyar a quien le pueda dar los mejores resultados y le tenga lealtad probada.
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