La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Lo antinatura es cuando la lucha de clases se da entre iguales
Vivimos en un país dividido en dos corrientes mayoritarias, los apoyadores y los críticos de AMLO, que, sin embargo, coinciden en muchas cosas.
Más allá de las pasiones políticas, ambos grupos concuerdan en los aspectos básicos de la mexicanidad. A saber, en cuestiones sencillas como el deseo de ver ganar a la selección de futbol y el gusto por la gastronomía basada en la ‘vitamina T’ y, además, en conceptos más profundos, como la visión cosmogónica resultado del sincretismo pluricultural.
Otra circunstancia paradójica es que, entre los enfrentados bandos, el mayor porcentaje de sus integrantes detestan la impunidad, con todo lo que conlleva y, también, en los dos sectores existen los pillastres, los cuales, por fortuna, son los menos.
A lo anterior, debemos sumar que los responsables del saqueo de México son una pequeñísima facción, misma que ni suda ni se acalora con el ríspido debate que se da entre los adversarios y los prosélitos de la 4T, ellos cada día acumulan más bienes.
En conclusión, podemos decir que los clasemedieros de la Roma o de Apodaca, no tienen nada que ver con la pobreza de Chimalhuacán o Zongolica, los ejecutores del capitalismo salvaje son otros, ellos son los que expolian las ganancias de los más jodidos.
Entre estos últimos están los Slim, Larrea, Salinas, Walmart, Amazon, Nestlé, etc. y los que históricamente han fungido como sus capataces.
Así pues, mientras el simulacro de guerra civil se extiende, los que llevan el score a favor en la lucha de clases, están riéndose en su palco con privilegiada vista del circo al revés.