HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- Peligro: el Cuauh se Volvió Loco
El atropellamiento de un niño, por un vehículo de gobierno, provocó que vecinos de San Gabriel prendieran fuego a un árbol de Navidad en la cabecera municipal de Jonacatepec.
El alcalde, Israel Andrade, ordenó a su equipo a conducir al menor a un hospital, pagar los gastos médicos y dar un extra a la familia, para lo que se ofreciera, como consignó. No lo hizo para que desistieran de bloquear una carretera ni para retirarse de palacio municipal, el cual habían tomado simbólicamente.
«Que lo quemen», respondió Andrade, ante la pregunta vía telefónica de que los pobladores, no más de 30, amenazaban con incendiar el edificio sede del gobierno municipal.
Un infiernito de redes sociales, pues. Tanto, que hasta el gobierno del estado decidió no enviar a Jona a un funcionario de primer o segundo nivel, sino por poco se lo ordenan al señor que tiene las llaves del buzón de quejas de Palacio de Gobierno.
El cuatro de agosto de 1993 si fue infierno grande. El agente de Investigaciones Políticas Hugo González [†] detuvo la mano de un hombre entrado en años: «No te conviertas en asesino», evitando encender el cerillo que aventaría al procurador de Justicia, Tomás Flores, bañado en gasolina y con una soga al cuello.
Cuatro agentes de la Policía Judicial habían vejado la víspera a tres jóvenes jonacatepequenses, en la vía pública. Una muchedumbre les roció gasolina a los polijudiriñorataspatasplanas, como les decía a los policías judiciales José Luis el Negro Rojas, entonces el mejor reportero de nota roja, tras ser golpeados sin misericordia.
Esa noche, el gobernador Antonio Riva-Palacio [†] ordenó a su chofer llevarlo a Jonacatepec, plantando cara a Fuente Obejuna, como se escribe correctamente, por dos únicas razones: su obligación moral ante la responsabilidad oficial y por hombría. Recibió agresiones verbales y físicas, pero aún a costa de su seguridad, no se arredró y logró conciliar, evitando escalara la tragedia.
letraschiquitas
Reporteros preguntaron a Hertino Avilés sobre la desaparición del Instituto Morelense de Información Pública y Estadística del que está encargado, y respondió: «La opacidad y el oscurantismo fomentan la tiranía y gobiernos dictatoriales», dictatorialmente evitando reconocer que tiránicamente negoció una plaza laboral de gobierno… para su esposa***. En octubre, el peladito de Tlatilco, Cuauhtémoc Blanco, agredió a Alberto el Venado Medina y el domingo, al portero Sergio Rodríguez, en partidos de exhibición por dinero, el que está obligado a no recibir por su condición de diputado, violentando la ley. Violento y con fuero, se sabe que no está sólo, como le gritaron las diputadas morelenses Ariadna Barrera y Sandra Anaya***. En Cuernavaca, un niño murió tras ser atacado por perros callejeros en el poblado de San María, porque el edil José Luis Urióstegui no tiene mando ni en el área de control canino, acaso porque no es negocio. El gobierno uriosteguista es único responsable por esa nueva tragedia que se suma a incontables, como el robo con violencia a Santander de Domingo Diez, perpetrado ayer… sin detenidos.




