(16 de mayo de 1917-7 de enero de 1986)
Aquello que lo conmueve, conmueve. Lo que le agrada, agrada.
Su gusto afortunado es el gusto del mundo.
Lessing
Roberto Bravo
Vi a Rulfo cuatro veces mientras vivió, pero sólo una vez platicamos en la mesa de un café con otros dos escritores. Había leído y escuchado tantas anécdotas y salidas ocurrentes sobre como había escrito sus libros, y acerca de su carácter que cuando estuve con él me pareció otro muy distinto al que había visto en las entrevistas para la televisión.
Esa noche en una cafetería de la ciudad de México estuvimos con él un su amigo, una escritora muy inteligente y atractiva, y yo. Rulfo tomó el mando de la conversación y no paró de hablar siempre pendiente de los ojos de la única mujer en la mesa.
El tiempo voló hasta que nos dimos cuenta qué era tarde y nos despedimos. Lucía fresco, esbelto y elegante. Juan fue un hombre guapo siempre. Me dio su mano antes de irse, la tomé entre las mías, la sentí cálida y suave como la de un niño. Cuando partió, seguí su imagen por la acera hasta que se perdió en la noche. No volví a verlo otra vez.
México es la tierra de Rulfo por obra y nacimiento, y los libros de Juan, representan en el horizonte de la literatura mexicana contemporánea, el pico más alto de su cordillera.
La carrera internacional de Juan Rulfo surgió asociada a un fenómeno literario llamado Boom, que inició por la enorme venta que alcanzaron los libros de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, y el Premio Novel otorgado a Miguel Ángel Asturias, esto incitó a las editoriales y críticos literarios de otras lenguas a buscar más autores latinoamericanos, y así surgieron y se revaluaron una cantidad considerable de extraordinarios escritores: Alejo Carpentier, Augusto Roa Bastos, Joao Guimaraes Rosa, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, y otros.
Como se podrá ver y leer en este escrito, México es tan diverso que para entenderlo siempre serán necesarias obras que asuman su mundo a la manera de una parábola bíblica como en la novela Pedro Páramo de Rulfo, donde coexisten en síntesis sus estratos sociales más representativos caracterizados por personajes que deambulan en Comala, el pueblo donde reside esta gente contradictoria que aún muerta sigue sintiendo el rencor que la habita, y conmueven por su humanidad.
Despojado de adornos, el lenguaje libre y limpio con el que están dotados estos personajes que narran y describen su existencia, no entretiene, despierta emociones.
Rulfo tenía entre 6 y 10 años, cuando murieron sucesivamente su padre, su abuelo y su madre. Vivió los efectos colaterales de la Revolución Mexicana (su familia quedó arruinada), y la Guerra Cristera (conflicto instigado por el clero y apoyado por las mujeres de los combatientes). Su orfandad, y la violencia que la provocó marcó su vida y su obra.
Lector ávido desde niño, melómano, y entusiasta de las artes plásticas y la fotografía, se dejó conducir en su escritura por los consejos de Efrén Hernández, escritor amigo; aprendió fotografía viendo libros de imágenes de otros artistas y siguiendo manuales del género. Hacia 1935 asistió al curso de Justino Fernández, la autoridad más importante en arte moderno y contemporáneo de México, quien llevaba a sus alumnos a los alrededores del Distrito Federal, para explicar en esos lugares dónde y cómo se produjo el arte prehispánico, y pintores como José María Velasco, entre otros, hicieron sus paisajes. De esta época datan algunas de las fotografías de esos sitios, a los que Juan acompañó a su maestro cámara en mano. José María Velasco, el paisajista más destacado de la pintura en México, fue una de sus influencias, tanta que Juan hizo fotos a detalles de sus cuadros.
Como escritor Juan Rulfo publicó en 1953 su libro de cuentos El Llano en Llamas, y en 1955 su novela Pedro Páramo. Cómo fotógrafo, en 1960 expuso 23 imágenes, en Guadalajara, Jalisco. En 1980 se expusieron 100 fotografías en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, con motivo del Homenaje Nacional organizado por el Gobierno de la República. En 2009, expusieron 50 fotografías en Oaxaca, Oaxaca. En 2017 se exhibieron en la ciudad de Puebla, Puebla, 150 fotografías, para celebrar los 100 años de su nacimiento.
México en los años siguientes a la Independencia (1810-1821), se convirtió en un territorio de conquista para las grandes potencias. “viajeros” de todas las nacionalidades lo recorrieron catalogando sus riquezas, y valorando los pro y contra de una intervención. México atraía a los extranjeros, querían conocerlo, describirlo, pintarlo, y mostrarlo al mundo: Claudio Linati (1790-1832), William Bullock (1824), Henry George Ward (1828), La marquesa Calderón de la Barca (Vida en México, 1843) Frédéric Waldeck (1766-1875), John L. Stephens y Federico Catherwood (1841), Daniel Thomas Egerton (1834), Johann Moritz Rugendas (1802-1858), Carlos Nebel (1805-1855), John Phillips (1848), Alejandro von Humboldt, entre otros. Los mexicanos José María Velasco y Juan Rulfo hicieron del paisaje y la realidad de México el fundamento de su arte.