SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial Expediente Ultra
El ambiente tormentoso de niveles neurálgicos a que se llegó en el PRI-Hidalgo, con el punzante intercambio de epítetos entre el gobernador Omar Fayad y el dirigente nacional del tricolor, Alejandro “Alito” Moreno, amenazaba ya con una escalada peligrosa, pero de pronto, el maremagnum comenzó a decrecer y en estos momentos se advierte una calma que sorprende a propios y extraños.
Todo comenzó con una sorpresiva fotografía, donde aparecen tres personajes en evidente conciliación: “Alito” con expansiva sonrisa; Omar Fayad sereno y el tercero, sobrio, Julio Valera Piedras, líder estatal priista.
La pugna había estallado entre el gobernador y el líder nacional, en tanto que el dirigente estatal daba la impresión de estar “borrado” de la escena. Pero después se supo que Valera Piedras se dedicó con tesón y perseverancia al trabajo político discreto y eficiente, y el resultado fue el acercamiento, la charla civilizada y el acuerdo de frenar en seco el conflicto.
Fayad y Moreno son, al final de cuentas, políticos profesionales y el asunto llegó al punto que era obligado: el acuerdo para, de inmediato, trabajar en la campaña que apenas arranca y que la tarea necesitará, como es obvio, de la participación y el esfuerzo de todos.
El primer paso está dado. Pero quedan vidrios y platos rotos que reparar. Por lo mismo, Valera Piedras continúa su trabajo, el que muchas veces no se ve, pero que finalmente surge con resultados concretos.