Por Aurelio Contreras Moreno
Como si Veracruz fuera un territorio en disputa dinástica de señores feudales, así los vástagos de los dos políticos que han marcado el destino de la entidad en los últimos años –para bien y sobre todo para mal-, se preparan para escribir su propio capítulo de la misma historia.
El alcalde panista de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, y el diputado federal plurinominal del Partido Verde y su dirigente de facto en el estado de Veracruz, Javier Herrera Borunda, están en plena campaña rumbo al 2018.
Yunes Márquez claramente busca suceder a su padre en la gubernatura. Su promoción política personal empezó incluso antes de que Miguel Ángel Yunes Linares arribara formalmente al poder, cuando encabezó la muy mediática –pero en los hechos, nada efectiva- toma de palacio de gobierno por parte de presidentes municipales del PAN y el PRD para exigir, con toda la intransigencia posible, el pago de adeudos de participaciones federales que el gobierno estatal en tiempos de Javier Duarte no transfirió a los ayuntamientos.
Y nunca les pagaron los adeudos –ni la administración interina de Flavino Ríos ni la actual-, pero Yunes Márquez aprovechó el inédito espectáculo para mostrarse en los medios como un político con liderazgo. Aunque no hubiese conseguido nada de lo que exigía.
Una vez instalado en la gubernatura su padre, todos los esfuerzos de su administración han estado encaminados a allanarle el camino a Miguel Jr. Desde el nombramiento en posiciones clave de varios funcionarios más afines a él que al propio gobernador, como a través de su exposición en actos gubernamentales en los que no tendría razón su presencia, como fue la reciente entrega de libros de texto gratuito que realizó el gobernador Yunes Linares en el municipio de Tierra Blanca. ¿Qué tendría que hacer ahí el alcalde de Boca del Río?
Por su parte, Javier Herrera Borunda comenzó a promoverse en spots del Partido Verde que se transmiten por televisión en horario “prime time”, con el fin de generar conocimiento y expectativa respecto de su figura, invariablemente asociada a la de su padre el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien a pesar del desastre que provocó en su sexenio y sobre todo con la imposición de Javier Duarte como su sucesor -por increíble que parezca-, mantiene altos niveles de popularidad entre los habitantes de varias regiones de Veracruz, que de verdad creyeron y todavía juran que fue un mandatario “benefactor del pueblo”. Claro, con dinero ajeno.
Herrera Borunda estaría en la búsqueda de, por lo menos, la candidatura al Senado de la República, la cual tendría prácticamente asegurada si así la desea, toda vez que mantiene el control del Partido Verde en la entidad.
Pero si se llega a concretar la ruptura de la alianza electoral entre el PVEM y el PRI para los comicios de 2018, y el Verde fuera solo a la elección, el “cachorro de la Fidelidad” podría incluso optar por lanzarse en pos de la candidatura a la gubernatura, como ha sido el plan de su padre desde que lo lanzó al ruedo de la política real, hace relativamente poco tiempo.
La disputa por el poder Yunes contra Herrera, Herrera contra Yunes, que tanto ha dañado a Veracruz, está por alcanzar su propio relevo generacional. Sin que ello signifique que vaya a ser menos nociva.
Ida
En momentos oscuros para la promoción y difusión del arte y la cultura en Veracruz, la muerte de la doctora Ida Rodríguez Prampolini duele en lo más profundo, mientras que su figura se agiganta.
Gracias por todo. Por tanto.
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