El divisionismo social, la demagogia, la falta de seguridad, la omisión al cumplimiento del deber, los embustes, la corrupción, la destrucción de nuestras instituciones, la narco-política; demuestran objetivamente que la manera de gobernar de la Cuarta Transformación de la Nación está fallando como forma de conducir a México.
Nuestros Estados Unidos Mexicanos que hasta antes del neoliberalismo habían enseñado a la comunidad internacional sus principios jurídico políticos elevados, se ven en el hoy arrastrados hacia un destino incierto. El sistema de procuración e impartición de justicia no responde a éstos momentos de crisis. México no puede esperar a que Andrés Manuel López Obrador recapacite en su obrar.
Se ha asegurado por la más prestigiada Barra de Abogados y por diversas togas pertenecientes a la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, que la democracia se está convirtiendo en un mito, porque se apoya en una falaz soberanía política del pueblo, ya que a México se le gobierna por simples ocurrencias privilegiadas por el Presidente Constitucional. La justicia se le niega al pueblo y esto la Cuarta Transformación de la Nación lo asimila de manera indiferente.
Quiérase o no reconocer en México se vive una crisis democrática, una profunda crisis institucional peligrosa para el destino de nuestra Nación, creadora de temores y angustias. La justicia ahora enarbola la bandera de Andrés Manuel López Obrador de que “no todos somos iguales”, siendo que el espíritu de nuestra Carta Magna mantiene el mismo principio de igualdad ante la ley. Han creado un régimen contradictorio y paradójico. Se ha enmudecido a la justicia.
En pasadas décadas la espada de la justicia era imponente, ahora es impotente en contra de tanto abuso de poder, arbitrariedad, ignorancia en la aplicación de la ley, corrupción, omisión en indagar a la narco-política. En la actualidad México carece de una justicia con puño de acero y ojos vendados, ahora la forma de gobernar la pretende doblegar con aquello de que: “a mi no me vengan con cuentos de la ley”.
El evangelio de las tribunas mañaneras se condensa en unas cuantas falacias mal hilvanadas y peor expresadas que han llevado en un acto político a quemar la figura de la titular del Poder Judicial Federal.
Nuestro sistema político es incongruente al querer destruir a nuestra Institución Electoral Mexicana para lograr caprichos de continuidad de poder.
Cuando la Cuarta Transformación de la Nación se encuentra perdiendo su seguridad, estabilidad y continuidad, está tomando decisiones peligrosas y difíciles. Ahí es cuando la justicia no debe de enmudecer.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..