Durante el tiempo en que nos ha pretendido gobernar ésta Cuarta Transformación e inmersa en una compleja crisis de salud mundial, económica y política, nuestro Primer Mandatario de la Nación y sus inhábiles asesores de justicia, no han sabido coordinar ni seleccionar a un grupo de togados que apoye a la justicia para superar todos los obstáculos a los que se enfrenta dada la corrupción que la invade. Nuestro Primer Magistrado de la Nación, tiene la ineludible obligación de poner en marcha todas las acciones de la administración pública en cada una de sus aristas, dentro de los protocolos exigidos por nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es el medio jurídico que nos conduce para lograr alcanzar el objetivo de JUSTICIA que fue prometido por Andrés Manuel López Obrador, al asumir el cargo que detenta.
Muy triste y lamentablemente ello no ha sido cumplido y no ha sido satisfecho por carencia de rumbo y objetivo, lo cual conduce a la justicia a navegar sin orientación, a la deriva, según vengan los vientos que provienen del sotavento.
En materia de justicia nuestro Primer Magistrado de la Nación no cuenta, ni tiene a un grupo de togados con experiencia en las lides referidas, que lo asesore de manera adecuada, docta y verás, tiene séquitos a los que ordena y manda a hacer lo que él considera y estima es lo viable y por desgracia y según dicen no acepta consejo alguno; lo más lamentable resulta el hecho que el propio Andrés Manuel López Obrador no está preparado ni educado para conocer el adentro de nuestras leyes, mal ordena los pasos que se deben de seguir en el ámbito de procuración e impartición de justicia al grado de convertirse en el Director de Comunicación Social de la Fiscalía General de la Nación al informar las deposiciones emitidas por Emilio Lozoya Austín.
A la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A.C., ello le preocupa en demasía, pues al no saber de leyes y menos contar con la asesoría indicada, produce por consecuencia que Andrés Manuel López Obrador, considere contar con la verdad irrebatible y para solucionar todos los males que nos aquejan en justicia.
En los albores del inicio del tercer año de gobierno de ésta Cuarta Transformación, la justicia se encuentra en el ojo del más potente huracán, debido a que el Primer Magistrado de la República no supo rodearse con los Togados adecuados, pensantes, doctos y conocedores de los adentros de esa justicia prometida.
Se añora a un hombre de leyes como Don Abelardo Cárdenas, quién supo encauzar a Carranza en el rumbo y con el timón de la Constitución para llevar a México a buen puerto, sacándolo del ojo del huracán.
La Justicia necesita y merece llegar a buen puerto. México lo exige.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de
Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..