Se dice, quizá con un poco de razón que México y Estados Unidos son buenos amigos que guardan en ocasiones prudentes distancias. Gracias al Derecho Internacional contamos con una larga tradición de relaciones cordiales; un sinnúmero de experiencias, a veces gratas, y otras no, las experiencias a nivel de gobierno y de particulares, nos unen de tal manera, que permiten que se afirme que nos conocemos bien. El hecho de que los contactos diplomáticos y académicos sean continuos y se multipliquen día con día arrojan resultados de excelentes manifestaciones y colaboraciones para combatir flagelos que dañan a las dos naciones. En próximos días tendremos una amable visita de Estado, lo que resulta ser una prueba indudable de que ambos Países aprecian ésta relación y desean intercambiar conceptos, informaciones e ideas al más alto nivel, sobre el combate da la narcopolítica y las circunstancias negativas que arroja para a ambos Países.
Estados Unidos de Norteamérica es la principal nación que padece la adicción motivada por el trasiego de estupefacientes. Son loables los esfuerzos que realizan para combatir el fenómeno del narcotráfico. La lucidez de su Presidente y su Vice Presidenta, la capacidad de trabajo, habilidad diplomática, dedicación, investigaciones, información e ingenio de sus agencias de seguridad en todo el mundo les dan el plus de contar y saber el nombre del narcopolítico que impregnó de corrupción a ésta gran Nación mexicana.
Su posición de vanguardia le confiere información valiosa para superar el problema que padece México respecto al fenómeno de la narcopolítica que permea a nuestra República, información que ahora quieren compartir con la Cuarta Transformación de la Nación, a fin de que ahora se actúe como debe de ser, y a la vez, le permita a nuestro País evitar más desgracias como las padecidas en el pasado reciente.
Pocos países como Estados Unidos ejemplifican tan claramente el fenómeno de daños a la salud derivado del narcotráfico, cuentan con una formidable organización para recabar información que les afecta por ello, en la Drug Enforcement Administration (DEA) la recaban de todo el orbe, para posteriormente intercambiarla con otras naciones como México y Colombia, se vive cotidianamente la necesidad vital de la preservación de la salud menguada por el problema del narcotráfico a fin de evitar crisis que frenen y afecten la indispensable relación con nuestra Nación.
Sabemos y nos costa que Kamala Harris está plenamente consciente de las imperiosas e inaplazables necesidades de nuestro México que deben operarse para combatir el fenómeno de la corrupción derivado de la narcopolítica infiltrada en la época del neoliberalismo.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, refiere su convicción de que en el ámbito jurídico, debemos contemplar el grave problema que padece México desde una perspectiva genuinamente política. México ha sido incapaz, triste es reconocerlo, de resolver y poner fin a éste problema, derivado a tanta complicidad para proteger a aquél sinvergüenza político que enlodó a nuestra República dado su incorrecto actuar.
La hora ya le llegó a ese forajido de las leyes. Muy pronto lo veremos tras las rejas.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Academia de Derecho Penal
del Colegio de Abogados de México, A.C.,