La abogacía libre e independiente de nuestro México, siempre ha sido consciente de perpetuar la tradición de las togas que portamos, dicha leyenda se encuentra establecida en la observancia de reglas y normas comunes de disciplina, una de ellas por desde luego, es el alto sentido de la justicia, otra más, la de la libertad y consecuentemente la del respeto que le debemos a nuestro suelo patrio, éstas enunciadas con antelación, son algunas de las características constantes de nuestro juramento para obtener la patente que nos autorice a ejercer nuestra profesión. Todo ello representa para nuestras togas lo que la idea de Patria es para nuestro México.
Varios conceptos son los que gobiernan el espíritu del abogado independiente; las leyes, las máximas de la autoridad cuándo éstas son aplicadas con honestidad y los ejemplos que nos legó nuestra historia jurídica patria, ahí es donde verdaderamente se forma el espíritu que le da fuerza y poder a nuestras vestimentas. Ese espíritu es la tradición, experiencia siempre reflexiva de tiempos que trajeron a nuestras togas el mensaje de aquellos que fueron nuestros mentores profesionales; una regla y una disciplina, que nos otorga la experiencia.
Cuando reflexionamos en la magnitud y nobleza de nuestra profesión, debemos tener siempre presente que no es sólo buscar justicia al presente, sino saldar una deuda de agradecimiento con el pasado de nuestro México, la tradición es traer al presente a las togas que nos precedieron, que nos enseñaron, que nos ilustraron e hicieron conocer y diferenciar el bien de la justicia y la inmundicia de la injusticia; que nos aleccionaron, capacitaron y adiestraron a fin de dirigir nuestros pasos por un sendero de resplandor de varios siglos de honor; como lo dijo en su momento Don José Dzib Cardoso +, gran abogado campechano que siempre fue un enamorado de la justicia y del servicio público: “el espíritu de los jóvenes abogados anima e ilumina el sendero en busca de justicia”.
La abogacía a diferencia de ciertos menesteres y necesidades de la política, jamás ha traicionado nuestras añejas tradiciones, a desemejanza de algunos Siervos de la República, los cuales por desgracia se dejaron llevar por la indolencia, la pasividad o la omisión, sabemos que con nuestras tradiciones se finca el porvenir de nuestro México. Las togas del Foro Independiente de la República son vivientes, ahora exigen justicia en ésta Cuarta Transformación de la Nación, se hacen escuchar con el personal acento que nos concede esa independencia. Tenemos deberes de honor que no olvidamos; son los faros que nos guían y nos conducen para buscar la justicia que tanto requiere nuestro México.
Por ello exigimos la reapertura del caso de la narco-política, la cuál ha sido omiso en indagar Alejandro Gertz Manero.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de abogados de México, A.C..