Rodolfo Villarreal Ríos
El miércoles 25 de junio, tuvimos oportunidad de asistir a uno de esos eventos que revitalizan el espíritu. Antes de que usted, lector amable, vaya a imaginar que ahora nos dio por andar de místicos, permítanos aclararle que se trata de algo más serio lo que nos provocó dicho placer. Ese día, en el Auditorio de la institución que lució pletórico, se efectuó la ceremonia en la cual la Academia Nacional de Medicina de México invistió a miembros nuevos como Académicos Titulares, 10; Numerarios, 19; Asociados, 1; y Honorarios, 9, seis nacionales y tres foráneos. Permítanos realizar un recuento breve de lo acontecido.
El evento fue presidido por el secretario de salud, David Kershenobich Stalnikowitz, así como el presidente de la Academia, el doctor Raúl Carrillo Esper y la vicepresidenta de dicha organismo Ana Carolina Sepúlveda Vildósola. Al tiempo que el doctor Carrillo Esper daba la bienvenida a los asistentes, nos proveyó con un recorrido histórico sobre los orígenes de la Academia, en abril de 1864, dando énfasis especial al papel que tuvieron en su creación un par de médicos, originarios de Tulancingo, Hidalgo, los hermanos Aniceto y Francisco Ortega Del Villar. T
ras de ello, nos relató el proceso de cambio que a lo largo del tiempo ha vivido la Academia, siempre con el objetivo de encontrar soluciones a los problemas de salud de los mexicanos. Para este escribidor, siempre consciente de su ignorancia amplia, escuchar aquello fue toda una lección sobre un tema que desconocíamos. Tras de esto, se procedió con la ceremonia de entrega de diplomas e insignias tanto a quienes fueron promocionados al grado de Titulares, así como a los de ingreso nuevo en calidad de Numerarios y Asociada.
Entre el grupo de quienes ingresaron a la Academia, en calidad de Numerario, destaca la médico-patóloga-neuropatóloga-toxicóloga-maestra en letras comparadas-investigadora Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores-profesora invitada de la Universidad Autónoma de Piedras Negras-profesora titular en la Universidad de Montana, Lilian Calderón Garcidueñas. Sus trabajos de investigación en el área de los efectos que tiene la contaminación ambiental sobre la salud humana, iniciados hace 34 años, la han llevado a situarse como una de las líderes en ese campo a nivel mundial.
Fue ella quien por vez primera determinó, en 2018, que, contrariamente a lo que se afirma, las enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer no inician durante la tercera edad sino tan temprano como a los once meses de haber nacido. En ese contexto, el trabajo de ingreso a la Academia, mismo que próximamente habrá de ser presentado, se tituló “El bulbo olfatorio, la corteza prefrontal y la corteza cingulada anterior son objetivos pediátricos tempranos para las nanopartículas magnéticas antropogénicas y su comportamiento de movimiento bajo campos electromagnéticos, Neurodegeneración, Impacto Neuropsiquiátrico y Rendimiento Académico”, un tópico primigenio a nivel mundial.
En representación de los Académicos Honorarios de ingreso nuevo habló la doctora Agnes Odile Marie Fleury X quien enfatizó el compromiso y la responsabilidad que adquirían como coadyuvantes para proponer soluciones a los problemas que en materia de salud enfrenta México. Por su parte, la maestra Rosa Amrillis Zárate Grajales como Académica Asociada, a la vez que se mostraba orgullosa de su incorporación, agradecía a los directivos de la institución que a través de su incorporación reconocieran la labor importantísima que su gremio, el de las enfermeras, tiene en el área de la salud. Destacó que en el mundo únicamente otras tres Academias Nacionales de Medicina han dado cabida a ese grupo de profesionales, ellas son las de los Estados Unidos de América, Brasil y Colombia. Y en ese entorno de lo internacional, se dieron tres presencias de nivel significativo.
El doctor Misael Uribe Esquivel se encargó de realizar la presentación y una semblanza breve del CEO de la Clínica Mayo, doctor Gianrico Farrugia. Tanto en las palabras del doctor Uribe como en el mensaje, vía remota, del doctor Farrugia se destacó la colaboración que existe entre la Clínica Mayo y el Hospital Médica Sur de nuestro país, lo cual se da en el entorno de excelencia que prevalece en el servicio médico que proveen ambas instituciones y permite un intercambio biunívoco de conocimientos, en donde se incluye la utilización de las tecnologías más avanzadas, que beneficia a la medicina tanto de México como a la de los Estados Unidos de América.
Por su parte, el doctor Hugo Moya Medina introdujo como Académico al director de la Organización Panamericana de la Salud, doctor Jarbas Barbosa da Silva Júnior, quien en su mensaje enfatizó la necesidad de implantar políticas públicas en materia de salud cuya orientación permita beneficiar a la mayoría de la población.
En ello, va implícito el uso de los adelantos tecnológicos lo cual permitirá el fortalecimiento de la salud pública en las naciones latinoamericanas.
Una vez que el doctor Hugo Barrera Saldaña nos proveyera de el bosquejo biográfico, tuvimos ante nosotros al tercer personaje nativo de otras latitudes quien ingresaba a la Academia en calidad de Honorario, el doctor Drew Weissman. Él, en 2023, obtuvo el Premio Nobel de Medicina, en conjunto con la doctora, Katalin Karikó, por sus descubrimientos sobre las modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces contra la COVID-19.
Aquello fue, para nosotros, y asumo que para todos quienes estábamos ahí presentes, un momento singular. Nos encontrábamos ante el científico que podríamos decir, sin duda alguna, fue uno de los salvadores de la humanidad en aquellos días no tan lejanos de la pandemia generada en un laboratorio de China. El doctor Weissman, en una exposición brillante, expuso como fue factible que sus investigaciones realizadas a lo largo de décadas pudieran culminarse en un periodo de diez meses, lo cual generó concepciones erróneas en cuanto a la celeridad del proceso, con la vacuna que salvaría millones de vidas.
Asimismo, en una muestra de que sus logros no han hecho que entre en un estado de placidez, dio a conocer que en la actualidad, él y su equipo de trabajo realizan investigaciones encaminadas a lograr una vacuna en contra de las bacterias. Aún para un lego en la materia, como lo es este escribidor, la conferencia resultó un deleite. Pero antes de continuar, hemos de hacer notar que el doctor Weissman no es el primer Premio Nobel de Medicina que ha ingresado a la Academia Nacional de Medicina de México. Acorde con información de la propia institución, otros diecinueve lo antecedieron como Académicos Honorarios. A continuación mencionaremos algunos de ellos.
El primer integrante del grupo referido lo fue, en 1890, Robert Koch quien obtuviera el galardón en 1905 por su descubrimiento del bacilo de la tuberculosis. En 1922, ingresaría Santiago Ramón y Cajal cuyo trabajo sobre la estructura del sistema nervioso lo hizo acreedor, en 1906, al Nobel. En 1946 ingresó Howard Walter Forey quien, en 1945, fue galardonado con el premio antes mencionado por los trabajos realizados, en conjunto con Alexander Fleming y Ernst Boris Chain, para descubrir la penicilina. En 1935, Bernardo Alberto Houssay sería investido como miembro de la Academia de nuestro país y una docena de años después, se haría acreedor al Nobel por las investigaciones acerca de la diabetes y la influencia de la adenohipófisis en la distribución de la glucosa en el cuerpo.
En 1981, fue incorporado Severo Ochoa De Albornoz cuyos trabajos, realizados en conjunto con Arthur Kornberg, sobre los mecanismos de la síntesis biológica de los ácidos ribonucleicos y desoxirribonucleico, le permitieron ser laureado con el Premio Nobel en 1959. En 2017, 55 años después de que, en conjunto con Francis Harry Compton Crick y Maurice Hugh Frederick Wilkins, descubrieran la estructura de doble hélice del ADN y obtuvieran el Nobel. Brenton Huggins, en 1979, pasó a formar parte de la Academia, trece años antes había logrado la presea, en conjunto con Peyton Rous, por sus investigaciones en el tratamiento hormonal del cáncer prostático. En 1971, Andrew Victor Schally ingresó a la Academia y, en 1977, como resultado de su investigación sobre la producción de hormonas peptídicas en el cerebro, se hizo acreedor a la distinción mencionada compartiéndola con Roger Guillemin y Rosalyn Sussman.
En 2009, la Academia proclamó como miembro a Louis J. Ignarro quien, en 1998, había logrado el reconocimiento por las investigaciones que junto con Robert F. Furchgott y Ferid Murad realizaron acerca del papel del óxido nítrico en el sistema cardiovascular. En 2011, Haral zur Hausen, Premio Nobel 2008 por su descubrimiento de los virus del papiloma humano causantes del cáncer cervical, se convertiría en miembro de la Academia Nacional de Medicina de México. Retornando a la ceremonia de investiduras, hemos de resaltar algo que no siempre se encuentra en ese tipo de eventos.
En medio de todas aquellas muestras de sabiduría y conocimientos, se suscitó algo distinto. La intervención magistral que realizara la pianista Mara Míchell Olvera Rojas quien con su interpretación de piezas clásicas y de compositores mexicanos contemporáneos dio una distinción singular al evento. Pero aún nos falta por mencionar otras tres intervenciones de mexicanos distinguidos.
Una de ellas fue realizada por la doctora Patricia Clark Peralta en el marco de la Conferencia Magistral Dr. Miguel F. Jiménez bajo el título de La Academia Nacional de Medicina como vector de la transformación de la salud en México. En el contexto de reconocer que son muchos los problemas que existen en materia de salud, la doctora Clark enfatizó que la Academia debe de convertirse en un vector de transformación a partir de tres ejes fundamentales, la investigación, la enseñanza y la difusión con la mirada puesta en lo esencial y con el objetivo de coadyuvar a mejor los sistemas de salud pública. En esto debe de prevalecer, como norma fundamental, la prevención para la cual han de emplearse los adelantos tecnológicos existentes. Esto permitirá que el sistema de salud público pueda dar respuesta a las exigencias que la población mexicana demanda.
A nombre de los Académicos Honorarios mexicanos habló el doctor José Narro Robles. El inicio de su discurso fue dentro de los cánones de toda persona bien nacida, expresar el agradecimiento a la Academia y sus directivos, a sus maestros y todos aquellos con quienes ha convivido, en grados distintos, durante su vida profesional, al igual que a su familia. Sin tratar de realizar una reproducción textual de sus palabras, recordamos varios pasajes de su alocución.
Empezó por reconocer que, en el mundo y en México, vivimos tiempos difíciles con un entorno en donde lo negativo prevalece ante lo positivo. Enfatizó que en ese contexto, son muchos los problemas que subsisten, la incertidumbre es la constante, hay una gran desazón a la cual acompañan la pobreza, la desigualdad, la ignorancia, y la exclusión para los más de los servicios básicos de salud y de muchos otros. Asimismo, mientras los valores laicos se hallan en crisis, vemos como aparece la resignación y el silencio cómplice de muchos ante los atropellos que los pocos cometen resultando ello en una tolerancia desmedida.
Esto termina por permitir que desde el poder se engañe, se fracture el estado de derecho, mientras que la dignidad, las libertades y la división de poderes se vean amenazadas. En medio de todo ello, carecemos de líderes genuinos. Nunca como ahora, se dependió tanto de la política para resolver los problemas, pero nunca como ahora se carece de políticos capaces de aportar soluciones. Nunca como ahora la humanidad poseyó tantos conocimientos y nunca como ahora son tan pocos quienes s benefician de ellos. Muchos son quienes olvidan los acontecimientos del ayer y las lecciones de la historia, están cegados por el aparente éxito del presente sin percatarse de las consecuencias negativas que tendrán para el porvenir.
Dado lo anterior, no es factible envolverse en el mutismo. El silencio es contrario a la medicina, el médico y la actividad médica. Callarse ante la adversidad termina por afectar la salud de la población. No se debe dejar de mencionar la carencia de recursos para atender la salud de la población, mientras que nuevas enfermedades aparecen y otras que ya estaban erradicadas se hacen presentes nuevamente.
No se puede olvidar las consecuencias de la pandemia, las muertes excedentes, la reducción de la expectativa de vida en cuatro años, la disminución de la vacunación, la privatización desmedida y el centralismo sin razón que dieron por resultado la ruptura del marco ético y científico de la medicina durante ese periodo oscuro. Ante todo ello, el doctor Narro Robles hizo un llamado hacia la unidad, el respeto mutuo aun entre quienes no piensen igual, la prevalencia del razonamiento y sobre todo a dimensionar el valor alto que tiene el conocimiento. En todo esto, enfatizó, habrá de jugar un papel trascendental la Academia en lo particular y sus miembros en lo general.
Actualmente son 620 sus miembros y desde su creación, en 1864, a la fecha han sido 1864 profesionales quienes han pertenecido a ella. Sus integrantes no pueden, no deben, olvidar que representan a lo mejor de lo mejor, pertenecer a ella es un honor y una responsabilidad que se tiene que demostrar día con día durante su actuación tanto en su accionar como profesionales de la medicina, como en su actividad diaria como ciudadanos. Aquellas palabras fueron rubricadas con una ovación de los asistentes de esas que quedan grabadas para siempre.
La ceremonia concluyó con la intervención del doctor Kershenobich Stalnikowitz quien, tras de reconocer el valor de las exposiciones presentadas por sus colegas que le antecedieron en el uso de la palabra, procedió a enviar un mensaje a los miembros nuevos de la Academia. A ellos, les indicó que ese ingreso es un reconocimiento a la trayectoria, la excelencia y las contribuciones significativas al conocimiento médico y la investigación en la materia.
Mencionó que pasan a formar parte de una Academia que se mantiene a la vanguardia del conocimiento medico cuyos integrantes se han caracterizado, a lo largo de la historia, por sus aportaciones innovadoras en el campo de la salud. La Academia ha sido, durante su existencia, el hogar intelectual de los médicos más distinguidos de la nación. Los exhortó a conducirse al amparo de los valores fundaméntales que caracterizan a la medicina y a la Academia como son la empatía, el rigor científico, la integridad, el compromiso con el bienestar de los pacientes y la sociedad.
Les enfatizó que a partir de ese momento se convierten en custodios de una tradición de excelencia, misma que están comprometidos a preservar y transmitir a las generaciones futuras. Asimismo, mencionó cuán valiosas han de ser las aportaciones que hagan para ayudar a moldear el futuro de la medicina del país, lo cual habrá de reflejarse en el diseño de un sistema de salud pública más equitativa y eficiente. En todo ello, deberán de tomar en cuenta los adelantos científicos y tecnológicos, presentes y futuros.
No queda sino hacer un reconocimiento pleno al presidente de la Academia Nacional de Medicina de México doctor Raúl Carrillo Esper, la vicepresidenta de dicha institución, la doctora, Ana Carolina Sepúlveda Vildósola, así como a su equipo de colaboradores quienes con sus acciones mantienen los estándares de la Academia en niveles de excelencia que se ven reflejados no solamente en el nivel de convocatoria sino en la calificación alta de quienes se hacen presentes en los eventos que organizan. Para entonces, ya había trascurrido tres horas y quince minutos, mientras que el 99 por ciento de los asistentes seguían ahí.
Ello era una muestra de que cuando la sabiduría, la cultura y la inteligencia se amalgaman, aquello se convierte en un deleite y el tiempo transcurre sin representar una carga, lo cual se traduce en un acto de esos que revitalizan el espíritu. Enhorabuena a los directivos y miembros de la Academia Nacional de Medicina de México. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (25.26.89) Algunos escépticos, que los hay por ahí, deberían de considerar que las palabras no son balandronadas. Los avisos van llegado, uno tras de otro, y más valdría que los tuvieran en cuenta.
Añadido (25.26. 90) Por actitudes como las que asume, en el seno de la OTAN, el españolito, Pedrito Sánchez, es que el resto de las naciones de Europa no terminan por considerar a España como parte de ese continente. Y, para rematarla, volvió a las andadas mostrando su orgullo antisemita. ¿Hasta cuándo los españoles habrán de continuar soportando dicho fardo quien no duda en aliarse con las causas más oscuras tanto en su entorno interno como en el externo?
