Claudia Rodríguez
Ya nos cansó ese circo en donde los mismos que participan en la arena, pactan sus cadencias a espaldas de los espectadores.
Concentración del poder casi unipersonal
El historiador británico Lord Acton en el año de 1887, escribió una frase que en la práctica se encuentra vigente: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Ejercer un control casi total sobre otros, es el ejemplo más claro de cómo algunos interpretan al presidencialismo y en donde hay una línea muy delgada para discernir cómo ejercer el poder más allá de la ideología.
Delimitar las fronteras de la institución presidencial con el Poder Legislativo y el Judicial, es el verdadero meollo entre instituciones libres o sojuzgadas en México; en donde desde hace algunos sexenios, hemos vivido con organismos a modo del mismo Ejecutivo y hasta parcialidad de los otros poderes de la Unión.
No obstante, los propios gobernados otorgamos al presidente en turno, un poder todopoderoso dentro del territorio nacional en razón de los destinos de la sociedad; es decir, aquello que nos parezca positivo, negativo o regular, se lo endosamos directamente a quien encarna la figura de jefe de Estado y a la vez jefe de Gobierno, y así, la concentración excesiva del poder en una sola persona lo vuelve frágil y vulnerable, más que la misma imagen de un mandatario fuerte, ante cualquier crisis.
A veces protagonistas, otras antagonistas
Instituciones presididas a modo de quien encarna la figura presidencial, lo hemos vivido antes los mexicanos con panistas y priistas al frente del Ejecutivo. Lo que vemos hoy con Andrés Manuel López Obrador, es una película conocida, en donde sólo cambian los actores entre los protagonistas y antagonistas –hasta calificados por quienes detentan el poder como villanos–, y aún eso es cuestionable, porque no pocos de los que hoy se subordinan al designio del poder supremo, antes igual jugaron el papel de contrarios. Lo que recién se vivió en la Cámara de Senadores, es un claro ejemplo.
A la toma de protesta de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), senadores priistas y panistas se oponían a la misma y repetían la película de otros tiempos al intentar tomar la tribuna y arrebatar el micrófono a la presidencia del Senado a como diera lugar incluso a “gritos y sombrerazos”.
Esta designación de la nueva ombusperson, recae como línea del jefe del Ejecutivo federal, justo como antaño con algunas casi olvidadas excepciones.
El circo ya hartó
Accionar más que acusar, es también responsabilidad de la oposición, misma que ya ha tenido la oportunidad de gobernar, y no nos ha salvado a los mexicanos de las lamentables condiciones en que sobreviven la mayoría de los mexicanos y al contrario, empobrecieron o deterioraron el bienestar de millones más.
Ya nos cansó ese circo al estilo lucha libre, en donde los mismos que participan en la arena, pactan sus cadencias a espaldas de los espectadores.
Más de lo mismo para que al final, todo siga igual.
Acta Divina… El presidente Andrés Manuel López Obrador, se mostró satisfecho por la designación de Rosario Piedra Ibarra frente a la CNDH.
Para advertir… Señala el mismo mandatario del país, que el Partido Acción Nacional (PAN) un ombudsman de florero.
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