Mientras el pueblo mexicano muestra interés por ingresar al siglo XXI, el grupo dominante quiere mantener al país en la dinámica de siglos anteriores.
A través de las redes sociales el pueblo de México ha encontrado la voz para gritar que está harto de vivir en el pasado, pero hay un grupo que no solo no escucha sino que hace todo lo posible por continuar viviendo en el México corrupto, represor y miserable.
Aunado a la violencia que vive el país de la mano del narco, ahora vemos una clase política que continua violentando las instituciones y que regresa a la desaparición, física o administrativa, de personajes incómodos.
El último ejemplo es el de la FEPADE, fiscalía especializada para la atención de delitos electorales, donde la PGR remueve al titular de dicha fiscalía, quien al menos en el papel aparentaba mostrar independencia, como debe ser, del poder ejecutivo y quien por lo mismo parecería ser un personaje incómodo en vísperas de un año electoral que se muestra difícil, por decir lo menos.
El pecado del fiscal, dejar ver que podría haber relación en el caso Odebrecht y la campaña electoral del 2012, o lo que es lo mismo, que se mocharon con Peña a través de Lozoya, a quien veíamos en los promocionales del entonces candidato como parte de su equipo más cercano, pues fungía como Coordinador de Vinculación Internacional en la campaña del candidato Enrique Peña Nieto, y quien ya con Peña como presidente de México sería nombrado Director general de PEMEX, no olvidemos que Odebrecht obtuvo sus mayores contratos precisamente con esta ahora llamada empresa productiva del estado, mejor conocida como la vaca que da petróleo, a la que ordeñan sin piedad.
Parece que por lo caliente y apurado del caso, no hubo caja china que se formara para distraer, o tal vez en una falla de cálculo político, nunca pensaron que a la gente le interesaría el caso, lo cierto es que el escándalo crece. No menos escandaloso es el hecho de que la PGR actualmente carece de titular por lo que solo un encargado de despacho fue el que tomó la decisión de remover al titular de la FEPADE, lo cual hace aún más sospechoso el movimiento, en un México de simulaciones, dedazos y telefonazos presidenciales.
Con el 7% de aceptación, el presidente carece de credibilidad para desmarcarse de tal escándalo, tal vez sea eso lo que le ha restado capacidad de maniobra o tal vez un total y absoluto desinterés ya, de guardar las apariencias.
Lo cierto es que por el momento no hay nada que distraiga a la atención pública de dar seguimiento a este caso, hoy no hay Frida Sofía, o tal vez estemos ante la caja china de algo peor.
Jorge A. Barrientos