Por Claudio De la Llata
Pocos días faltan, para que se lleven a cabo en México los comicios electorales, donde el poder ejecutivo, el poder legislativo federal, y 9 gubernaturas, renovarán sus gobiernos y a estas alturas, lo único que se respira en el ambiente, es la zozobra y la indefinición, que tienen sumido al pueblo de México en la angustia, de no saber cómo sucederán las cosas, a la sazón de todos los eventos interpósitos de una elección reñida al grado del enfrentamiento, y una violencia electoral, que asoma la peor parte de todo lo referido.
Muchos han sido los indicios de que posiblemente las cosas no sean tersas; por el contrario, se atisba una asonada que pudiera llegar a la inestabilidad social y a la ingobernabilidad, de consecuencias inescrutables, que tal vez hagan llegar un escenario de tragedia, en donde quizás, ya nada sea igual después del 2 de junio.
Indudablemente que nadie ganaría nada si esto sucede, pues en una guerra electoral así, nadie gana… todos pierden y de ser así; la estabilidad política, social y económica se van a venir abajo, y el país entraría en una convulsa social de proporciones inimaginables, de consecuencias indescriptibles, de dolor y tragedia, que pudieran acechar a México situándolo en el peor escenario, en donde el cisne negro de las circunstancias, podría robarle al país, la tranquilidad (de por sí trastocada por el crimen organizado), cuyos hechos propiciarían una desgracia, y la fatalidad al país entero.
Quisiera equivocarme profundamente, y de ser así lo celebraría hondamente; pero por desgracia, todo indica lo contrario hasta el momento, pues no se ve que Xóchitl Gálvez vaya a Claudicar, ni que los del partido MORENA cambien su hoja de ruta, pues en el colmo de la obstinación, no han querido darse cuenta, de que México vale mucho más que una elección, en donde ahora se juegan todos el “todo por el todo” en un clima de linchamiento, y una campaña de odio de clases, que permitiría instaurar un régimen, que haría llegar al autoritarismo absolutista, en una dictadura de partido, que representaría un retroceso fatal.
Igualmente hay que decir, que hay varias manos exteriores metidas en el proceso, vemos por un lado a China, por otro a Rusia a Venezuela y Cuba, donde finalmente jugando sus propias fichas, en una danza de intereses intercontinentales, ha llegado Estados Unidos, por lo que si las llevan al extremo, podrían causar mucho daño a México, puesto que no sería nuestro país otra cosa, que una arena más dónde libran las potencias mundiales, un duelo de poder a poder, para adjudicarse una región más, a sus éxtasis por el control global.
Además de lo ya referido, cabe destacar que cada candidato tiene su preclaro padrino, pues mientras Xóchitl Gálvez trae la venia del vecino del norte, Claudia Sheinbaum tiene el beneplácito de China y Rusia, generando con esto un control incendiario de los daños (que ya son demasiados), en el que también no sólo se lucha porque gane un partido en específico, ni un candidato en especial, sino la lucha es por instaurar un gobierno, al contentillo internacional de los intereses más profundo y México por su condición geográfica, representa un país muy deseable, para que los más oscuros intereses, y las más abyectas pasiones confluyan, durante una danza de violencia, descalificación, pasión desbordada y odio, que llevarían a las partes a escenarios poco útiles, pues la violencia por la violencia misma, no le sirve a nadie para lograr ventaja alguna, y todo se arruinaría, si la lista de pasivos, se hace efectiva en los hechos…
También pasa el fantasma de la fuga de capitales por las coyunturas tan violentas, pues nadie querrá invertir si la violencia se hace presente; ya de por sí con la violencia del crimen organizado tal y como subrepticiamente se desarrolla, hay muchas inversiones que nada más no llegaron a México, en un escenario político electoral como el que pudiera darse, las inversiones que hay saldrían inmediatamente de México, dejándonos a todos en un país cuya confianza se reduciría a cero, en un mar de insatisfacción, y en una pobreza indescriptible.
Por tanto, esperemos que haya una profunda reflexión de todos los actores políticos de este momento, para que piensen dos veces, antes de creer que ganar con violencia, pudiera ser algo factible y rentable.
Finalmente basta decir, que todos los mexicanos esperamos lo mejor de todas y todos en la vida pública de México, para que las elecciones puedan desarrollarse en paz y armonía, y que quienes se tengan que ir de la vida pública… se vayan, sin hacerle tanto daño a México.