Las restauraciones, vueltas de tuerca de las monarquías religiosas, tienen el mensaje de la perpetuidad. Los borbones mandan decir a los carlistas que la vuelta de Alfonso XII es el retorno de una familia que sustituye a los Austria al frente del abarrote, for ever and ever. Se vuelve a un estado previo, que las oligarquías consideran mejor.
Apoyados en el Eclesiastés, atribuido a Salomón, 3:5, “Aquello que fue ya es. Y lo que ha de ser, fue ya y Dios restaura lo que pasó”. Para contentar a liberales y conservadores, Cánovas del Castillo propone la alternación de los grupos españoles de diversa ideología en la Casa parlamentaria. Y tan tán.
El mensaje es para todo el reino. Y lo entiende quien deba entenderlo. Así de fácil. No hacerlo cuesta la vida. En cambio, aquí, los mensajes de la canalla atracomulca son como una especie de telegramas internos que sólo son para los ojos de aquéllos que se dediquen a robar previa autorización de los depredadores toluquitas.
Eruviel, ajeno a las dinastías del Valle toluco, consagradas, poderosas
Cuando Alfreditito, nieto del primer Alfredo, comendador alemanista en Atracomulco, se presenta a la casilla electoral jalando a un niño de escasos cinco años, enseña a las huestes atracomulcas al cuarto Alfredo Del Mazo, el perpetuador de una dinastía, del linaje de la garnacha, la carne de Obispo y la barbacoa de Ocoyoacac.
En el mensaje se esconde un significado realmente tenebroso e ignorante a más no poder. En primer lugar, derrumba cualquier esperanza del adelantado Eruviel Ávila Villegas, el miembro de la pareja oculta, cuyos lazos maritales se celebraron en Barcelona, al poco tiempo de ocupar el sillón desvencijado de Toluca.
Eruviel, ajeno a las dinastías del Valle de Toluca, consagradas poderosas al influjo del sentimental Isidro Fabela, canciller de Venustiano Carranza, íntimo amigo y tío de Alfredo I de Atracomulco, Valedor de Carlos Hank González, a quien proyectó desde la primera juventud de vendedor de golosinas en lo que es hoy la Plaza de los Mártires, llegó por otros influjos.
Fue apoyado hasta el paroxismo por el condecorado Arturo Montiel, a contrapelo de los deseos de Alfredo II, quien había tratado de empoderar al vástago. Eruviel, venido de los llanos del infelizaje en Ecatepec no era el indicado para la continuación de la dinastía. Eran las antípodas del reino.
Ávila garantizaba los negocios en boga de los de Atracomulco
Los atracomulcas tragaron camote, no sin hacer gestos, apechugaron la entronización del desconocido por la obligación temporal de ganar las urnas, en un momento que el Infante Enrique Peña Nieto tenía que ocupar la plaza de la capital nacional. No podían exponerse a una derrota frente a los blanquiazules de Tlalnepantla, que venían por todo.
Carlos Hank González ya había muerto, y no había un sólo destacado que se opusiera al lance. Eruviel fue exaltado, con todas las triquiñuelas de rigor, se alzó con el trono, enseñó sus deseos reprimidos, convirtió el Estado en un páramo de secuestros, degüellos e inmundicias, y transitó orondo, cantarino, por todos los ubérrimos presupuestos.
No hubiera sido diferente. Pero el hecho de responsabilizarlo limpió cualquier mácula, al fin y al cabo garantizaba los negocios en boga de los de Atracomulco. Pero cuando, junto con Arturo Montiel trató de entronizar a Ana Lilia Herrera Anzaldo, se quebró la unidad, el empuje del grupo compacto…
… y he ahí las consecuencias: Alfreditito –nieto de Alfredo, hijo de Alfredito— sólo consiguió el 30% de los votos, a pesar de la inyección desbocada de 70 mil millones de pesos, y las vergüenzas de todo el llamado gabinete federal, que tuvo que pasar lista en un espectáculo dantesco de derroche, atraco constitucional y desenfreno cívico nunca antes visto.
La rancia “aristocracia” de Atracomulco, efectivamente, está desnuda
La legitimidad es ya imposible. Aunque se esfuercen por alcanzarla, gastando otro tanto en dos meses más de esquizofrenia e impudicia, el concepto ya se les escapó. Una valiente maestra de pueblo, sin más recursos que su carisma, los volteó de cabeza, los puso a parir, en el sentido exacto de la expresión. Entraron al callejón de los chingadazos.
Demostraron a tirios y troyanos que efectivamente están desnudos. No hay ropa que les alcance para cubrir sus miserias electorales. El toluquismo no tiene 700 mil millones para comprar la voluntad que se requiere y entronizar en Palacio Nacional a Videgaray, Meade, Nuño, Narro, Osorio Chong, Soberón Sanz, ni a nadie que se les parezca.
Montiel y Eruviel quedaron fuera del proyecto dinástico de la canalla
Eruviel Ávila Villegas y Arturo Montiel Rojas, los causantes del rompimiento están fuera del Grupo Atracomulco. El de Ecatepec no lo ha entendido. Cree que los esfuerzos desplegados en campaña le ofrecen mejor futuro. Con la cabeza llena de humo, empieza a boletinar que es el bueno para “La Grande”. Pobre iluso. No sabe en la que está metido.
En este episodio de la restauración dinástica, un acabado proyecto de esa canalla, no aparece Eruviel Ávila Villegas por ninguna parte. Se trata de un juguetito que jamás podrá obtener. Ya puede ir buscando una gerencia de medio cachete en las nóminas de OHL, porque en Higa, la constructora de Peña Nieto, tiene prohibida la entrada.
El proyecto de la canalla atracomulca pasa muy por encima de su cabeza. Tendrá que ir cantando con Arturo Montiel las estrofas de “¡Ánimas que no amanezca!”, porque hasta el perdón les está vedado. Han pasado a ingresar al panteón político. Y ahí no hay retorno.
Quieren ser más ricos que Carlos Slim, el blanco de sus envidias
Los perfiles de la restauración dinástica son fácilmente identificables: se trata de creer a pie juntillas que las maleta$ lo compran todo. Que la judicialización de la política, de la mano de los tribunales electorales vendidos a Humberto Castillejos Cervantes, jamás aceptarán un escrito de barandilla. Serán inaccesibles a ese deshonor.
Creer con fe ciega en la penetración de los textoservidores y loros radiofónicos chayoteros, únicos que apoyarán sus denuestos. Seguir haciendo todos los enemigos posibles, pues nadie puede alterar su confianza en los triunfos fragmentados y espurios que les garantiza la complicidad con los partiditos chatarra del sistema obtuso.
Confiar en que los medios a modo podrán apagar las protestas callejeras contra cualquier gasolinazo, contra todo exabrupto fiscal y el encarecimiento de los productos básicos que usted se pueda imaginar. Hacerlos sentir nuevamente poderosos, rencorosos, vengativos y rastacueras en extremo.
Elevar casi a rango vinculante y obligatorio la máxima hankista de que político pobre es un pobre político, cuantimás si no nació en Atracomulco. Erradicar cualquier viso de democratización, cualquier exigencia de honestidad y transparencia. Ellos llegaron sólo para salir más ricos que el multimillonario Slim, víctima de todas sus pesadillas, target de sus ilusiones de rapiña.
¿Ex gobernadores presos? Sólo para que los toluquitas se salven
¿Cárcel para Moreiras, Duartes, Borge, Yarrington, Medina, Hernández? Eso es lema de campaña. En la práctica no se puede, porque los primeros que tienen que salvarse están en Los Pinos. Todo el primer círculo se encuentra en la picota y no lo quieren aceptar. Los exhibe el nerviosismo. La prisa por ungir a Videgaray, que para eso está.
¿Usted qué haría?, pregunta el jefe de la canalla, el ujier de la restauración dinástica, repantigando en la caverna de Los Pinos.
Índice Flamígero: A los toluquitas les puede salir más caro el caldo que las albóndigas. Financieros extranjeros con quienes platiqué la mañana de ayer señalaban al escribidor que, acostumbrados como ya están a las muy condenables prácticas priístas de acarreo de votantes, compra del voto, amenazas de quitar programas sociales a los potenciales votantes si no sufragan por el tricolor, ahora sí están alarmados por el descrédito en el que han caído las instituciones electorales. Se refirieron a los institutos locales de Coahuila y el Estado de México, pero también a la omisión y caradura del INE y a la parcialidad de los tribunales locales y el federal, que apenas sancionaron que el gobiernito no incurrió en delito al hacer llover dádivas –pagadas por los impuestos de todos— entre los mexiquenses. Si eso sigue así, dijeron, perderemos totalmente la confianza en tooooodas las instituciones mexicanas, financieras inlcuidas. Los mercados reaccionaron bien el lunes, subiendo el valor del peso, pero igual pueden tirarlo si no vemos legalidad y legitimidad. ¿Pensaron en ello en Los Pinos cuando iniciaron el cochinero en el que está convertido el país y que ya retratan medios internacionales?
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