Steve Bannon, no dijo eso después de su despedida fulminante como estratega político del presidente Trump. La ficha más valiosa. Simple, llanamente el general Kelly, el jefe de la oficina de la presidencia, lo echo por tóxico.
La llegada de Kelly, no es casual, ni por modos y formas, se le concedió al señor Trump, era su elección. No. NO. Lo impuso su partido, más la oligarquía ante el desastre de la gestión.
Es el primer detente, basta de tonterías.
La prensa, en este caso, ¿mal interpretó su discurso?… O le restregó una vez más su ineptitud por un camino desviado.
Creo, no se vale, reseñar lo que no es. El hartazgo se puede comentar de otras y hartas maneras. Nunca desviar los hechos tal como son. Para eso somos periodistas. ¿O, no?…
Gran amigo, consejero en lo íntimo, supliendo las enormes deficiencias de convicciones latentes, tan sencillo como tocar el timbre, la retórica inflamatoria, a renacer la oculta supremacía blanca, discursos racistas, misóginos, rescatar las ineficiencias, en fin, asaltar al populismo.
Y, funcionó, por eso escribo estas letras. Igual, al hasta cuándo Maduro en Venezuela.
Grave tragedia, atropellar a electores incautos, la antesala al nazismo o el comunismo, ambos sistemas, asumo cayeron por su propio peso. ¿O a las oligarquías le estorbaban?…
El sonsonete de Trump atrapó a ingenuos, su voz les secuestra su desolación, arrimó el sufragio con la esperanza a sacar la lotería. Vida solucionada, el gran Mecenas.
Cualquier presidente de la mayor economía del orbe, de influencia global, por más atropellado, a pesar, se siente en la Oficina Oval, le caerá, tarde-temprano- la imbatible legislación del “peso y contra peso”. (Artículo II de la constitución, más los siguientes al VII, de EU). Sin descontar, la probable próxima destitución por el Rusiagate, en contra al encopetado anaranjado.
Al tiempo… No tañemos campanas al aire, lo mal hecho, siempre desemboca a un territorio sombrío sin remedio.
Los cotidianos dislates incendiarios a la opinión pública, a quienes acudieron a las urnas a respaldar a, Mr. Twitter, sumado a bajas del equipo en la avenida Pensilvania 1600, en su corta y pobre gestión. (Más de treinta, en solo seis meses, piezas clave).
Solo conduce a una persona errática, obvio, cero conocimiento, iletrado, a dirigir un país. Tarea de gran tala, igual a otras naciones. Como el diría, en su programa de televisión a empresarios en cierne a proponer proyectos viables. “You are fired”. Te corro, por mis buymbos, no estas a mi altura.
Ir en contra a un hombre, resbaloso, quien dejó colgado a contratistas, empleados, terceros, me refiere a un estado enfermo, insensato. Con centavos logra sus asegunes eliminar en tiempo a contrarios.
Hasta a toparse con la simple, Sabia Ley. Por fin, despertó el Congreso, el sector privado.
“Mi rey,” no te iras por la libre jamás. ¡Hasta aquí!, de hoy, adelante serás títere.
Notas atravesadas
El gran despacho legal- de Trump por can$anSio, vence. De visión diminuta, joder al menor por resistencia. Pagar honorarios y a aplazar los juicios.
Mientras la ley no determine culpabilidad, va de muertito. ¿Quién? En su mediana economía resiste el embate.
Merece a todos un momento de reflexión. Algo no sucede, (la agenda del ejecutivo paralizada entre dimes y diretes) los propios de su partido lo rechazan, claro, unos si, los ultranza derecha, otros, aunque derecha, como el senador de Arizona McCain, le tumbó la reforma al el sistema de salud-Obamacare-; 300 alcaldes, en contra al estúpido No continuar el Tratado de Paris, acaso no se da cuenta que fuentes de energía menos contaminantes como el carbón existen, más las solares y las que vienen.
La megolamía es difícil aterrizarla, es parte del ser íntimo de cada persona, hasta alguien te agacha sin dejarte respirar. El general Kelly, quien nunca dudo acorralado, no le quedó mas despedir a su amigo. Quien lo encumbró, a quien cual marioneta-Trump-, escuchó, compartió, la supremacía racista.
Bannon no lo dijo tras ser despedido del encargo como el estratega del presidente Trump. La prensa en este particular caso puso palabras nunca salieron de su infame boca.
Steve Bannon. ¿Quién es? Un publicista y periodista que aterrizó en Norfolk, Virginia en el 1953. Todavía le cae el mote de “Baby Bommer” (1946-1964).