Los “políticos” capitalinos han estado de fiesta todo el fin de semana.
Para que nos enteráramos, tiraron la casa por la ventana: espectaculares con sus rostros en las principales avenidas y dizque vías rápidas de la ciudad, carteles plásticos en los postes, llamadas telefónicas –con grabación al calce– a deshoras… todo para anunciarnos la buena nueva de que rendirían sus informes anuales de actividades.
Jefes delegacionales, diputados a la Asamblea y hasta senadores plastificaron sus fingidas sonrisas para que todos aplaudiéramos su cinismo.
¿Actividades? ¿Cuáles?
Hoy la ciudad de México está más sucia que nunca. De no ser el Paseo de la Reforma al que barren mañana, tarde y noche, prácticamente no hay calle de la capital nacional que no acumule todo tipo de desperdicios sobre el pavimento. El túnel que atraviesa esa principal arteria en Lieja, por ejemplo, es ya un tiradero que hace las delicias de los pepenadores.
¿Pavimento? No, perdón. El pavimento ya no existe. Hoy la que Humboldt llamara Ciudad de los Palacios ha vuelto a aquellas épocas decimonónicas y luce en sus rúas una especie de empedrado, con hoyancos, elevaciones provocadas por un muy rústico “bacheo” que hace todavía más inseguro el tránsito cotidiano.
Peor si se es viandante. Las banquetas están invadidas por el llamado comercio informal, por lo que hay que caminar sobre el arroyo. Los tanques de gas de los puestos de fritangas son bombas de tiempo. El aroma del agua puerca es infernal.
Y la inseguridad bate récords. Hay policías y agentes de tránsito recién uniformados, nuevas patrullas rentadas al magnate Carlos Slim, más cámaras en las calles que también son negocio del hombre más rico de México… pero todo esto sólo sirve para extorsionar a la ciudadanía. Las “cuotas” para los jefes, el llamado “entre”, pues, también es un gasto creciente que abona a la imparable inflación.
Y mientras, las narco-tienditas florecen. Los asaltos en vía pública son más frecuentes, y los de colombianos a casa habitación todavía más. Súmele a ello los delitos “federales”, como secuestro y extorsión.
Vivir en el DF, con sus constantes embotellamientos, ya no es vivir.
Y NO APRENDEN
Recientes están los detestables escándalos propagandísticos de los gobernadores verde de Chiapas y azul de Puebla –decenas de millones de recursos de los contribuyentes “invertidos” en la imagen personal de los señoritingos Manuel Velasco y Rafael Moreno–, y perredistas como Víctor Hugo Romo –el caso que padezco con llamadas telefónicas– dilapidan el dinero que los capitalinos aportamos a la Tesorería del Distrito Federal.
El poco agradable rostro del señor Romo como verdadero impacto visual en anuncios sobre el Periférico, el Viaducto y en postes sobre el Paseo de la Reforma, donde debería ser colgado –in the flesh– por dilapidar de esa forma nuestro dinero.
¿Qué informó Romo? ¿Qué informaron el resto de delegados o jefes delegacionales que ahora se llaman? ¿Y los diputados? Más aún, ¿los senadores? ¿Qué han hecho, amén de grillar, por la ciudad de México?
Pura grilla. Sólo eso.
Y es que lo que se midió no fue la efectividad en el trabajo, sino quién sí y quién no contó con la presencia del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Que si en cuál estuvo el antecesor, Marcelo Ebrard, y por qué. Que si estuvieron o no los jefes de la secta chuchista de lo que queda del PRD, post-Pacto.
¿Qué han hecho los senadores, por su parte? Ni siquiera pudieron sacar adelante la tan cacareada reforma política para el Distrito Federal.
Hacerle buena publicidad a un mal producto, como sin duda son los politicastros que gravitan sobre el erario de la capital nacional, resulta contraproducente.
Queremos hechos. No anuncios en espectaculares nada espectaculares. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Por cierto que una reciente investigación periodística da cuenta de que, en diciembre de 2011, la empresa TMM Logistics, a cuyo frente se encuentra el ingeniero José Serrano, otorgó una “comisión” de 5 millones de pesos –a través de un alto funcionario del Estado de México–, para que se le renovara la concesión de las máquinas con las que los agentes de tránsito levantan mutas –cuando no “muerden”– a los conductores y a sus vehículos. Por ese entonces, el titular de la SSP capitalina era el muy publicitado Manuel Mondragón y Kalb. Y ¡claro!, la concesión se renovó. ¿Ya toca prorrogarla? + + + Otra de “comisiones”: En el mes de septiembre más reciente, la Sagarpa adquirió 1 mil 500 vehículos automotores –costo por unidad: 200 mil pesos– y el oficial mayor, Marcos Bucio, se permitió pedir su comisión de vendedor del 5 por ciento. Ello, a través del director general de Recursos Materiales, Luis Miguel Moreno López. Lo que se les olvidó a estos funcionarios es que el secretario del ramo, el coahuilense Enrique Martínez y Martínez, es un distribuidor autorizado de empresas automotrices en el estado que gobernó de 1999 al 2005. Al ser llamado a cuentas para aclarar la irregular situación, el ínclito oficial mayor obviamente inculpó a Moreno López de haber cobrado la comisión sobre la compra de 300mdp, esto es 15mdp, y parece ser que todo se resolvió pidiendo su renuncia, sin saber el destino del dinero y sin dar parte al órgano interno de control. ¿Quién sustituyó al despedido? Pues, dicen, “el bufón” del secretario Martínez de apellido De la Peña. ¿Quién, a final de cuentas, se quedó con la “mochada”? Porque no la devolvieron, ¿verdad?
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— asi y todo, como no van a buscar hasta debajo de la piedras para seguir sangrando a las mayporias?? no tienen llenadera.