Por: Ricardo Burgos Orozco
Hace poco menos de 45 años, se cumplen en diciembre, nació la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para ser contrapeso, oposición y en busca de democratizar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación – la organización más grande de América Latina –, manejado en aquel entonces por Carlos Jonguitud Barrios, alineado corporativamente con el gobierno presidencial en turno. La CNTE ahora está integrada a nivel nacional por más de medio millón de profesoras y profesores.
La CNTE nació con el objetivo de tener una postura crítica al sindicato y a sus decisiones institucionales, pero lamentablemente se ha corrompido y se dedican a hacer marchas, manifestaciones, bloqueos y realizar hechos violentos para llamar la atención y estafar a los gobiernos estatales y federal para obtener canonjías y dinero.
Hace años que los miembros de la CNTE, etiquetados por tradición como maestros, ya no están dedicados a la enseñanza; solo están en la nómina como profesores, cobran como parte del magisterio, pero los agremiados de la coordinadora sólo se dedican a la grilla y a presionar a las autoridades de todos los niveles con distintas intenciones dependiendo de la época y el momento político, con una presencia destacada en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y la Ciudad de México. En los demás estados de la república no tienen una representación fuerte, aunque presumen de contar con 33 secciones sindicales.
Además, los miembros de la CNTE no hacen méritos dando clase o con una mayor preparación curricular, sino se ganan su plaza y su salario mientras acuden en mayor medida a apoyar al movimiento en todas las “actividades”, marchas, mítines o bloqueos que organizan
Entre los principales dirigentes de la CNTE están Pedro Hernández, de la sección 9 de la Ciudad de México; Héctor Torres Solano, de la sección 14 de Guerrero, y Yenni Pérez, de la sección 22 de Oaxaca. Entre ellos tres principalmente manejan a la coordinadora y sus decisiones, como sucedió en el plantón en el Zócalo el pasado 19 de mayo cuando se juntaron con la manifestación de la Marea Rosa.
Para confirmar como se maneja la CNTE y sus agremiados, recordemos las declaraciones de Pedro Hernández, que reveló recibió una llamada de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, para “ordenarles” que no se movieran de la plaza, con el riesgo de tener enfrentamientos con la gente de la Marea Rosa que llegaba a ocupar lugares en la Plaza de la Constitución el pasado 19 de mayo. Por fortuna, no sucedió nada grave, sólo algunos altercados sin importancia.
Gracias a ese cumplimiento de instrucción, los “profesores” de la coordinadora lograron días después un incremento de salario del 13 por ciento, tres por ciento más que la SNTE, aunque seguramente tras bambalinas, los líderes de la CNTE recibieron otra “mochada” para su movimiento. Ese es su modus operandi.
Mientras tanto, en cada uno de esos estados en donde está más fuerte la presencia de la CNTE, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, principalmente, y ya está sucediendo en la Ciudad de México, el atraso educativo es muy visible, las deserciones se cuentan por miles en todos los niveles escolares y en infinidad de centros escolares brilla la ausencia de un profesor frente a clase.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación está convertida en un organismo peor que el SNTE, olla de grillos y líderes perpetuos. La educación en México y millones de estudiantes, lo están resintiendo.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político