Por: Héctor Calderón Hallal
El salinismo en su último reducto se defiende.
Emilio Lozoya (júnior) Austin, implicado en el multicitado caso de sobornos por casi 13 millones de dólares del holding constructor brasileño Odebrecht, es la carta escogida por la ofensiva política de la 4T, para forzar mediante una carambola de tres bandas, al fin de la alianza estratégica que el salinismo mantuvo en los últimos años con el Atlacomulco Power, específicamente con los más identificados con la burocracia, pues el grupo Atlacomulco está muy ramificado y varios de sus prominentes miembros, ya crecieron exponencialmente y migraron al sector financiero e industrial y esos, juegan con el score y a conveniencia.
La ruptura del salinismo y el peñanietismo, para decirlo más claro (que no con los Hank, por ejemplo), es un hecho y no sólo se ve reflejada en esta crisis que por su monto, realmente es de poca cuantía, sino que tiene resonancia en la configuración ya de la próxima dirigencia de lo que queda del PRI como fuerza política real.
El desplante aquel de EPN cuando ignoró olímpicamente a la dirigenta del PRI, Claudia Ruíz Massieu (sobrina y alfil de Salinas de Gortari) y se fue con los brazos extendidos a saludar a la mexiquense Yeidckol Polevnsky, dirigente del partido ganador, Morena, marcó el parteaguas histórico de la mala relación del todavía Presidente de la República en turno y el expresidente Salinas.
Este último trató de impulsar, a través de Beltrones y otras vacas sagradas del priísmo, la llegada a la dirigencia del doctor José Narro Robles; operación abortada por causas suficientemente difundidas y obvias, que tienen que ver con la cerrazón y al capricho marrullero del grupo Atlacomulco por colocar a un incondicional como el gobernador de Campeche Alejandro Moreno.
Salinas entonces se desmarca de Peña Nieto y lo deja sólo.
No avala que le haya dejado expuesto al hijo de Emilio Lozoya Thalmann y entonces sí, veremos de qué cuero salen más correas, como dicen en el rancho.
El pronóstico es muy poco alentador para el toluqueño. Sigue teniendo una fuerza muy superior el hijo predilecto de Agualeguas.
Los resultados de este jaloneo empiezan a revelarse: Un Juez suspendió el bloqueo a las cuentas bancarias de Emilio Lozoya Austin y es altamente probable que suceda lo mismo con las cuentas bloqueadas de Marielle Helene Eckes y de Gilda Susana Lozoya Austin, esposa y hermana del exdirector de Pemex, respectivamente.
Cabe señalar que ambas, al igual que el exfuncionario, lograron el beneficio del medio extraordinario llamado amparo, ya que entre otras cosas, gracias a los buenos oficios de su abogado defensor, Don Javier Coello Trejo, ex subprocurador de justicia –por cierto- en el sexenio de Salinas de Gortari, pudieron enterarse a tiempo y convenientemente de la existencia de sendas órdenes de aprehensión en su contra; aunque en realidad quizá también fue mera coincidencia que no hayan podido ejecutar los mandamientos judiciales antes del amparo,……pues realmente son mujeres difíciles de localizar.
Por otra parte, se ha filtrado a través de muy confiables fuentes que el asunto realmente está en manos de un fiscal del estado de Nueva York y que, entre otras cosas, el tema es ya irreversible, pues este funcionario americano es el que sin miramiento alguno y quizá como parte de una consigna institucional del vecino país americano, ha venido actuando con mucha determinación en el tema de la petrolera brasileña, a grado tal que sus investigaciones han sacudido y derribado gobiernos enteros en latinoamérica y provocado suicidios muy sonados como el del peruano Alán García. Se trata del fiscal federal Berman.
Aún y cuando el delito en el que pudieran estar implicados tanto Peña Nieto y Lozoya es de tipo electoral y haya prescrito ya (fue en 2012) según los lineamientos de la justicia mexicana, la 4 T tiene la firme intención, se sabe, de proceder sobre los casos relativos a la relación corrupta con las multinacionales Evya, Seadrill, Repsol, Astillero Barreras, y desde luego sobre los asuntos pendientes de Fertinal, Oceanografía, aparte de lo de Odebrecht.
Están ya los expedientes en el escritorio presidencial y los planes de esta administración son encontrar una acción contundente que sea ícono de la lucha contra la corrupción y la impunidad por parte de la 4 T.
Y definitivamente sí fue algo planeado y calculado, pese a que muchos analistas sostienen que ha sido una mera coincidencia; el propio Presidente ha dicho que no quiere pleitos con su antecesor y su gente, pero que si el pueblo lo obliga, será inevitable…. Ese es el lenguaje del presidente López Obrador cuando anuncio un acto público de autoridad. Se cura en salud; cuida sus formas; avisa sobando antes de dar el golpe;…..como sin querer queriendo;….si, como el Chapulín Colorado.
Una acción quirúrgicamente planeada.
Nunca Lozoya Austin se sintió caballo en la lucha sucesoria de Peña Nieto. Emilio Lozoya, al igual que Lozoya Thalmann, su progenitor, privilegiaron su posición para el desarrollo de relaciones públicas y los negocios. Nunca, en los dos casos alentaron esa posibilidad siquiera.
En realidad, las divergencias que tuvo Lozoya Austin con Luis Videgaray fueron por el enorme ego de ambos; por la soberbia que poseen todos los monetaristas que vuelven a México después de su posgrado escupiendo por un colmillo y creyéndose los emisarios de Milton Friedman.
Videgaray si se sintió con posibilidades de encabezar la candidatura priísta para suceder a Peña; actuó en consecuencia. Fue siempre un celoso guardián del favor de su jefe. Y eso hoy lo tiene al borde de pagar las consecuencias si el resultado de las investigaciones confirma lo que sospechan los miembros de la nueva administración federal: que sí hay responsabilidad…. y se encuentra en el camino a Peña Nieto. O sea, antes que aquel, al alcance punitivo, pues sólo él, aparte del presidente Peña, podían transmitirle instrucciones, presidenciales o a título personal, a cualquier miembro del resto del gabinete, incluído Lozoya.
Como bien lo señaló el abogado defensor….Lozoya no se mandaba sólo.
El vídeo que circula en redes junto a otras muchas muestras de desafío a las reglas no escritas de la política mexicana tradicional, ha tenido un efecto contraproducente para la imagen del exmandatario de origen mexiquense.
No, no puede hacer eso si aún no aclara a satisfacción a la sociedad mexicana del resultado de estas investigaciones aquí reseñadas.
Así como actuó durante su desempeño, con apego pleno al librito de lo políticamente correcto, así precisamente debiera continuar para no provocar más al tigre furioso en que se ha convertido la sociedad mexicana al enterarse o confirmar a detalle del cúmulo de rapacerías que se cometieron con los fondos públicos de la nación. No está el horno para bollos; no puede ir por la vida fotografiándose el exmandatario o haciéndose videograbar en estado inconveniente y mostrando el desparpajo de una vida irresponsable, como si no hubiera nada que aclarar, nada por qué responder.
Un reciente vídeo muestra crudamente la realidad de este todavía joven individuo que tuvo la más alta responsabilidad a la que puede aspirar un ciudadano mexicano.
Enrique Peña Nieto, el muchachito aquel que fue criado y educado para llegar a ser Presidente por parte de un ala del grupo Atlacomulco, que tuvo su auge en el período de Gustavo Díaz Ordaz, no de López Mateos cabe aclarar, aunque todas las mañas del protocolo para sus discursos, para posar a las cámaras, para saludar y hasta para programar su agenda (viaje o vieja), haya sido inspirada en el siempre bien recordado orador, docente y juez, austero, sencillo y, según se sabe, honrado ciudadano originario de Atizapán de Zaragoza, Adolfo López Mateos.
Pero Enriquito, el sobrino de Alfredo Del Mazo, el hijo adoptivo y administrador del mismísimo Arturo Montiel; el de las firmas y los bolígrafos grandotes, más grandes que su estatura, que no leyó más de dos libros en su historia como estudiante y burócrata; a quien le teclearon su tesis de grado en la Universidad; que no pudo articular por sí mismo un discurso improvisado, por más sencillo que fuera el tema, jamás se pudo haber equiparado al político más representativo del desarrollo estabilizador como lo fue Adolfo López Mateos; Adolfo Segundo; ….Adolfo el joven.
Este amigo era padrote; era vago natural, porque la vida lo había obligado a ser; quedó huérfano de padre siendo un niño y estudió con sacrificios; fue uno de los más conspicuos oradores de su época en este país.
Abrazó la causa del Maestro José Vasconcelos y gracias a su encendido discurso y a su liderazgo en defensa de la autonomía universitaria primero y después en la campaña del ilustre oaxaqueño, fue que recibió una golpiza en la cabeza de parte de la policía capitalina de Álvaro Obregón, lo que le causaría un severo tumor cerebral desde su época de secretario del trabajo de Ruíz Cortínes y posteriormente, a unos años de haber entregado la Presidencia, la muerte.
Sin embargo, este remedo de López Mateos que tuvimos por Presidente, se tropieza al intentar bailar con las mujeres; ya sin poder, sin apuntador, sin guardias visibles, denota que no puede dar paso por voluntad propia ni albedrío alguno. En el referido vídeo se puede ver que ahora sin el cargo, balbucea para que le hagan caso …..y le quiten con urgencia al portento de mujer (la primera, que no es la novia) que se le resbala, ya en estado de ebriedad, porque lo incomoda….o lo chivea.
Con frecuencia se reseña una especie de axioma de los cronistas políticos clásicos de este país: Fidel Samaniego, Miguel Reyes Razo, Francisco Rodríguez, López Dóriga, Ángel Trinidad Ferreira,….entre otros. Que el año más difícil del sexenio para un Presidente, es el séptimo.
Ya el celular del Presidente no suena; poca gente trata de ser recibida en audiencia; poca gente tiene problemas que exponerle. Hay menos lambiscones y cortesanos a la vista. La vida vuelve a la normalidad; y las aguas de la vida toman su nivel…su cauce, hasta su justa y original dimensión.
La estatura humana del individuo queda al descubierto y los auténticos amigos reaparecen, muchos de los cuales se habrían ausentado durante la vorágine del ejercicio del poder.
Y la comezón de un expresidente ya, es tal, en ese su primer año de no ser más autoridad real, legal, vamos, que el ocio o el afán de reflectores; o hasta de reafirmarse como hombre famoso o poderoso, lo hace incurrir en conductas que si no se cuidan, si no se calculan, pueden exponer al propio principal a un arranque de celos a su protagonismo de parte del Presidente en turno.
Las reglas no escritas del sistema, hacían que funcionara más o menos adecuadamente el período de transición y arranque de toda nueva administración; por eso se trataban de seguir los protocolos de la manera más apegada posible.
Peña Nieto ha retado de algún modo al nuevo inquilino de Palacio Nacional, expresando con sus actos, que la frivolidad está en sus genes y que así fue como manejó durante su encargo al país entero; lo que confirmaría cualquier sospecha de manejo ilegal, doloso o irresponsable, de algún ente de la hacienda pública nacional.
La mejor alternativa para abatir el ocio, el hedonismo o los excesos de un hombre que está ahora desocupado de un cargo tan importante, como es el caso, es la actividad física, el servicio social a la comunidad, la humildad y la entrega para darse a los demás, sobre todo a los más necesitados; con la discreción y la prudencia del caso.
Evitar hacer cosas buenas que parezcan malas,….precisamente como le sucede a Tom Ewell (Mr. Shermann) en su affaire con Marylin Monroe (la jovencita sensual), dentro del argumento de la película producida en Estados Unidos en 1955, dirigida por Billy Wilder, llamada aquí en México La comezón del séptimo año (The Seven Year Itch).
Digo, porque no siempre lo que parece es.
La línea que divide lo sublime de lo ridículo, es apenas imperceptible. Y hay que saber distinguirla.
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