El 17 de marzo de 2011, el Acta Pública llevó como título: “La corrupción somos todos”, para tratar el tema sobre la cruzada calderonista con la que se comprometía a simplificar la denuncia de actos de corrupción; además de proporcionar estímulos económicos a quien identificara conductas ilícita, a la vez que prometió el presidente Felipe Calderón, impedir que se presentaran incrementos inexplicables en el patrimonio de los servidores públicos
La frase muy conocida de “la corrupción somos todos”, deviene de los tiempos de campaña electoral a la Presidencial de la República del priista José López Portillo; en la que no tuvo adversario alguno. La expresión se acuñó a modo de oferta y plan de acción de trabajo de “la solución somos todos” para combatir a la deshonestidad que desde hace siglos ha permeado en nuestra sociedad.
Tras la propuesta lopezportillista, el colectivo nacional cambió a la frase de “la corrupción somos todos”, misma que dibuja a la perfección que en México son comunes las prácticas de la consabida “mordida” y el soborno, e incluso del uso de influencias llegando hasta el de “derecho de picaporte
Calderón llegó incluso a anunciar una bolsa de 60 millones de pesos a destinar para recompensas a quienes denunciaran actos de corrupción entre particulares y gobierno, pero la Secretaría de la Función Pública (SFP) –encargada de tales tareas–, fue la primera dependencia gubernamental que quedó sin funciones jurídicas una vez que arribó a la Presidencia de México, Enrique Peña Nieto, o sea; no había modo de implementar tales delaciones, mucho menos de obtener recompensas.
Si entre los mexicanos permeo el concepto de que la corrupción somos todos, en contraparte del slogan de campaña priista de la solución somos todos en contra de la corrupción, la verdad es que el total de los mexicanos seamos corruptos, es más que imposible.
La deshonestidad elitista, es una bomba que le estalló al Gobierno de Peña Nieto, y apuntar que todos los ciudadanos, al igual que los políticos y gobernantes somos corruptos, es toda una desproporción.
En México hay casi 12 millones de mexicanos que viven en la miseria total, los cuales ni tienen ni acceso al dinero, mucho menos a la posibilidad de corromperse.
En nuestro país existe el concepto de que quien llega a político, tiene las arcas abiertas. Revertir esa percepción es cuestión de acción y no de discurso, ni mandato.
Acta Divina… Francisco Iracheta Fernández, director del Departamento de Humanidades y Ética del Tecnológico de Monterrey en Puebla, establece que ocupar la posición 103 en el índice de percepción de la corrupción no sólo es responsabilidad de políticos y gobernantes, sino también de la ciudadanía, la que ha llegado a criticar las medidas anticorrupción anunciadas por Enrique Peña Nieto a causa de su falta de autoridad moral.
Para advertir… A la corrupción que daña las arcas nacionales, no muchos tienen acceso.