Claudia Rodríguez
El Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, ante el reto que visualiza tendrá el Fiscal Anticorrupción –y que no ha sido nombrado desde hace más de diez años de acuerdo a mandato de ley– se dio a la tarea de hacer un sondeo sobre los principales flagelos del país, en donde claro, se fincaba la hipótesis de que la corrupción saldrían a relucir.
De acuerdo a dicha encuesta entre una muestra de mexicanos mayores de edad, se advirtió que en el terreno de la corrupción, tres de cada diez consultados, indicaron que en el últimos año, fueron afectados por al menos un hecho de corrupción.
De ese 30 por ciento de ciudadanos, si se tomaran como un todo, el 55 por ciento indicó haber sido víctima de corrupción por acciones vinculadas a las autoridades de seguridad pública.
Empero y es de sobresalir de forma negativa, que el 43 por ciento sigue advirtiéndose dispuesto a pagar una mordida para que el servidor público agilice el trámite correspondiente.
La corrupción para los encuestados no es el principal flagelo nacional, anteponen a esta la inseguridad, el desempleo y la pobreza, ubicando en percepción hasta sexto lugar la corrupción.
Pero lo que no se logra advertir con toda esta información; es que es precisamente la corrupción un factor detonador importante para que una gran mayoría de mexicanos vivamos en la inseguridad, en la pobreza y sin acceso a escuelas, empleos y hasta servicios básicos.
Aquél chiste de décadas en el que se señala que México ya no ocupa los primerísimos lugares en corrupción a nivel mundial porque ha pagado por no ser ubicado en el renglón que le corresponde, dibuja de manera verbal, lo que por sexenios los mexicanos hemos vivido pareciera, de manera costumbrista y fatal.
La desesperanza incubada por años, se asoma también hacia el futuro, cuando los propios legisladores mexicanos señalan que la corrupción es una realidad de la que ningún país del mundo se puede escapar aun cuando sea en pequeñas dosis.
Acta Divina… “México ya no tolera ni permite la corrupción”: Enrique Peña Nieto, apenas en abril de 2017.
Para advertir… La paradoja es que precisamente todas las acciones del presidente Peña Nieto lo ubican en el centro del huracán de la corrupción nacional.
actapublica@gmail.com