* La Ciudad de México sería laboratorio para expropiaciones de vivienda, diseñado con el propósito de ampliar la base popular que alimenta el fervor mítico y la confrontación social. Aspiran a un vuelco en los estamentos sociales
Gregorio Ortega Molina
Dicen su verdad los dirigentes del cambio que inició y encabeza Andrés Manuel. Apuestan todo a una modificación radical del proyecto de nación, a transformar la República de México en punta de lanza de una renovada república bolivariana. ¿Son los vientos que soplan en el continente?
Lo que está en juego este 10 de abril, es la medición real de la fuerza política y la popularidad del presidente de esta aterida nación, para determinar, con la mayor exactitud posible, cuánto pueden impulsar los cambios constitucionales y legales que sentarán las bases de una muy diferente propuesta de desarrollo y unidad nacional, a la surgida de la contienda revolucionaria. Poco importará si él permanece, o no, en el poder, porque quien lo suceda habrá de actuar conforme a las exigencias de un reclamo popular alimentado por la ficción política de un cambio voluntario.
El nivel de participación en la consulta del 10 de abril les facilitará decidir acerca de cuánto puede radicalizarse la reforma eléctrica, e impulsar a fondo la de la ley del notariado o ley notarial, para renovar ese cuerpo cuya función esencial es “decir verdad”, y alimentarlo con un grupo de incondicionales que les facilitará el paso más radical de la 4T. Me refiero a un proyecto de expropiaciones de vivienda que está en análisis y estudio desde 2006, y deberá ser inmediatamente avalado por ese nuevo grupo de notarios que sucederán a los de edad avanzada y, por la reforma, dejarán de ejercer su función.
Les es necesario que así suceda, porque no se trata de cualquier expropiación ni de cualquier lugar. La Ciudad de México sería laboratorio de una serie de expropiaciones de vivienda -tienen verificadas las zonas y los tipos de casa habitación, vacías o rentadas de manera ilegal para evadir el pago de impuestos, en zonas populares-, con el propósito de ampliar la base popular que alimenta el fervor mítico y la confrontación social. Aspiran a un vuelco en los estamentos sociales.
Quien me confió lo anterior en 2006 y respiró una vez conocido el resultado electoral, me buscó para refrescar mi memoria y pedirme estar atento, porque de iniciar lo que han intentado hace 16 años, modificará el futuro de México, incluido el de esos barones del dinero que no son capaces de comprometerse sino con sus fortunas. Claro, puede ser una “balmoreada”, pero quizá intentarán engañar al México bueno y sabio con la verdad. A saber.
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