* Es fácilmente demostrable que no es culpable de la muerte de su candidato presidencial, pero es cierto que es responsable porque no lo cuidó como era su obligación hacerlo
Gregorio Ortega Molina
Los problemas de Carlos Salinas de Gortari también son familiares. Las rivalidades establecidas con su hermano Raúl trascendieron a lo político, al escenario nacional y a la sucesión. El presidente de México siempre estuvo decidido a arrebatarle el mayorazgo en lo concerniente a la autoridad sobre los menores.
Algunas conversaciones hubo de sostener Marco Rascón con Carlos Salinas, o de plano le prestó el nombre, pues de otra manera no se comprende la “comprensión ficticia” de la complicada personalidad del creador de Solidaridad para sustituir al PRI. En toda la novela hay intención… justificación… y se convierte en un grito que implora por los brazos abiertos del México que lo aclamó, hasta que hubo de despojarse de la banda presidencial, y a lo peor un poco antes. Hay quienes todavía lo malquieren con perversa furia.
A punto de concluir, como un cierre en la relación con Raúl, el expresidente le dirige una carta fechada en Dublín. Tomamos lo que puede facilitarnos la comprensión del esfuerzo empeñado en hacer de 1994 un éxito.
“Raúl: Así son pudo ser un nombre para estas memorias, que me sugirió don Julio Scherer, pensando en cómo han sido mis aduladores, pero creo que el rencor no puede estar por encima de la obra modernizadora y, por eso, estas memorias no merecen ese título…
“El traidor de Córdoba Montoya ha dicho que no me debe nada; ¿ni la nacionalidad mexicana, ni el poder, ni la construcción del destino que ahora yo solo defiendo, frente al caos? La mía es una tarea solitaria que debo llevar hasta sus últimas consecuencias y contra la opinión y el poder que les queda a Roque, Zedillo, Hank y Córdoba…
“Perdido el Congreso por el PRI, le he dicho a don Julio que se han abierto para mí las posibilidades del regreso. Solidaridad será ahora una fuerza actuante, viva, contemporánea…
“Regreso gracias a que desde Dublín descubrí que yo era más un guía espiritual, un líder, un ordenador, que un simple gobernante con mandato limitado, aunque no niego que también fui lo segundo porque estoy también unido a la misión del sol para integrar al mundo…
“Voy a regresar para que no nos convirtamos en la reencarnación de Manuel y Maximino Ávila Camacho, para que tú no acabes siendo olvidado por corrupto y a mi sombra; voy a regresar mejor para que las cosas vayan bien, no solo a nosotros, sino a ese país que tiene derecho a enfrentarse con su destino, mi destino”.
En esta última frase está la estatura histórica, moral, política de quien quiso llevarnos al Primer Mundo.
Es fácilmente demostrable que no es culpable de la muerte de su candidato presidencial, pero es cierto que es responsable porque no lo cuidó como era su obligación hacerlo.
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@OrtegaGregorio