* Olvidaron, los que desarrollan una campaña política de odio, que el país está sobre armado, y que la acotada guerra contra el narco fácilmente puede convertirse en una guerra civil
Gregorio Ortega Molina
De terribles consecuencias las encontradas decisiones tomadas por EPN -que convoca a la unidad nacional y a la defensa de sus reformas y la patria-, por un lado, y por el otro su candidato José Antonio Meade, quien recurre a la destilación del miedo como recurso para obtener votos. Olvidó, el especialista en números, que el miedo suscita odio, y éste división, encono, rencor social. Dividirán a México.
Olvidaron, los que desarrollan una campaña política de odio, que el país está sobre armado, y que la acotada guerra contra el narco fácilmente puede convertirse en una guerra civil.
Además, es preciso subrayar que hay un descuido absoluto en las formas y en el fondo de los candidatos a la presidencia de la República, y también por parte de la mujer de Felipe Calderón Hinojosa. No hay más agenda que la de la continuidad, incluida la audaz propuesta de AMLO de revisar el proyecto del AICM, de inmediato tomada por el CCE y rechazada con cinismo por parte de Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade. De haber sido ellos los audaces, se mostrarían encantados de su idea.
Hay que partir de que el gobierno paga, así, la enorme promoción que hacen para que AMLO cause rechazo. Ante esa <<supuesta inseguridad>> hasta el momento, Juan Pablo Castañón vio la oportunidad de empezar a dormir por las noches y dejar de soñar en la fuga de capitales, las expropiaciones y la inseguridad.
Mientras los empresarios tratan de resolver por ellos mismos sus pavores, el paladín priista se esfuerza por encontrar una imagen que lo refleje y lo guíe. Dedujo que no había mejor oportunidad que iniciar con un minuto de silencio la conmemoración del XXIV aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio. Lo convierte en “inspiración y guía para seguir construyendo el país justo, libre y próspero por el que él luchó”. Las honras fúnebres de las gestas heroicas que construyeron este país ya fueron concelebradas por los barones del dinero y los gerentes políticos a los que han encargado de la administración de <<su>> país, tal si se tratara de una de sus empresas.
Ahora que vivimos con intensidad la época Pascual y los fieles católicos esperan con ansia la manifestación del Espíritu en la Pentecostés, vale la pena retomar la lectura de Réquiem por el sueño americano, donde Noam Chomsky, que dista mucho de ser un furibundo rojo, apunta:
“Las corporaciones son ficciones legales creadas por el Estado. Quizá sean buenas, quizá sean malas, pero llamarlas personas es indignante. Tomemos el ejemplo de los denominados tratados de libre comercio, como el TLCAN (NAFTA en sus siglas en inglés), que ha dado a las empresas unos derechos muy superiores a los que tienen las personas. Así, Si General Motors invierte en México consigue derechos nacionales, es decir, tiene los mismos derechos que una empresa mexicana, pero si un mexicano llega a Nueva York y dice: <<Quiero derechos nacionales>>… no hace falta decir qué le ocurrirá. De modo que mientras la noción de <<persona jurídica>> se extendió para incluir a las empresas, se restringió para los demás…
“Thomas Ferguson, politólogo y uno de los principales especialistas en financiación de campañas electorales, ha desarrollado lo que denomina <<la teoría de la inversión en política>>, donde insinúa que es la influencia de las grandes empresas y los inversores, no los votantes, la que decide el sistema político. Es decir, los candidatos van a seguir necesitando miles de millones de dólares para financiar sus campañas, y después de la sentencia del Supremo en el caso Citizens United que libera la financiación corporativa, ¿adónde nos lleva eso? Si se quiere participar en la carrera electoral, hay que llamar a la puerta del sistema corporativo”.
Desconozco si las reflexiones de Chomsky motivaron que a AMLO le fosforeara el caletre y propusiera al CCE la revisión del proyecto del AICM, porque queda claro que él no procura cancelarlo, sino propiciar una auditoría que desnude la corrupción. Supongo que Gerardo Ruiz Esparza ya está pasando aceite.
Pero también desconozco si como se indica en la propuesta original, participarán cinco técnicos del gobierno, que equivale a mencionar la soga en casa del ahorcado.
La moneda quedó en el aire, y las campañas iniciaron con la gran dosis de cinismo requerida para hacerse con el poder. ¿Mantendrán el ritmo? ¿Modificarán su idea de México y lo que realmente se necesita para construir futuro? ¿Permaneceremos en manos de las corporaciones? Nadie lo sabe.
Como colofón para promover inquietud entre los equipos de los candidatos, transcribo el párrafo final del texto de Félix de Azúa publicado en El País del último martes: “Tras una catástrofe algunos acontecimientos pueden encender en grupos extensos la negra llama del nihilismo, de la realidad hundida, del mundo arrasado. Así, por ejemplo, la gran inquietud provocada por la extinción de las pensiones o la convicción de que <<no viviremos tan bien como nuestros padres>> es la nuda percepción de un mundo arrasado, el de la socialdemocracia. Ha provocado un nihilismo evidente entre los desesperados… O la constatación de que la nación catalana sólo era otro sueño burgués, lo que va incrementando masas nihilistas con la identidad devastada que ya no tienen más argumento que la violencia. Semejantes al personaje de Kafka, se despiertan convertidos en escarabajos, es decir, en españoles. A nadie puede extrañar su pulsión autodestructiva”.
Incendien al país con el miedo, y además de un tigre suelto, se encontrarán que las llamas sólo se apagan con la muerte de los “compatriotas” gracias a los disparos de sus propios hermanos, los militares y marinos cuyo mandato constitucional es protegerlos.
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