* Si esta nación cambió de manera lenta durante los 83 años posteriores a 1917, lo hizo de manera acelerada a partir de diciembre de 2006. Un país en conflagración nunca se recupera después de haber obtenido la paz, sobre todo si a guerra civil disfrazada hemos de referirnos
Gregorio Ortega Molina
El tiempo es el único absoluto que los humanos percibimos; nos resulta imposible controlarlo, ni siquiera podemos incidir en su transcurso ni en su decurso. La vida transcurre a través de él y también la hace trascenderse, o no. La hora llega cuando ha de llegar, es puntual, ni antes ni después.
Como humanos comprendimos que resulta imposible incidir en el tiempo, por lo que decidimos servirnos de él para acumular: lo mismo sabiduría bíblica que habilidades inútiles, o riqueza, pero sobre todo transformación del conocimiento: aprendemos con los años. Primero en casa, luego en las escuelas y, así, acumulamos experiencia de vida para tomar, o no, decisiones.
Ese conocimiento modifica nuestra percepción del mundo. Percibimos, entonces, que la verdad dista mucho de ser inmarcesible. La palabra de Cristo, el Evangelio, la verdad revelada es interpretada y reinterpretada en cuanto sale del Espíritu Santo o de la boca de Cristo, siempre de acuerdo a los intereses de los grupos que se la apropian, pero sobre todo debido a las modificaciones de la vida y el entorno que nos define. Cambios constantes a través del tiempo.
Con los adelantos acumulamos conocimiento más rápido, lo que de ninguna manera significa que el transcurrir de los segundos, horas, días, semanas, meses y años vaya más de prisa. Su transcurso es constante y los mínimos errores de nuestro conteo son corregidos, como ocurre con los años bisiestos.
Es en este ámbito que AMLO promete una comisión de la verdad para dilucidar qué ocurrió realmente con los #43. El asunto es casuístico y, por consiguiente, resultará sesgado su desenlace. Un caso no determina la manera de conocer de un comportamiento generalizado. Lo que requiere revisarse es lo ocurrido durante los últimos 12 años al menos, cuando una inútil guerra entre mexicanos modifica su carácter y transforma al Estado y su gobierno. ¿Qué determinó la decisión de Felipe Calderón? ¿La condición de su catolicismo le exigió convertirla en una guerra justa para eludir su responsabilidad moral y, al fin, alcanzar el perdón? ¿Y EPN?
Si esta nación cambió de manera lenta durante los 83 años posteriores a 1917, lo hizo de manera acelerada a partir de diciembre de 2006. Un país en conflagración nunca se recupera después de haber obtenido la paz, sobre todo si a guerra civil disfrazada hemos de referirnos. Lo que no logró la Revolución se obtendrá con la violencia debida a Calderón.
¿Comisión de la Verdad? No si es para un caso; sí para revisar el pasado transcurrido desde 2006. ¿O 1968? Mucha basura bajo la alfombra.
www.gregorioortega.blog