* El agua trasciende la función a ella dada en la sustentabilidad, la alimentación y la garantía de vivir. Está en la tierra antes que nosotros, permanecerá después de habernos extinguido unos a otros. Es un mito fundacional y religioso indestructible, con valores iniciados cuando principió la vida
Gregorio Ortega Molina
Después de casi 100 años lograron desnaturalizar el espíritu de la Constitución en lo que a petróleo se refiere, y sólo a 78 de la expropiación, motivada por la soberbia y el desprecio que las compañías petroleras expresaron públicamente sobre México y los mexicanos -como hoy lo hace Donald Trump-, éstas terminaron por recuperar lo que siempre consideran como de su propiedad.
En lo que al agua se refiere el asunto será distinto y tan difícil de lograr, que el riesgo es una desordenada revuelta mundial, con saldo similar al de una conflagración atómica, resuelta sólo con gobiernos de ficción, como lo ha abordado el cine.
El agua trasciende la función a ella dada en la sustentabilidad, la alimentación y la garantía de vivir. Está en la tierra antes que nosotros, permanecerá después de habernos extinguido unos a otros. Es un mito fundacional y religioso indestructible, con valores iniciados cuando principió la vida.
Está presente en el primer párrafo del Génesis en relación directa a la divinidad. Así concluye “…, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”.
Antes de que Juan bautizara en el Jordán y muchísimo antes de que la Iglesia estatuyera el sacramento del bautismo, los judíos necesitados de la purificación acudían a bañarse a la fuente de Siloé.
En el sitio Franciscan Ciberspot leemos: “Los evangelios mencionan una sola vez la piscina de Siloé: en el episodio de la curación del ciego de nacimiento (Jn 9,7.11). San Lucas habla de la “torre de Siloé” que mató a 18 personas en su caída (Lc 13,4). El Antiguo Testamento, en cambio, alude varias veces a las aguas de Siloé (Is 8,6; Ne 3,15) y otras veces presenta elementos topográficos tan precisos que parecen indicar exactamente el lugar (Is 7,3; 22,9-11; 2 Re 20,20; 2 Cr 32,30; Eclo 48,17)”.
Todas las expresiones religiosas incluyen en sus ritos y creencias la importancia del agua en la purificación. “Cerca de un millón de personas se dirigieron hacia el río Ganges, y se espera que muchos más lleguen a la reunión religiosa más grande del mundo.
“Decenas de millones de peregrinos hindúes hacen su camino a Allahabad, en el estado septentrional indio de Uttar Pradesh. Los peregrinos acuden al Maha Kumbh Mela, o Gran Festival, a bañarse en los ríos Ganges y Yamuna, donde se unen con el mítico río Saraswati.
“Según la tradición hindú, el Dios Vishnu luchó contra demonios por una urna de oro que contenía el néctar de la inmortalidad. Durante la pelea, que duró doce días, cuatro gotas del néctar cayeron sobre la tierra, aterrizando en las ciudades de Allahabad, Haridwar, Ujjain y Nashik.
“El Kumbh Mela se celebra cada tres años en una de estas ciudades, y el festival en Allahabad es el más santo de todos. Este gran festival ocurre una vez cada doce años, y se espera que más de 100 millones de personas pasen por la ciudad”.
Mueren por privatizar el agua. ¿Cómo lo harán? ¿A sangre y fuego?
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