* Como no modificaron el modelo de investigación, como no quebraron la amenaza y la corrupción, hoy estamos peor que ayer. El Estado es débil
Gregorio Ortega Molina
Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de todos los mexicanos, terminó por convertirse en copia fiel y notariada de lo que afirma no quiere ser. Es idéntico, en proyectos y programas, a los presidentes del PRI que dice abominar.
Así es que comprendo que en política también existe la herencia genética, y hay rasgos, gestos, actitudes, lenguaje que no pueden borrarse a voluntad. Son más fuertes que el deseo de ser diferente.
Resulta inevitable establecer las analogías. Al pase automático otorgado por LEA a las escuelas preparatorias de la UNAM, corresponde, con puntos y comas, el concedido por AMLO a las escuelas normales. Unos van a la educación superior, otros a la brega, la enseñanza para tener billete para comer, que es lo único que quieren, carecen de la vocación de la enseñanza.
El otro tema requiere observarse con detenimiento, porque si bien la amnistía que Jesús Reyes Heroles cocinó para JOLOPO, fue estrictamente para los presos políticos, e incluyó la legalización de partidos políticos proscritos, como el PCM, a fin de cuentas, fuente primigenia del PT y PRD.
Hoy no hay presos políticos. Los asesinos de Eugenio Garza Sada no pueden ser canonizados para el santoral de los héroes civiles, aunque padecieran abusos del Estado al momento de su detención. Tortura y muerte no pueden borrar el crimen cometido con anterioridad.
¿A quiénes va a amnistiar este gobierno? A la hora de la verdad unos y otros se confunden y, como en la vida real y en la literatura, la corrupción podría alcanzar a quienes pueden modificar expedientes para convertir a culpables en inocentes, y viceversa.
Antes que la amnistía lo que se necesita es una reforma profunda del Ministerio Público, incluida la creación de una escuela que los forme y capacite, para que aprendan a integrar las carpetas de investigación con todas las pruebas que aseguren la culpabilidad del indiciado, y así evitar que los jueces los liberen.
Don Winslow escribe en El cártel, un fragmento de un discurso de Felipe Calderón Hinojosa, donde sostiene: “Hoy reitero mi promesa de no cejar en la búsqueda de un México en el que predomine el orden. Todos los hombres y mujeres mexicanos debemos decir basta. Nos hemos unido para enfrentarnos a este mal. No podemos aceptar esta situación. Nuestra lucha es frontal. Las capacidades del Estado mexicano se alinearán para romper las estructuras de cada uno de los cárteles. Estamos decididos a recuperar las calles que nunca deberían haber dejado de ser nuestras”.
Como no modificaron el modelo de investigación, como no quebraron la amenaza y la corrupción, hoy estamos peor que ayer. El Estado es débil.
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@OrtegaGregorio