* Lo que si podemos suponer es que en Ucrania también está en entredicho el destino de Europa como comunidad, el de la OTAN como institución de defensa, y el de la humanidad, a la que colocan al borde de una guerra con más terribles consecuencias que el saldo dejado por los israelitas en Palestina. ¿Tendremos otro Babi Yar o se repetirá la tragedia de Katin en esta nación? Ojalá no
* El problema con Gerardo Fernández Noroña es que él cree ser Andrés Manuel López Obrador, y así se comporta
Gregorio Ortega Molina
Imposible hacernos a un lado de los sucesos que determinan la historia. Durante el preámbulo y con el desenlace de los acuerdos entre Putin y Trump, no pude dejar de evocar la voz de Yevgeni Yevtushenko durante su presentación en la Casa del Lago, en Chapultepec, al recitar para los asistentes Babi Yar. El genocidio a los judíos de Ucrania fue perpetrado por los alemanes que ocuparon Kiev.
En tiempo casi simultáneo, los rusos diezmaron al ejército polaco durante las ejecuciones ocurridas en el Bosque de Katin. En esta ocasión el suceso fue en Polonia. Ambas naciones han sido reiteradamente ultrajadas por los imperios: el ruso, el alemán y hoy Donald Trump avala o se suma a la atrocidad.
Katin y Babi Yar son el preludio de tragedias mayores. No somos adivinos para conocer con anticipación lo que depara la mutilación del territorio de Ucrania, que equivale a amputar un miembro sano en un cuerpo saludable. Las riquezas naturales ucranianas, las identificadas como “tierras raras”, son codiciadas, desde siempre, por los rusos, que las explotaron a su gusto durante la existencia de la URSS. Eso se acabó en 1989.
Volodimir Zelenski y algunos de sus antecesores siempre anhelaron la libertad, por ello negociaron su anexión a la Comunidad Europea y su ingreso a la OTAN, lo que causó molestia a Vladimir Putin y su consejo de gobierno, porque Ucrania dejaría de comportarse como un aliado por razones territoriales, para posiblemente conducirse como rival por exigencias políticas de los europeos. Y es verdad geopolíticamente, Ucrania es más Europa que Asia.
Imposible anticipar el desenlace de lo “arreglado” entre Donald Trump y el propietario de Rusia, sobre todo porque las fosas de Babi Yar y de Katin todavía reclaman justicia histórica, el reconocimiento por parte de los perpetradores, del crimen cometido por ellos hace menos de cien años. Es la cuenta corta, como diría Octavio Paz.
Lo que si podemos suponer es que en Ucrania también está en entredicho el destino de Europa como comunidad, el de la OTAN como institución de defensa, y el de la humanidad, a la que colocan al borde de una guerra con más terribles consecuencias que el saldo dejado por los israelitas en Palestina. ¿Tendremos otro Babi Yar u se repetirá la tragedia de Katin en esta nación? Ojalá no.
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El problema con Gerardo Fernández Noroña es que él cree ser Andrés Manuel López Obrador, y así se comporta.
Ambos pueden deshacerse de su mal fario y otros problemas, tan solo con presentar la escrituración pública de sus fincas, la de Palenque y la de Tepoztlán. Ninguno de los ex presidentes -uno del Senado y otro de la República- es capaz de hacerlo, porque no pueden acreditar la legítima propiedad de lo que disfrutan. Este es el México de la 4T.
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@OrtegaGregorio