* El perfil de los integrantes del deseado gobierno de coalición está definido -me aseguran y enumeran-; la negociación poselectoral de 1988 redefinió la ideología de Acción Nacional y su disposición a la complicidad. La sabiduría popular encontró el acrónimo de ambas instituciones políticas: PRIAN
Gregorio Ortega Molina
“México se mueve”, me aseguran militantes inteligentes de MORENA, y añaden: “Quizá, ahora sí, deje de ser karma político la manida frase de que aquí no pasa nada. Está a punto de ocurrir”.
Escucho atento las observaciones, ideas, propuestas, pero lo que más inquietante resulta es su percepción de lo enunciado como solución a la ausencia de gobernabilidad, a la inexistencia de seguridad pública, a la necesidad de paz para meter el tejido social a un urgente zurcido invisible, para recuperar gobernabilidad y, con ella, el sentido de pertenencia a una patria, hoy casi extinguido.
“El perfil de los integrantes del deseado gobierno de coalición está definido -me aseguran y enumeran-; la negociación poselectoral de 1988 redefinió la ideología de Acción Nacional y su disposición a la complicidad. La sabiduría popular encontró el acrónimo de ambas instituciones políticas: PRIAN. No hay vuelta de hoja, el enjuague sería sólo entre ellos, con la población al margen.
“¿Coalición con el PRD? ¡Vamos! -dicen-, ese instituto político se ha convertido, paulatinamente, en apéndice del PRI, y los chuchos en discípulos de Groucho Marx, porque a Carlos lo mandaron al cajón de los trebejos.
“¿Coaligarse con la franquicia política de los González Torres, de Elba Esther Gordillo y Dante Delgado sería una escena de (……)? Han deformado tanto a la partidocracia con sus “arreglos” para dar las apariencias, que ahora sólo recuerdan a esos pobres que se empeñaron en demostrar que habían dejado de serlo, y en el empeño se empobrecieron más”.
Escuchado lo anterior me llega al caletre ese famoso lugar común de los tiempos idos: éramos tan pobres, y parió la abuela.
Días después me encuentro con la nota de Excélsior: “Manlio Fabio Beltrones, ex líder nacional del PRI, resaltó que los gobiernos de coalición representan un cambio en el sistema político mexicano, para generar acuerdos que beneficien a la gente.
“Beltrones, quien participó en Diálogos Galileos con el tema Gobiernos de Coalición, recalcó que los gobiernos de coalición generarán los verdaderos acuerdos, en un marco moderno, para responder a la ciudadanía; el priista destacó que la democracia no está dando a la población los resultados que necesita, y eso genera decepción.
“Uno de los temas centrales del evento fue la “falta de gobernabilidad” que de acuerdo con los participantes de Diálogos Galileos, motiva un agotamiento del régimen político”.
Pero creo que hay otro factor de poder que incide de manera determinante en el futuro de México: el narcotráfico, esa delincuencia organizada que se ha diversificado tanto, que está presente en casi todos los ámbitos económicos, y es capaz de crear base social, como presenciamos durante el funeral de Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”.
¿Es suficiente el gobierno de coalición, o se requiere la reforma del Estado?
Para mayor INRI el señor Beltrones Rivera insiste. Encabezó la mesa “Visión de Futuro” durante los trabajos preparativos a la Asamblea priista, y a un reportero de El País declaró que el PRI debe desdoblarse por la izquierda. Se sirve de dos palabras que me dejan perplejo.
Visión lo mismo significa acción de ver, que aparecido, aparición, ilusión o imaginación, cosa que se ve como si fuera real, sin serlo. En la acción política el lenguaje ha de ser claro, preciso, sin dejar lugar a interpretaciones que pueden significar lo que realmente ocurre en el PRI, sobre todo hablando de futuro estrictamente electoral.
La entrada de desdoblar en el María Moliner indica: Extender o poner recta una cosa que está doblada. Convertir una cosa en dos o más iguales.
¿Significa, entonces, que el PRI está doblado, o requiere, por algo que hizo o dejó de hacer, ponerse recto?
Los responsables de los desaguisados de los políticos de amplias aspiraciones y altos vuelos son los asesores, incapaces de conversar con ellos y advertirles del uso equívoco del lenguaje en el ámbito político.
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