* Lo cierto es que para ellos esa tonta idea de patria es obsoleta, y el sentimiento de pertenencia es absurdo. El dinero, como su corazón, estará donde la legislación les garantice preeminencia
Gregorio Ortega Molina
En cuanto el dinero entra en juego toda lógica se pervierte, el sentido común desaparece y la idiosincrasia transita en contrasentido. Deja de haber razones del corazón desconocidas para la razón.
Lo cierto es que a los dueños del capital les cae, como anillo al dedo, una paráfrasis del título de la novela de Susanna Tamaro, Donde el corazón te lleve. Ellos sólo van allí donde hay seguridad garantizada para su fortuna, y mejor si pueden eludir tasas impositivas.
¿Qué se requiere para que los barones del dinero tengan confianza en los gobiernos de las naciones donde cultivan sus fortunas y las multiplican sin cesar? ¿Que los gobernantes se auto nulifiquen, que se cree una legislación adecuada para protegerlos sólo a ellos?
En México, por lo pronto, se dio un corrimiento en los factores de poder, con la peregrina idea de que así se protegería lo que quedó del proyecto de nación, y se abriría la posibilidad de refundar el ahorro interno. Pero no ha sido así. ¿Por qué? Todo se les ha concedido, y…
Por nota de Roberto Gonzáles Amador, de La Jornada, nos enteramos de que “los recursos transferidos por mexicanos a cuentas bancarias en el extranjero desde el inicio de la actual administración federal y hasta marzo pasado, superaron el saldo de la deuda externa del sector público. Sólo fueron menores que las remesas de trabajadores connacionales enviadas de Estados Unidos en el mismo periodo; de acuerdo a información del Banco de México, entre enero de 2013 y marzo pasados, las transferencias de mexicanos a cuentas bancarias en el extranjero representaron salida de recursos por 101 mil 992.2 millones de dólares.
“En términos comparativos, la transferencia a cuentas en el exterior -que ha ido en aumento en la medida en que más compañías nacionales realizan actividades fuera de la frontera- supera en 18.5 por ciento el saldo de la deuda externa del gobierno federal la cual, al cierre del primer trimestre, se ubicó en 85 mil 342.9 millones de dólares, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”.
Me pregunto si esta transferencia de recursos se debe a la globalización, pero me intriga desconocer una razón lógica para hacerlo, puesto que nuestros gobiernos se han empeñado, desde siempre, por vender al país en el exterior como un lugar seguro y rentable para realizar inversiones, y los emprendedores y patriotas empresarios mexicanos prefieren invertir parte de las ganancias que hacen aquí, en otro país donde tienen el corazón.
Claro, para ellos es clave diversificar, por aquello de no te entumas y resulte que las consecuencias de la transformación de México, en efecto lo conviertan en un Estado fallido.
Creo que lo cierto es que para ellos esa tonta idea de patria es obsoleta, y el sentimiento de pertenencia es absurdo. El dinero, como su corazón, estará donde la legislación les garantice preeminencia.
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