* Los modelos a seguir no existen. Si los hay, son perniciosos. No hace mucho leí una encuesta sobre las aspiraciones de la niñez mexicana. Resultó que muchos quieren ser narcos, por el poder que les garantiza
Gregorio Ortega Molina
La organización de la sociedad es copia fiel y notariada de la gubernamental. En la cúspide, el Poder Ejecutivo. Hacia abajo, la estructura que parecía garantizarle su permanencia al mando. En la cúpula, las élites, sostenidas por la pelusa, incluida la informalidad y la delincuencia organizada.
El pegamento que garantiza la cohesión de ambas organizaciones es el mimetismo. De allí el gran éxito en la corrupción, que todo lo permea y que no necesariamente es pecuniaria, porque cuando no hay papel moneda que cambie de manos, lo que ocurre para que todo funcione es un intercambio de favores, sin importar su costo ni la erosión en los valores que fueron baluarte en la lucha por la Independencia y en el proyecto surgido de la Revolución. Hoy no queda nada.
No debe alarmarnos la información propalada, en la que nos avisan o notifican del informe de la Cámara Americana de Comercio; en él se indica que los grandes empresarios en México temen más a la corrupción que a la violencia. Para quienes lo investigaron, prepararon y redactaron, la principal amenaza para las empresas extranjeras en el país es la inseguridad jurídica en varias entidades federativas.
La percepción dejada a sus lectores, es que la situación se ha vuelto tan difícil en algunas entidades, que muchas empresas trasladan, ya, sus oficinas hacia lugares más seguros.
Puntualizan sus redactores: “La falta de un Estado de derecho sólido es un desincentivo para la inversión y la generación de empleos formales. La corrupción genera incertidumbre sobre las reglas del juego, y esto afecta negativamente a todas las empresas; este factor de inseguridad ha aumentado con respecto a los últimos años. El informe presentado recoge las opiniones de 340 directores generales, de los cuales un 60% representan a firmas extranjeras”.
Si consideran aceptable la premisa con la que inicié el texto, lo que se requiere para acotar la corrupción y disminuir el costo que todos pagamos por sus estragos, resulta claro que es urgente modificar el sistema o modelo político, urge sustituir el presidencialismo mexicano por una estructura gubernamental que garantice el Estado de Derecho, y también modifique los comportamientos en la sociedad, sobre todo aquellos que se mimetizan con el proceder del Presidente de la República en funciones, para adquirir, al menos, un “depa” en Miami.
Los modelos a seguir no existen. Si los hay, son perniciosos. No hace mucho leí una encuesta sobre las aspiraciones de la niñez mexicana. Resultó que muchos quieren ser narcos, por el poder que les garantiza.
En mi adolescencia había una broma estúpida, pero que refleja la manera de pensar que facilita la corrupción: “Mira qué buena vieja trae ese pendejo; qué coche, cómo viste…; párale, porque cuando sea grande voy a querer convertirme en pendejo”.
PUES SI, ASI ES, EL MIMETISMO…SOBRE TODO CUANDO LE PONEN EL EJEMPLO AL RESTO DE SERVIDORES PUBLICOS DE QUE CUANDO MENOS UNA CASA QUE -REPRESENTA TODO UN CONFLICTO DE INTERES, POR DECIR LO MENOS PORQUE SI DICE UNO LO DE MAS HABRIA QUE VER LOS MILES DE MILLONES CON LOS QUE BENEFICIO A LA EMPRESA QUE LE DIO EL CREDITO CUANDO EPN FUE GOBERNADOR EN EL ESTADO DE MEXICO- ES LO QUE PUEDEN “AGARRAR” …..LA EXONERACION A MODO, ENTIENDASE, LA IMPUNIDAD ES EL OTRO ELEMENTO DE LA AMALGAMA PARA QUE MIMETIZARSE CON LA CERTEZA DE QUE NO SUCEDERA NADA Y LAS RATAS, PUBLICAS COMO CIUDADANAS, PUEDEN QUEDAR SIN SANCION ALGUNA! EXCELENTE SU COMENTARIO GOM!