* Resulta que Andrés Manuel López Obrador tiene, otra vez, razón: los cien millones de pesos del cártel de Andy por supuesto tráfico de influencias, son nada ante los 40 cadáveres de Francisco Garduño
Gregorio Ortega Molina
Resultó ser verdad: fue y es un peligro para México. Así lo pagaremos. Pero dejémonos de gazmoñerías, otros personajes hicieron escuela, como el tal Antonio Ramírez Villanueva, Layín, quien sin el menor recato terminó por aceptar que robó, “pero poquito”.
Hoy sostiene nuestro impoluto presidente de la República que cien millones de pesos son nada, en referencia al cártel de Andy, dedicado al tráfico de influencias. Antes, para no olvidar al general cinco estrellas y su familia, Luis Cresencio Sandoval, con énfasis declaró que pueden viajar como les dé la gana. Es cierto, total es el pueblo de México el que invita. En eso somos espléndidos y no nos quejamos, dejamos que se sirvan con la cuchara grande del cajón de los recursos fiscales y ahora, como todos lo suponen, de ese dinero negro que circula gracias al fentanilo.
El presidente de México se niega a él mismo: hace exactamente lo que prometió combatir. Establece complicidades y, por encima de todo, garantiza impunidad a los cercanos, y también a los que no lo están tanto. ¿Qué pasa y pasó por la cabeza de Ignacio Ovalle? ¿Qué esconde su impasible rostro? ¿A qué cómplices políticos del Poder Ejecutivo fueron a parar los miles de millones de pesos en alimentos? ¿Venezuela, Cuba, Nicaragua? Eso ocurrió mientras se dejaron de surtir los medicamentos y murieron niños de cáncer.
Lo terrible es que, además de cerrar los ojos a las pillerías, se niega a ver la realidad en la consecuencia de sus decisiones, de sus dichos, pues por ellos mueren propios y extraños. Los que desaparecen en las fosas clandestinas o son mutilados para el tráfico de órganos, se amontonan, aunque su borrado resulte menos visible que los muertos gracias al dejar hacer, dejar pasar, de Francisco Garduño, Comisionado del INM.
Este señor Garduño nos resultó el epítome de ese pensamiento de Benito Juárez: “A los enemigos, justicia, a los amigos justicia y gracia”. Con la responsabilidad política y legal de 40 muertes a cuestas, no pisará la cárcel y continuará durmiendo tranquilo en su propia cama, pues aparentemente estaba a mil 800 kilómetros de distancia, y él sólo siguió instrucciones.
Resulta que Andrés Manuel López Obrador tiene, otra vez, razón: los cien millones de pesos del cártel de Andy por supuesto tráfico de influencias, son nada ante los 40 cadáveres de Francisco Garduño.
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