* 53 por ciento de los votos exigieron el cambio. La mayoría simple en el Congreso de la Unión, también; las necesidades de justicia y la urgencia de acabar con las balas y la corrupción, así lo reclaman, pero ¡cuidado! El embeleso por el éxito puede cegar. Estamos ciertos de que las reformas no se dan por ensalmo, no ocurren milagros en política
Gregorio Ortega Molina
La casi simultaneidad de dos sucesos ocurridos -con 8 días de diferencia- en sus antípodas, me conducen a una reflexión sobre nuestro futuro como nación a alcanzarse durante el próximo gobierno. Me refiero a la reforma del Estado.
12 niños del equipo de fútbol infantil, desaparecidos en la cueva de Tham Luang en la provincia norteña de Chiang Rai el 23 de junio, fueron hallados el lunes por buceadores británicos en una zona parcialmente inundada. Permanecían vivos con su entrenador, lo que alentó que se iniciara una operación de rescate multinacional.
El equipo para rescatarlos estuvo formado por 5 buzos tailandeses y 13 extranjeros. Sacaron a los adolescentes en parejas y de forma escalonada; tomó seis días sacar a todo el grupo. En la mañana del domingo 8 de julio, hora local tailandesa, las autoridades habían instado a los medios de comunicación y a todo aquel que no formara parte de los operativos de rescate que evacuara la zona.
Acá, de manera similar a como el agua de las intensas lluvias encerró a los niños en las cuevas, el tsunami electoral del 1° de julio debe estar destinado a impedir el resurgimiento del viejo régimen y modelo político, y sepultarlos en una profunda reforma del Estado, porque México no puede continuar como el país de un solo hombre, y porque los estragos sociales internos causados por los efectos de la globalización, la Iniciativa Mérida y el TLC tardarán en restañarse, porque el tejido legal e ideológico que dio carta de identidad nacional y convalidó la idea de patria a los mexicanos, al menos desde la promulgación de la Constitución del 17, necesita reconstruirse por sus pasos contados, en un movimiento continuo de regeneración nacional, que no puede frenarse por consideraciones históricas ni por acuerdos políticos.
Así como las autoridades tailandesas se empeñaron en encontrar a los mejores buzos para sacar a los niños y su entrenador de manera escalonada y uno por uno, AMLO conforma a su equipo de gobierno con las que él considera las mejores opciones para insertarnos, a todos los mexicanos, en un movimiento de regeneración que modifique nuestra actitud personal y la relación que precariamente se sostiene entre gobierno y gobernados.
53 por ciento de los votos exigieron el cambio. La mayoría simple en el Congreso de la Unión, también; las necesidades de justicia y la urgencia de acabar con las balas y la corrupción, así lo reclaman, pero ¡cuidado! El embeleso por el éxito puede cegar. Estamos ciertos de que las reformas no se dan por ensalmo, no ocurren milagros en política, pero es necesario iniciarlas.
“La sociedad se ha convertido principalmente en un circo en el que las personas tratan de ganar y mantener poder político mediante consignas y estrategias de imagen pública”, nos avisa Rob Riemen.
Escuchemos, porque el movimiento se demuestra andando.
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