* Pueblo que no entiende lo que lee, sólo escucha lo que le dicen y le imponen como verdad absoluta desde el poder
Gregorio Ortega Molina
Las diferencias son desproporcionadas, pero muestran, de manera irrevocable, el resultado de los trabajos de los gobiernos de la Revolución. Veamos.
El número de habitantes a alfabetizar durante la gestión de José Vasconcelos y sus brigadas magisteriales, dista mucho del número de analfabetos y la tarea de la Educación para Adultos, sin contar la matrícula de enseñanza primaria y secundaria.
El esfuerzo del entonces secretario de Educación Pública tuvo objetivos claros, perdidos en cuanto dejó sus tareas al aspirar a la presidencia de la República. Los mexicanos de educación básica y media debían comprender sus lecturas. De ahí el gran esfuerzo editorial: Lecturas Clásicas para niños, los libros verdes (hoy tan codiciados por los bibliófilos), la construcción de planteles escolares, el muralismo en las instalaciones de la SEP y el trabajo incesante de sus brigadas. Pueblo que no entiende lo que lee, sólo escucha lo que le dicen y le imponen como verdad absoluta desde el poder.
Hubo destellos. El impulsado por Jaime Torres Bodet y capitaneado por Martín Luis Guzmán, fue el último gran aliento de vida a la educación y la cultura en México.
Después han ido y venido las reformas educativas. La que abrió la puerta al despeñadero fue la impulsada por Ernesto Zedillo y los neo historiadores, obsesionados con la desacralización de los mitos que contribuyeron a crear la historia patria, y fueron sólido argumento para fomentar el concepto de nación y la idea de lo mexicano. ¿Alguien recuerda cuántos millones de ejemplares se fueron al kilo? Habrá que releer a Josefina Zoraida Vázquez para comprender el nefasto empeño por destruir la cultura nacional y el proyecto de nación.
El ominoso aviso de lo que se nos viene como futuro casi inmediato, da para pensar en la posibilidad de recluirse en un centro de salud mental, o de plano darse un tiro, porque resultaría más barato y menos destructivo el ver cómo desaparecen lo que fue México.
En nota informativa de Milenio del 17 de agosto último, leemos: “Cifras de la SEP muestran que del ciclo escolar 2019.2020 al 2021-2022, salieron de la educación privada 777 mil 89 alumnos, es decir el 15.5 por ciento del total. Esto ocasionó el cierre de un mil 998 escuelas y despido de 34 mil 245 maestros”.
Y ahora les da por desaparecer los grados escolares, las materias neoliberales y, con ello, la comprensión de lectura. Olvidaron pronto lo que es una verdad de a kilo y está en letra de molde en Los intelectuales y el poder: “El magisterio es, fundamentalmente, una actitud moral… Si la disciplina moral, inseparable de las humanidades, hubiera perdurado en la enseñanza mexicana, el derecho al trabajo y la democracia habrían fundado un Estado afín a las mejores tradiciones de la cultura universal en el país”. Es para el infarto.
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