* Es momento de que el señor Zepeda Patterson se pregunte lo que sus lectores queremos saber: ¿hay algo distinto entre la actitud del poder de ayer con la de hoy? ¿Son distintos objetivos? No lo creo, como puede constatarse en la lapidaria frase de AMLO: lo de Lozoya es corrupción, lo de Pío es cooperación. Recuerdo la manera en que los motociclistas de tránsito solicitaban su coima: todo puede arreglarse con una cooperación.
Gregorio Ortega Molina
Quizá lo más difícil para un escritor de éxito es resistir a la perfidia del halago, sobre todo si éste viene del poder político. Quienes mandan son especialistas en la seducción; cuando el objeto de su asedio no se entrega, existen otras acciones que muy bien podemos recordar con la lectura de El recurso del método, de Alejo Carpentier.
La fama del escritor lo envanece, lo mismo que el poder a quienes lo ejercen. Ambos olvidan sus primeros pasos en el mundillo del éxito efímero y las primeras planas. Los lectores ven con desgano las obras subsecuentes, dejan de adquirirlas, prefieren no leerlas, desean conservar el recuerdo de lo que fue una promesa.
Cuando los hombres de letras se comprometen con el poder se obnubilan, olvidan que lo que fue será. A fin de cuentas, el autor Zepeda Patterson adquiere la textura humana de dos de sus personajes: es Tomás y Mario al mismo tiempo. Queda convertido en un híbrido. Sólo escucha la voz de arriba, deja de tener iguales, es diferente, especial, por algo lo buscan.
Se convence de que todo cambió, y olvida para siempre el diálogo entre Amelia y el senador Carmona:
-Justo de eso quería hablarle senador. Cada vez estoy más preocupada por Salazar. Quiere aprovechar su mayoría en el Congreso y el miedo que la inseguridad provoca en la gente para sentar las bases de un gobierno autoritario. Sé que hay un grupo de asesores en Gobernación preparando leyes para otorgar más facultades a la presidencia y reducir el peso de las instituciones, medios de comunicación y sociedad civil. Si lo logran vamos a retroceder treinta años, ¿no lo cree, don Ramiro?
-El país ya no soportaría los caudillismos de antes, Amelia. Aunque tiene razón, Salazar es un führer en potencia; como López Obrador, también él está viviendo para sí mismo el 2018. Y eso sí que sería una calamidad.
El diálogo anterior nos remite al fracaso del regreso del PRI entre 2012 y 2018, pero es momento de que el señor Zepeda Patterson se pregunte lo que sus lectores queremos saber: ¿hay algo distinto entre la actitud del poder de ayer con la de hoy? ¿Son distintos objetivos? No lo creo, como puede constatarse en la lapidaria frase de AMLO: lo de Lozoya es corrupción, lo de Pío es cooperación. Recuerdo la manera en que los motociclistas de tránsito solicitaban su coima: todo puede arreglarse con una cooperación. Así es.
Tarde caigo en la cuenta de que abrir la compra de medicamentos para los servicios de salud al exterior, es ensanchar nuestra participación en el libre mercado y en la globalización. Lo de la preocupación por la soberanía es hoy una farsa, como lo ha sido desde el gobierno iniciado por Miguel de la Madrid y gerenciado por Carlos Salinas de Gortari.
Somos víctimas de engaño. Percibieron que era urgente y necesario empezar a rebasar por la izquierda para mantener un proyecto económico que nos trasciende, que no fue perfilado ni determinado aquí, sino en los lugares donde las máquinas de contar billetes deciden lo que ha de hacerse, a west point.
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