* Al abrir las fosas clandestinas se inicia el otro calvario. Certificar, por ADN, que lo allí encontrado es lo tuyo, o fue lo que conociste. Es lo que queda de lo que amaste, diste a luz, abrazaste, regañaste, era tu esperanza de trascenderte más allá de tu pequeñez. Pero nunca sabrás qué ocurrió para que terminara ahí
A María Guadalupe Fernández Martínez,
quien compartió su dolor
Gregorio Ortega Molina
Hay una derivación del concepto de angustia desarrollado exclusivamente en México. Lo afirmo así, porque no tengo noticia de la existencia de características idénticas a las que dieron su nacimiento en esta nación.
Es grave porque quiebra la alteridad, y a los que sobreviven encamados con la angustia les queda como cobija un inmenso vacío. Lo que fue se perdió en las fosas clandestinas, en esos entierros usados para esconder fechorías e insatisfacciones. Desaparecer conceptualmente va más allá de la muerte, porque no queda ninguna certeza de que el que se fue, efectivamente dejó de estar.
¿Por qué en las culturas que nos precedieron se ocuparon de la memoria de sus muertos, les pusieron altares en sus casas, los consideraron sus referentes? El egoísmo también se distorsiona y manifiesta de manera impredecible, como esa terquedad de conservar con nosotros a nuestros enfermos ya señalados por la muerte, preocupándonos más por nuestro dolor anticipado por su ausencia, que por la tortura física que los deforma y tortura. En el colmo de la angustia, nos negamos a aprender cómo despedirlos.
Tal como nos aferramos a nuestros seres amados, imaginemos el mazazo de la desaparición, de la ausencia inexplicada e inexplicable, puesto que el silencio de la autoridad los hace aparecer más como cómplices que como garantes de nuestra seguridad y bienestar.
Por lo pronto el número de desaparecidos es incierto, porque hay ausencias que nunca se denuncian, o porque muchos de los familiares suponen que se fueron a buscar mejores oportunidades a Estados Unidos, y dejaron de comunicarse porque están más cerca del fracaso y la vergüenza, que del deseo de regresar.
Las fosas clandestinas son una pesadilla, el referente del horror, el Estigia transformado en un agujero negro sin fin y sin principio, porque descubrirlas y destaparlas sólo a unos cuantos reconcilia, a los más desespera, puesto que sus referentes de alteridad no aparecen ni aparecerán. El silencio cubre esta distorsión de la angustia.
Al abrirlas se inicia el otro calvario. Certificar, por ADN, que lo allí encontrado es lo tuyo, o fue lo que conociste. Es lo que queda de lo que amaste, diste a luz, abrazaste, regañaste, era tu esperanza de trascenderte más allá de tu pequeñez. Pero nunca sabrás qué ocurrió para que terminara ahí.
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Comparto con ustedes la carta que María Guadalupe Fernández Martínez escribió en 2012 a su hijo desaparecido.
Carta a mi hijo José Antonio
Posted: 28 Jun 2012 11:10 PM PDT
Desaparecido en Monclova Coahuila el 25 de enero de 2009
México D.F., 29 de junio de 2012.- Hoy hace 36 años Dios nos envió un regalo maravilloso para dar luz y alegría a nuestra familia, tú, hijo mío. 32 años gozamos, disfrutamos y agradecimos a él tu presencia.
De pronto la fatalidad inundó de dolor y desesperación nuestra existencia, al saber que el 25 de enero de 2009 habían secuestrado a nuestro hijo José Antonio Robledo Fernández al estar laborando como ingeniero civil en ICA Flour Daniels en el “Proyecto Fénix” para altos Hornos de México S.A.
A 3 años y 5 meses de distancia sigues desaparecido, es el cuarto cumpleaños sin ti, nuestra familia rota, inmersa en un mar de preguntas sin respuestas, ¿por qué tú? ¿Para qué?
Las autoridades procuradoras de justicia del estado de Coahuila, así como las estatales y locales de PGR-Coahuila, han sido señaladas como coludidas con la delincuencia organizada, las mismas a las que acudimos para aportar datos, información confidencial para tu pronta búsqueda y localización, aunque ya intuíamos la aquiescencia por su ineficacia y falta de trabajo, nos cuesta creer la irresponsabilidad e impunidad de dichas autoridades. Al igual que los directivos de la ICA Flour Daniels quienes se deslindaron de tu secuestro al día siguiente, cuando ellos te habían llevado a trabajar a esa zona peligrosa, ahora lo sabemos.
A pesar del tiempo tu ausencia es cada día más dolorosa, las investigaciones sólo en el ámbito federal se llevan a cabo con lentitud, no con la rapidez que desearíamos, desde hace 1 año hay 5 personas en la cárcel con un proceso penal, entre ellas 2 ex compañeros de trabajo de ICA Flour Monclova, prófugos hay muchos. Todavía tus padres estamos de pie, hemos caído infinidad de veces, pero no nos destruyeron, atentos a los procesos al 100%. Como tú, Toño, hay miles de desaparecidos, personas de bien, trabajadoras, las autoridades han sido rebasadas.
Pedimos a Dios nos mande “Luz” para encontrarte, al gobierno de México justicia y a las personas que cometieron esta atrocidad que no vuelvan a tener paz y tranquilidad en su corazón hasta que no paguen lo que te hicieron.
Donde quiera que te encuentres recuerda que lo que más deseo en la vida es poderte abrazar y darte un beso hijo querido.
Ma. Guadalupe Fernández Martínez
Ni un muerto más, ni un desaparecido más, ni una familia rota jamás
Difunde por la Paz
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