* Ahora se empeñan en que les creamos el cuento de las encuestas para decidir la candidatura de Morena en la sucesión presidencial, y todos los que tienen dos dedos de frente saben, a ciencia y paciencia, que la consulta a la opinión de los participantes de esa encuesta, está decidida desde el momento en que Andrés Manuel López Obrador dictó las reglas de su juego
Gregorio Ortega Molina
El gobierno de la 4T es de carpa. Lo mismo Palillo que Polo Polo o Medel o Cantinflas ocupan el escenario nacional, y juntos o por separado presentan al México bueno y sabio, malabares, juegos de manos tan fallidos como los de Beto el boticario, ese mago que desternillaba de risa a su audiencia.
Lo terrible es que lo que sucede en la carpa del escenario político no es de risa, y lo que en ella ejecutan, hace decenios, trae graves consecuencias. No desean aceptar que el verdadero problema es el modelo político, y a él se aferran como si en ello les fuera la vida, lo que es cierto, porque proceden como filibusteros.
Una vez cancelado el Maximato, nos fuimos con la finta del civilismo, del gobierno de partidos (en realidad de partido único), de las tímidas reformas en el Legislativo, de la profunda transformación del Judicial, mientras sobre esos dos poderes se erigió el Ejecutivo como árbitro único e inapelable. Para pretender evitar la erosión y el desgaste, recurrieron a la pantomima de la alternancia, y los partidos (PRI y PAN) se fusionaron en un ente que anticipaba el mundo de la inclusión y los amigues: el PRIAN.
Dieron un salto cuantitativo en materia de lenguaje, inclusión e identidad. De PRIAN se convirtieron en PRIMOR. Procedieron creyéndose sus embustes, y así se dijeron que las consultas populares solucionarían los problemas de aceptación y credibilidad del morenismo, de la 4T, de una purga moral que resultó en más y más obvia corrupción. Todo diseñado sobre el escritorio o, en su caso sobre las rodillas o espaldas de alguien.
La consulta sobre el destino y obra de los aeropuertos estuvo guiada por el capricho del señor del gran poder, en las que el porcentaje de los participantes impedía cualquier vinculación legal y constitucional.
Ahora se empeñan en que les creamos el cuento de las encuestas para decidir la candidatura de Morena en la sucesión presidencial, y todos los que tienen dos dedos de frente saben, a ciencia y paciencia, que la consulta a la opinión de los participantes de esa encuesta, está decidida desde el momento en que Andrés Manuel López Obrador dictó las reglas de su juego.
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@OrtegaGregorio