* Son prestidigitadores tan diestros como Beto El Boticario, y crean un falso estímulo visual con el ficticio adiós de Gerardo Fernández Noroña, para que seamos incapaces de ver el daño que causa al prestigio de México, de la República, la incursión del doctor López Gatell en la OMS. Estamos ante el verdadero tamaño de la estatura ética, política, legal de este gobierno que deseó transformar a México, y sólo lo pudrió
Gregorio Ortega Molina
Queda la descorazonadora sensación de que la doctora Sheinbaum Pardo está fuera de sus cabales, sobre todo cuando sin morderse la lengua asume la responsabilidad del premio a Hugo López Gatell, quien se refugia en la OMS.
Tengo la certeza de que la primera mandataria conoce las estadísticas laborales de su protegido, sabe al dedillo de sus rodeos y mentiras, y conoce de los sucesos reales que le dan el sobrenombre de Doctor Muerte. No son habladurías, sólo se convierten en actas de defunción.
Y, obvio, también conoce del prestigio internacional de Hugo López Gatell en el ámbito médico, sólo habrá que estar atento al fruncimiento de los rostros cuando lo reciban en ese organismo internacional. Pero se le premia que fue pieza clave en la elaboración de esa pasmosa mentira que ya nadie traga, y sin embargo repiten sin cesar el cuento de un sistema de salud único en el mundo, tan excepcional como la democracia que hoy nos cobija.
Dejémonos de sandeces. Muy atrás quedó el ensueño de una Dinamarca hoy sobrepasada por el Nirvana de la mejor democracia del mundo, del respeto absoluto a los derechos constitucionales y a la ley, a pesar de las fosas clandestinas, los desaparecidos y la legislación que construyen para equipararse a Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Hugo López Gatell se convierte en el emblema señero de lo que espera en el 2° piso a los que cumplen con una absoluta lealtad, incluso por encima de los prestigios personales, del futuro de sus familias y del destruido proyecto de nación.
Lo terrible es que no se trata de inteligencia y sagacidad por parte de los que gobiernan, sino de una obcecada dejadez y pasmo de los que nos encontramos enfrente, observando con detenimiento y mansedumbre el cómo destruyen prestigios y desestructuran las instituciones que sí aspiraron a la democracia.
Son prestidigitadores tan diestros como Beto El Boticario, y crean un falso estímulo visual con el ficticio adiós de Gerardo Fernández Noroña, para que seamos incapaces de ver el daño que causa al prestigio de México, de la República, la incursión del doctor López Gatell en la OMS.
Estamos ante el verdadero tamaño de la estatura ética, política, legal de este gobierno que deseó transformar a México, y sólo lo pudrió.
¡Ay Adán Augusto López!
Una breve reflexión sobre su comportamiento. Se pone a las órdenes de la autoridad para que lo investiguen, pero no se despoja del FUERO. Así son.
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