* ¿Son, o no, útiles los mitos fundacionales? ¿Qué imbuyen en la formación de los niños, en sus mentes, historias y figuras como las de los conocidos niños héroes, El Pípila, Rodolfo Fierro, Francisco Villa? ¿Era necesario descubrir las verdaderas personalidades de Hidalgo y Morelos, divulgando sus debilidades por las mujeres? ¿Y lo que hizo, o dejó de hacer en México Carlota, la esposa de Maximiliano? ¿Y la concupiscencia de Benito Juárez por el poder?
Gregorio Ortega Molina
Determinar qué se hace o deja de hacerse en materia educativa, ha sido una facultad del Poder Ejecutivo. No siempre ha tenido éxito. Recupero de las efemérides periodísticas el caso previo al que hoy ocupa las mentes de padres y maestros.
“Se lanzó una convocatoria en 1992, pero el jurado declaró desierto el veredicto sobre las propuestas. Para el libro de historia se encargó a dos reconocidos historiadores (Enrique Florescano y Héctor Aguilar Camín) que integraran un grupo para la elaboración de manuales correspondientes a los grados cuarto, quinto y sexto de primaria, con la indicación de concentrar su contenido en historia nacional. El resultado del trabajo fue entregado en agosto de 1992 y aunque fue saludado con beneplácito por el presidente, el secretario de Educación y la lideresa del SNTE, al darse a conocer al público se desencadenó una fuerte polémica.
“De esa edición algunos condenaban la desaparición de figuras de la historia patria (el Pípila y los niños héroes, entre otros), la reivindicación de Porfirio Díaz en los procesos de modernización e industrialización en el siglo XIX, así como la favorable ponderación del “liberalismo social” que esgrimía el presidente de la República. En esa época se enfrentaban dos fracciones en el PRI: los políticos y los tecnócratas. Los primeros se sumaron a la corriente crítica, aunque probablemente el factor que determinó la cancelación de esos textos fue la opinión crítica del SNTE presentada en el ámbito legislativo.
“Luego de un periodo de encendido debate, se tomó la decisión de retirar los libros de texto producidos, publicados por la editorial Santillana, y abrir nuevos concursos para los grados de historia. De nueva cuenta, se declararon desiertos. Para suplir su ausencia se distribuyeron las Lecciones de Historia (elaboradas por la SEP) en calidad de textos emergentes”.
¿Son, o no, útiles los mitos fundacionales? ¿Qué imbuyen en la formación de los niños, en sus mentes, historias y figuras como las de los conocidos niños héroes, El Pípila, Rodolfo Fierro, Francisco Villa? ¿Era necesario descubrir las verdaderas personalidades de Hidalgo y Morelos, divulgando sus debilidades por las mujeres? ¿Y lo que hizo, o dejó de hacer en México Carlota, la esposa de Maximiliano? ¿Y la concupiscencia de Benito Juárez por el poder?
Hoy nadie cuestiona esa romántica idea de Rómulo y Remo alimentados por la loba. Fundaron Roma y la sublimación de su manera de sobrevivir fue un motor cohesionador en la historia del Imperio. Aquí nadie debería poner en entredicho la pedrada a Moctezuma, la quema de pies a Cuauhtémoc, ni otros mitos fundacionales que dan fortaleza a nuestra idea de patria.
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