* Un proceso de control del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes, y, además, en ensayo y error el camino de desarticulación del sistema de partidos y del organismo electoral, con la idea de importar un peronismo fuera de tiempo y uso, pero tropicalizado
Gregorio Ortega Molina
La culpa no es exclusivamente de políticos, gobernantes y empresarios, la sociedad entera (lo mismo el pueblo bueno y sabio que las clases medias y obreros que ya no se tragan el cuento) es corresponsable de lo que sucede en México, porque no ha aprendido a exigir rendición de cuentas, ni ha encontrado la manera de, al menos, ponerlos de patitas en la calle, ya que no puede encerrarlos en una mazmorra.
Valiente sanción a Emilito Lozoya Austin, detenido, en proceso de extradición y, además, sospechoso y no encontrado culpable de tanta corrupción, pero como premio para esta tonta sociedad, ya lo inhabilitaron por 10 años como funcionario público. ¡Vaya castigo! Es sólo dar la vuelta a la impunidad. Estaba de vacaciones, con su lanita asegurada.
Así es que no podemos lamentarnos y mucho menos quejarnos. Es necesario establecer método, día y hora para la rendición de cuentas, con absoluta transparencia, y hay que empezar a exigirlo ya, porque viven y cobran del dinero con el que contribuimos al monto de los recursos fiscales. Realmente más que nuestros representantes, debemos verlos como a nuestros empleados, y supervisarlos de esa manera.
¿Aprenderemos a ponerlos en su lugar? No son los que mandan, el mandato constitucional emana del voto, de la confianza de los ciudadanos en ellos, pero traicionan, una y otra vez, ese depósito de fe y esperanza en que habrían de gobernar.
Félix Reátegui Carrillo, en otro de los ensayos del libro mencionado antier, indica: “Una transición constituye un momento parcial y discreto en la transformación política de una sociedad. Ella se refiere al conjunto de diálogos, arreglos y compromisos por medio de los cuales un conjunto de agentes que ejercen el poder de manera autoritaria acepta abandonarlo y dar campo libre a la instauración de un poder legítimo y a la restauración de las reglas del juego básicas de la democracia: alternancia en el gobierno, división efectiva de poderes, respeto a los derechos fundamentales y vigencia de las garantías constitucionales…”.
¿Dónde estamos parados? En un proceso de ilegalidad, que atenta contra organismos o instituciones autónomas, como ocurre con la CNDH, en la que sentaron, de manera no ortodoxa y no autorizada por la norma, a Rosario Piedra Ibarra, hija de una verdadera luchadora social. Empañaron su legado.
Un proceso de control del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes, y, además, ensayo y error del camino de desarticulación del sistema de partidos y del organismo electoral, con la idea de importar un peronismo fuera de tiempo y uso, pero tropicalizado, para que el “justicialismo a la mexicana” sea aceptado y patrocinado por el México bueno y sabio.
Apuntan: “… la democracia, en cuanto instauración de un solo juego posible, implica una transformación en el plano de las representaciones sociales o, dicho en términos más generales, de la cultura”. Y sí, a buen entendedor pocas palabras, por eso es necesario desestructurar a la UNAM y al INE, y en eso se empeñan.
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@OrtegaGregorio